10 diciembre, 2011

El Despertar Político Global y el Nuevo Orden Mundial

La Revolución Tecnológica y el Futuro de la Libertad
Primera Parte


Por Andrew Gavin Marshall

Existe un desarrollo nuevo y único en la historia de la humanidad que está teniendo lugar en todo el mundo; no tiene precedentes en alcance y volumen, y también es la mayor amenaza para todas las estructuras de poder global: el "despertar político global". El término fue acuñado por Zbigniew Brzezinski, y se refiere al hecho de que, como señaló Brzezinski:



Por primera vez en la historia de casi toda la humanidad está políticamente activa, políticamente consciente y políticamente interactiva. El activismo global está generando un aumento en la búsqueda de respeto cultural y oportunidades económicas en un mundo marcado por los recuerdos de la dominación colonial o imperial. [1]
Es, en esencia, este masivo "despertar político global" , presenta los más serios y mayores desafíos para los poderes organizados de la globalización y la economía política global: Estados-Nacionales, corporaciones y bancos multinacionales, bancos centrales, organizaciones internacionales, militares, de inteligencia, medios de comunicación e instituciones académicas. La clase capitalista transnacional (CCT), o ' Superclase ' como la describe David Rothkopf, se ha globalizado como nunca antes. Por primera vez en la historia, tenemos una élite verdaderamente global y fuertemente cohesionada. Como las elites han globalizado su poder, tratando de construir un "nuevo orden mundial" de gobernanza global y en última instancia, de gobierno global, han globalizado simultáneamente a las poblaciones.

La 'Revolución Tecnológica' (o ‘revolución tecnotrónica’, como la denominó Brzezinski en 1970) consta de dos grandes acontecimientos geopolíticos. El primero es que a medida que avanza la tecnología, los sistemas de comunicación de masas progresan rápidamente, y la gente del mundo es capaz de participar de la comunicación instantánea entre sí y acceder a información de todo el mundo. En ello, se encuentra el potencial - y en última instancia, una fuente central - de un masivo despertar político global. Al mismo tiempo, la revolución tecnológica ha permitido a las élites redirigir y controlar la sociedad en formas nunca antes imaginadas, culminando finalmente en una dictadura científica global, de la que muchos han advertido desde las primeras décadas del siglo XX. El potencial para el control de las masas nunca ha sido tan grande, mientras la ciencia libera el poder de la genética, la biometría, la vigilancia, y nuevas formas de eugenesia moderna, aplicadas por una élite científica equipada con sistemas de control psicosocial (el uso de la psicología en el control de las masas).

¿Qué es el "Despertar Político Global"?

Para responder a esta pregunta, es mejor dejar que Zbigniew Brzezinski hable por sí mismo, puesto que es su terminología. En 2009, Zbigniew Brzezinski publicó un artículo basado en un discurso pronunciado ante el Chatham House ubicado en Londres, en su revista académica, International Affairs. Chatham House, anteriormente el Instituto Real de Relaciones Internacionales, es el equivalente británico al Council on Foreign Relations estadounidense, los que fueron fundados en 1921 como "Institutos Hermanos" para coordinar la política exterior anglo-estadounidense. Su artículo, "Grandes retos de política exterior para el próximo Presidente estadounidense" analiza acertadamente los retos geopolíticos de la Administración Obama en la conducción del Estado hegemónico global en esta coyuntura crítica. Brzezinski se refiere al "despertar político global" como "un acontecimiento verdaderamente transformador de la escena mundial", ya que:
Por primera vez en la historia humana casi toda la humanidad está políticamente activa, políticamente consciente y políticamente interactiva. Quedan sólo unos cuantos focos de la humanidad en los rincones más remotos del mundo que no están políticamente alertas y comprometidos con la inestabilidad y agitación política, que está tan extendida en la actualidad por todo el mundo. El activismo político global resultante está generando un aumento en la búsqueda de dignidad personal, respeto cultural y oportunidades económicas en un mundo dolorosamente marcado por los recuerdos de largos siglos de dominación colonial o imperial extranjera. [2]
Brzezinski postula que el "despertar político global" es uno de los acontecimientos más dramáticos y significativos que hayan ocurrido alguna vez en la geopolítica, y "se manifiesta en formas radicalmente diferentes desde Irak a Indonesia, desde Bolivia hasta el Tíbet". Como explicara The Economist, "Aunque Estados Unidos se ha centrado en su noción de lo que la gente quiere (democracia y riqueza creada por el libre comercio y los mercados abiertos), Brzezinski apunta a una dirección diferente: se trata de dignidad". Además, sostiene Brzezinski, "El anhelo de dignidad humana en todo el mundo es el desafío fundamental inherente al fenómeno del despertar político global." [3]

En 2005, Brzezinski escribió un ensayo para The American Interest titulado "El Dilema del Último Soberano", en el que explica el panorama geopolítico en que se encuentran Estados Unidos y el mundo. Escribió que, "Para la mayoría de los estados, la soberanía ya no pasa de ser una ficción legal", y evalúa críticamente los objetivos de política exterior y la retórica de la Administración Bush. Brzezinski ha sido un ferviente crítico de la "guerra contra el terrorismo" y la retórica que le es inherente, a saber, la de la demonización del Islam y los musulmanes, que constituyen una de las poblaciones de más rápido crecimiento y la religión de más rápido crecimiento en el mundo. Brzezinski teme los efectos negativos aparejados que esto podría tener sobre la política exterior estadounidense y los objetivos y aspiraciones del poder mundial. Él escribió:
Estados Unidos necesita enfrentar de lleno una nueva realidad global de importancia central: que la población mundial está experimentando un despertar político sin precedentes en alcance e intensidad, por lo que la política del populismo está transformando la política del poder. La necesidad de responder a ese fenómeno masivo representa el dilema histórico del único soberano estadounidense: ¿Cuál debe ser la definición central del papel global de Estados Unidos? [4]
Brzezinski explica que la formulación de una política exterior basada desde un solo evento - los ataques terroristas del 11 de Septiembre - ha legitimado tanto medidas ilegales (torturas, suspensión del hábeas corpus, etc.), mientras ha puesto en marcha y pacificado a los ciudadanos con la aceptación de la "guerra global contra el terrorismo", una guerra sin fin. La retórica y las emociones fundamentales de esta política exterior global han creado una ola de patriotismo y sentimientos de redención y venganza. Por lo tanto, explica Brzezinski:
No ha sido necesario ser más precisos en cuanto a quiénes en realidad fueron los terroristas, de dónde venían, ni qué motivos históricos, pasiones religiosas o reivindicaciones políticas habían centrado su odio contra Estados Unidos. El terrorismo sustituye a las armas nucleares soviéticas como la principal amenaza, y los terroristas (potencialmente omnipresentes y, en general identificados como musulmanes), sustituyeron a los comunistas como la amenaza omnipresente. [5]
Brzezinski explica que esta política exterior, que ha empeorado el anti-americanismo en todo el mundo, sobretodo en el mundo musulmán,que fue la principal población objetivo de la retórica "terrorista", de hecho, ha encendido aún más el "despertar político global". Brzezinski escribe que:
[E]l principal desafío de nuestro tiempo no lo plantea el terrorismo global, sino más bien la intensificación de las turbulencias causadas por el fenómeno del despertar político global. Ese despertar es socialmente masivo y políticamente radicalizante. [6]
Este "despertar político global", escribe Brzezinski, en tanto que único en su envergadura global actual, se origina en las ideas y acciones de la Revolución Francesa, que fueron centrales en la "transformación de la política moderna a través del surgimiento de una conciencia nacional socialmente poderosa". Brzezinski explica la evolución del "despertar":
Durante los siguientes 216 años, el despertar político se ha extendido poco a poco pero inexorablemente como una mancha de tinta. Europa de 1848, y principalmente los movimientos nacionalistas de finales del siglo XIX y principios del XX, reflejaron la nueva política de pasiones populistas y compromiso de masa cada vez mayor. En algunos lugares esta combinación abrazó el maniqueísmo utópico a través del cual la Revolución Bolchevique de 1917, la asunción del poder Fascista en Italia en 1922, y la captura del Estado Alemán por los Nazis en 1933 fueron abrazados. El despertar político también llegó a China, lo que precipitó varias décadas de conflicto civil. Los sentimientos anti-coloniales galvanizaron la India, donde la táctica de la resistencia pacífica desarticuló exitosamente la dominación imperial, y después de la Segunda Guerra Mundial la agitación política anti-colonial en otros lugares restantes terminó con los imperios europeos. En el hemisferio occidental, México experimentó los primeros indicios de activismo populista ya en la década de 1860, llevando eventualmente a la Revolución Mexicana de principios del siglo XX [7].
En última instancia, lo que esto implica es que - independientemente de los resultados finales de los despertares pasados - lo que es fundamental en el concepto de "despertar político" es que la población - el pueblo - asume una conciencia política y social y, posteriormente, participa en política y acción social de masas destinada a generar un gran giro y cambio, o revolución, en los ámbitos político, social y económico. Entonces, no existe transformación social que presente un reto mayor o más directo a las estructuras de poder arraigadas y centralizadas - ya sean políticas, sociales o de carácter económico. Brzezinski pasa a explicar la evolución del "despertar político global" en los tiempos modernos:
No es exagerado afirmar que ya en el siglo XXI, la población de gran parte del mundo en desarrollo está políticamente agitada y en muchos lugares esperando por disturbios. Es una población muy consciente de la injusticia social en un grado sin precedentes, y a menudo resentida por su percepción de falta de dignidad política. El acceso casi universal a la radio, la televisión, y crecientemente, al Internet, está creando una comunidad de percepciones y envidias compartidas que puede ser galvanizada y encausada por las pasiones demagógicas políticas o religiosas. Estas energías trascienden las fronteras soberanas y representan un desafío tanto para los Estados existentes, así como para la jerarquía global existente, sobre la que Estados Unidos aún se posa. [8]
Brzezinski explica que varias áreas centrales del "despertar político global", como China, India, Egipto, Bolivia, los musulmanes en el Oriente Medio, el Norte de África, el sudeste Asiático y crecientemente en Europa, así como los pueblos indígenas de América Latina "están definiendo paulatinamente lo que ellos desean, en reacción a lo que perciben como el impacto hostil del mundo exterior sobre ellos. En diferentes formas y grados de intensidad no les gusta el status quo, y muchos de ellos son susceptibles de ser movilizados contra el poder exterior que ellos envidian y perciben como auto-interesadamente preocupado por el estatus quo". Brzezinski se extiende sobre el grupo específico más afectado por este despertar:
Los jóvenes del Tercer Mundo son especialmente inquietos y resentidos. La revolución demográfica que encarnan es también una bomba de tiempo político. Con la excepción de Europa, Japón y Estados Unidos, el bulto de rápida expansión demográfica bajo la barrera de los 25 años de edad está creando una enorme masa de jóvenes impacientes. Sus mentes han sido movidas por sonidos e imágenes que emanan desde lejos y que intensifican su descontento con lo que está a la mano. Su potencial vanguardia revolucionaria probablemente surgirá de entre las decenas de millones de estudiantes concentrados en la frecuencia intelectualmente dudosa de las instituciones educativas de "tercer nivel" de los países en vías de desarrollo. Dependiendo de la definición del nivel de formación universitaria, hay actualmente en todo el mundo entre 80 y 130 millones de estudiantes "universitarios". Por lo general procedentes de la inseguridad social de la clase media baja, e inflamados por un sentimiento de indignación social, estos millones de estudiantes revolucionarios-en-potencia, ya están semi-movilizados en grandes congregaciones, conectados por Internet, y pre-posicionados para una repetición en mayor escala de lo ocurrido años antes en la Ciudad de México o en la Plaza de Tiananmen. Su energía física y frustración emocional está a la espera de ser disparada por una causa, una fe, o un odio [9].
Lo que plantea Brzezinski para hacer frente a este nuevo "desafío" global al poder atrincherado, particularmente a los Estados-Nación que ya no bastan para atender a poblaciones cada vez menos flexibles y a demandas populistas, es que se requiere una "cooperación supranacional cada vez mayor, promovida activamente por Estados Unidos". En otras palabras, Brzezinski favorece el aumento de la expansión de la “internacionalización”, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta que sentó las bases intelectuales de la Comisión Trilateral. Él explica que "La democracia en sí no es una solución duradera", ya que quedaría a cargo del "populismo radical resentido". Esta es una realidad mundial verdaderamente nueva:
La humanidad políticamente despierta anhela dignidad política, que la democracia puede mejorar, pero también contempla la dignidad política, étnica o la autodeterminación nacional, la autodefinición religiosa y los derechos humanos y sociales, todo en un mundo ahora plenamente consciente de las desigualdades económicas, raciales y étnicas. La búsqueda de la dignidad política, especialmente a través de la autodeterminación nacional y la transformación social, es parte del impulso de autoafirmación por parte de los desfavorecidos del mundo [10].
Así, escribe Brzezinski, "Una respuesta eficaz sólo puede venir de un Estados Unidos seguro de sí mismo, realmente comprometido con una nueva visión de solidaridad global". La idea es que para hacer frente a los agravios causados por la globalización y las estructuras de poder global, el mundo y Estados Unidos deben ampliar e institucionalizar el proceso de globalización, no sólo en la esfera económica, sino en lo social y lo político. Es una lógica defectuosa, por decir lo menos, ya que la respuesta a este problema es mejorar y fortalecer los problemas sistémicos. No se puede apagar un incendio echando más combustible.

Brzezinski escribió que, "Hay que decir enseguida que la supranacionalidad no debe ser confundida con un gobierno mundial. Aun si fuera deseable, la humanidad no está ni remotamente preparada para un gobierno mundial, y el pueblo estadounidense desde luego no lo quiere". En cambio, Brzezinski argumenta, Estados Unidos debe ser central en la construcción de un sistema de gobernanza global, "en la conformación de un mundo que se define menos por la ficción de la soberanía estatal y más por la realidad de la expansión y la interdependencia políticamente regulada". [11] En otras palabras, no un "gobierno global", pero sí "gobernanza global", que es simplemente una estratagema retórica, puesto que la «gobernanza global» - sin importar cuán superpuesta, esporádica o inconexamente se presente a sí misma, es de hecho un paso clave y necesario en los movimientos de transición hacia un verdadero gobierno global.

Por lo tanto, la retórica y la realidad de una "guerra global contra el terror" en la actualidad inflama aún más al "despertar político global" mientras se opone y se aborda la cuestión. En 2007, Brzezinski le dijo al Senado de Estados Unidos que la “Guerra contra el Terror” era una "narrativa histórica mítica", [12] o en otras palabras, una ficción completa.

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