25 diciembre, 2011

Evolución y Revolución del Sistema del Banco Central

Poder Global y Gobierno Global
Primera Parte


Por Andrew Gavin Marshall


Introducción

La Humanidad está a punto de entrar en el más tumultuoso período de nuestra historia. Las perspectivas de una depresión global, como nunca antes se ha visto; una verdadera guerra global, a una escala nunca antes imaginada; y de un colapso social, para que las naciones del mundo inicien la construcción de estados policiales totalitarios buscando controlar a la población, son cada día mayores. Los principales pronosticadores de tendencias mundiales han puesto la alarma sobre la depresión económica, guerras, el retorno del fascismo, y una reorganización total de la sociedad. A través de crisis, es que estamos viendo la reorganización de la economía política global, y la transformación del capitalismo hacia un gobierno totalitario capitalista mundial . El capitalismo nunca ha permanecido igual a través de su historia, siempre ha cambiado y seguirá haciéndolo. Sus cambios son explicados y analizados a través de la teoría político-económica, tanto por la teoría convencional como por la crítica. Los cambios se llevan a cabo a través de años, décadas y siglos. La siguiente fase del capitalismo es una en el que el mundo se mueve hacia un sistema económico controlado por el Estado, como en China, de capitalismo totalitario.

La misma economía política global esta siendo reorganizada hacia un cuerpo de gobierno mundial, que contará con un centro global donde todo el poder socio-político-económico del mundo se encuentre centralizado en una sola institución. Esto no es una teoría de conspiración, es una realidad. Tampoco es un tema limitado a la esfera de los "teóricos de conspiración de internet", pues en la vida real, el concepto de gobierno mundial se originó y evolucionó a lo largo de toda la historia del capitalismo y de la economía política global. Las teorías político-económicas convencionales y críticas han abordado el concepto de gobierno mundial durante siglos.

La noción de gobierno mundial tiene larga data, puesto que las mismas fuerzas que impulsan al mundo a una estructura de ese tipo se entremezclan con la historia misma de la moderna economía política global. El objetivo de este informe es examinar la historia de la economía política global en la adopción de medidas hacia la formación de un gobierno mundial, tanto en la teoría como en la práctica.

¿Cómo hemos llegado aquí y hacia dónde vamos?

¿Por qué estudiar Teoría?

Dentro del ámbito académico de la Ciencia Política, específicamente el campo de la Economía Política Global (EPG), es esencial para comprender las diversas perspectivas teóricas de la economía política a fin de comprender las acciones y orientaciones adoptadas en la economía política mundial, y cómo el capitalismo ha sido y sigue siendo reorganizado y modificado. La teoría proporciona los cimientos sobre los que los actores son comprensibles y las acciones desarrolladas. Como el economista político Robert Cox, dijo una vez, "La teoría es siempre para alguien y para algún propósito." Es importante entender y analizar las tendencias teóricas de quienes realizan los cambios en la economía política global, a fin de comprender los cambios que se están desarrollando, específicamente los fundamentos teóricos de un gobierno mundial. Así también, es importante examinar la forma en que la teoría crítica interpreta el cómo y por qué se está construyendo un gobierno mundial.

Mercantilismo

La historia de la teoría política-económica muestra una continua fascinación con el concepto construir una comunidad cosmopolita o global. Las primeras formas teóricas de economía política global occidental se encuentran en el temprano período mercantilista, y con el surgimiento de la teoría liberal, siguiendo a la Riqueza de las Naciones de Adam Smith, escritores mercantilistas como Friedrich List y Alexander Hamilton desarrollaron críticas de los conceptos liberales fundamentales. List escribió en Política y Economía Cosmopolita que Smith dispersaba la idea de "economía nacional" donde la nación determina las condiciones económicas, y en su lugar abogaba por la sustitución de economía "nacional" a favor de una “economía cosmopolita o de nivel mundial." List analiza las perspectivas de Jean-Baptiste Say (JB Say), un economista liberal francés, diciendo que Say "abiertamente demanda que tenemos que hacernos la idea de la existencia de una república universal, a fin de comprender la idea general de libre comercio." [1]

List indica que, "Si, como exige la escuela imperante [de pensamiento político-económico], nosotros adoptamos una confederación o unión universal de las naciones como garantía de paz eterna, el principio del libre comercio internacional parece estar perfectamente justificado", sin embargo, este pensamiento imperante "asume la existencia de una unión universal y un estado de paz perpetua, y deduce de ello los grandes beneficios del libre comercio. De esta manera se confunden causas con las consecuencias." List detalla explicando que "Entre las provincias y los Estados que ya están políticamente unidos, existe un estado de paz perpetua; de esta unidad política se deriva su unidad comercial." Además, "Todos los ejemplos que la historia nos puede mostrar son aquellos en los que la unidad política ha liderado el camino, y la unidad comercial la ha seguido. No existe un solo ejemplo que pueda ser aportado en el que ésta última haya tomado la iniciativa, y creciera desde ahí." [2]

Hay que comprender que List es un teórico mercantilista. Esto significa que considera los ámbitos político y económico como un solo ámbito de interacción donde se entrelazan y se fusionan, y sin embargo, la esfera política sigue siendo superior a la económica, que está sujeta a los dictados del elemento político. Los teóricos liberales creen que lo político y lo económico está separado, y que debe ser separado, a fin de que los elementos políticos interactúen por separado y sin influencia en el ámbito económico, que a su vez actúa de forma independiente y separada del político. Esta es la base de las ideas de "libre mercado" y la tan citada frase de Adam Smith, "la mano invisible del libre mercado", que sólo es mencionada una vez en el volumen entero de la Riqueza de las Naciones. El ascenso de los teóricos liberales ha marcado una separación en el ámbito académico y los estudios teóricos, donde la Política y la Economía fueron separadas como campos, y vieron la aparición de las Ciencias Políticas y la Economía como estudios separados.

Como señaló el economista político Robert Cox: "La teoría es siempre para alguien y para algún propósito." El propósito de esta separación es compartimentar el pensamiento académico y separar los ámbitos de la política y la economía, con el fin de controlar mejor los dos - mientras los intereses bancarios, que dominaron los reinos de la política y la economía desde fines del 1600, continuaban observando al mundo en términos de teoría político-económica. Es una estrategia de "divide y vencerás", en la cual la teoría y el mundo académico se han dividido con el fin de conquistar y controlar el pensamiento de ambas partes. Esta separación continúa hasta el día de hoy, ya que incluso el ámbito de la Economía Política se coloca por debajo y subordinado a las Ciencias Políticas, mientras que sería más lógico que la Ciencia Política y la Economía se encontraran bajo el marco de la Economía Política. Una vez más, fragmenta el pensamiento, y el control de la discusión y el debate se hace mucho más fácil.

Lo que argumentaba List en su ensayo es una crítica de la concepción liberal de una sociedad cosmopolita, en la que todas las naciones están unidas por una federación mundial. Naturalmente, este no era el caso en esa época, y era una suposición incorrecta y dudosa de parte de los teóricos liberales. List explicaba que la unión o interdependencia económica y comercial nunca había dado lugar a una unión política. Lista postulaba que la historia demuestra que la unidad política tenía que preceder a cualquier unión económica. Sin embargo, List lo escribió en la primera mitad del Siglo XIX, y la historia ha cambiado el curso de los acontecimientos y de la teoría político-económica. Yo podría argumentar que los principales intereses bancarios, compuestos esencialmente de una dinastía de familias de banqueros (los Rothschilds, los Warburgs y, más tarde, los Rockefeller y Morgan, entre muchos otros), decidieron trazar un curso diferente, en donde persiguieron una estrategia en la que la unidad económica se vería cada vez más comprometida con objeto de construir la unidad política siguiendo sus pasos.

Banco Central

En consecuencia, la teoría económica liberal tomó la vanguardia, defendida por la potencia hegemónica global del momento, Gran Bretaña, que se encontraba bajo el firme control de las dinastías bancarias. En 1694, se creó el Banco de Inglaterra para servir como un banco central privado, con la tarea de emitir la moneda de la nación, prestándosela al gobierno y la industria con intereses, que serían devueltos a los accionistas del Banco de Inglaterra, representados por estas dinastías de banqueros privados. [3] El intervalo de los Siglos XV al XIX fue el período en que surgieron tanto el Estado-Nación como el capitalismo, seguidos por el banco central a fines del 1600. Fue aquí cuando tuvo lugar el origen de lo que se entendemos por una "economía mundial". La teoría económica mercantilista había dominado este periodo, en el que la economía era secundaria y subordinada a la estructura política de las naciones.

Los teóricos liberales se levantaron en oposición a ello. Adam Smith escribió la Riqueza de las Naciones en 1776, el mismo año en que las colonias americanas se rebelaron contra la fuerzas del Imperio Británico en el país y, a la larga accedieron a la independencia del Imperio Británico. Entre muchos de los principales factores que motivaron la Revolución se encontraban la presencia militar británica en las colonias americanas, actuando por encima de la ley; una pesada carga impositiva en las colonias, sobre todo en el té y otras importaciones procedentes de países extranjeros como Francia, en un esfuerzo por promover la hipótesis mercantilista de que la colonia sólo debe sobrevivir y comerciar con la metrópolis (hegemonía imperial) - que extrae los recursos de la nación para comerciar las mercancías con la misma nación, generando una dependencia de la potencia colonial. Posiblemente una de las principales motivaciones para la Revolución fue el control de moneda por un poder imperial extranjero, con la capacidad de controlar la inflación y la devaluación, fundamentalmente ejerciendo el control de la totalidad de las condiciones económicas de la colonia desde el extranjero. Los Padres Fundadores de los Estados Unidos comprendieron la necesidad de controlar la moneda propia si querían preservar la soberanía y la independencia.

Tras la humillante derrota de Gran Bretaña, a la que contribuyeron los franceses que apoyaron la revuelta de América, los intereses bancarios europeos sufrieron un importante golpe contra su expansión mercantilista. El capitalismo funciona en el sentido de que constantemente tiene que ampliarse y consumir más. El Banco Central funciona de manera muy similar, aunque manera mucho más dudosa, puesto que debe ampliar su control sobre la industria, las naciones y los pueblos a través de la expansión de la deuda, necesitando atraer continuamente a más individuos, naciones e industrias bajo la esclavitud de la deuda. La deuda es la fuente de todo el poder y riqueza para el sistema del banco central -, ya que en realidad no produce ningún bien negociable, tal como lo hace la industria, ni tampoco provee de ningún servicio necesario, como el gobierno. Los intereses sobre la deuda son la fuente de ingresos y autoridad del sistema del banco central, y por lo tanto, es necesario hacer crecer continuamente el crédito y expandir la deuda. Así, la pérdida de las colonias de América como fuente de expansión del crédito y la deuda constituyó un gran golpe a sus arraigados intereses.

Los intereses bancarios europeos rápidamente aprendieron la lección de a no caer en la arrogancia imperial de creer que la gente de una determinada región o nación nunca podría derrotar al poder imperial y sus ejércitos. La revolución se había convertido en una gran amenaza para arraigados intereses capitalistas y, en particular, los intereses bancarios.

Después de una década de la Guerra Revolucionaria Estadounidense, que terminó en 1783, otra nación iba por un camino de entusiasmo revolucionario, en parte inspirado por el ejemplo estadounidense. Sin embargo, esta nación no era colonia, sino que un poder imperial mercantilista, y por lo tanto, su pérdida sería demasiado grande para permitirla. En 1788, la monarquía francesa estaba quebrada, y con las tensiones entre el pueblo crecientemente desesperado de Francia, y el establishment aristocrático y monárquico en particular, los banqueros europeos decidieron adelantarse y cooptar la revolución. En 1788, los prominentes banqueros franceses se negaron a "ampliar los créditos a corto plazo que necesitaba el gobierno," [4] y se organizaron para “retrasar” el envío de granos y alimentos a París lo que provocó disturbios por el hambre de los parisinos. [5] Este fue el desencadenante de la Revolución, de la que surgió una nueva clase dirigente, impulsada por violenta opresión política y verdadero terrorismo. Sin embargo, la violencia creció, y con ello, también lo hizo el descontento con el régimen revolucionario, y su estabilidad y sostenibilidad comenzaron a peligrar. En consecuencia, los banqueros arrojaron sus apuestas detrás de un general del Ejército Revolucionario llamado Napoleón, a quien encomendaron restablecer el orden. Napoleón dio su apoyo a los banqueros, y en 1800, creó el Banco de Francia, el banco central privado de Francia, y dio a los banqueros la autoridad sobre el Banco. Los banqueros se apoderaron de sus acciones, e incluso el propio Napoleón compró acciones en el banco. [6]

De esta manera, los banqueros trataron de controlar el comercio y el gobierno, y de restablecer el orden a su imperio privado recientemente adquirido. Sin embargo, Napoleón continuó con sus políticas bélicas más allá de la paciencia de los banqueros, lo que tuvo un impacto negativo sobre las actividades comerciales, [7] y el propio Napoleón interfería en las operaciones del Banco de Francia, tanto así que incluso dijo que el Banco "pertenece más al Emperador que a los accionistas." [8] Con su declaración, los banqueros nuevamente escaparon de su influencia, y se mantuvieron gracias a un cambio de régimen [9].

Los Rothschild ascendieron al trono de los banqueros internacionales con la Batalla de Waterloo. Después de haber establecido casas bancarias en Londres, París, Frankfurt, Viena y Nápoles, profitaron de todos los bandos durante las guerras napoleónicas. [10] El patriarca británico, Nathan Rothschild, era conocido por ser el primero con las noticias en Londres, incluso antes que la monarquía y el Parlamento, así que todos vieron sus movimientos en el mercado de valores durante la Batalla de Waterloo. Tras la batalla, Nathan recibió la noticia de que los británicos habían ganado más de 24 horas antes que el propio gobierno lo supiera, y en silencio entró a la Bolsa de Londres vendiendo todo lo que tenía, lo que para los testigos, implicaba de los británicos habían perdido. Lo siguió un pánico de ventas, en el que todos vendieron sus stocks, los precios de las acciones se derrumbaron, y el mercado quebró. Entonces, el resultado fue que Rothschild compró la casi totalidad del mercado de valores británico por unos centavos de dólar, y cuando llegaron noticias de la victoria británica en Waterloo, las acciones recién adquiridas por Rothschild aumentaron de valor, construyendo así su fortuna, y tomando su lugar como la personalidad económica más importante del Reino Unido [11].

Como el profesor de Historia de la Universidad Georgetown, Carroll Quigley escribiera en su monumental Tragedy and Hope, "Los banqueros mercantiles de Londres ya habían capturado la Bolsa de Valores, el Banco de Inglaterra, y el mercado monetario de Londres entre 1810-1850," y que:

Al momento que entraron en su red financiera los centros bancarios provinciales, organizados como bancos comerciales y cajas de ahorros, así como compañías de seguros, formaron con todos ellos un solo sistema financiero a escala internacional que manipulaba la cantidad y el flujo de dinero, fueron capaces de influir, si no de controlar, a gobiernos por un lado e industrias por el otro [12].
El período que va desde 1815 a 1914 es conocido como el Siglo Imperial Británico, en donde adoptaron el concepto económico liberal de Adam Smith, siendo tergiversado y manipulado por sus propias ambiciones imperiales. El mercantilismo siguió siendo fuerte en la práctica, pero desplegado bajo la bandera de un orden económico liberal, "mercados libres" y una "mano invisible". La "mano invisible" estaba en realidad, conectada al cuerpo construido por el gobierno y la industria, moldeando el "mercado libre", de acuerdo a sus designios, y ese cuerpo era controlado por un cerebro, el banco central, el Banco de Inglaterra. Los mercados apenas eran "libres" y la mano se hizo visible para aquellos que pudieron descubrir el resto del cuerpo.

La Revolución Liberal

Fue durante este Siglo Imperial Británico que otras naciones, como Alemania y los Estados Unidos, desarrollaron prácticas económicas mercantilistas a fin de proteger sus propias naciones del imperialismo británico de libre comercio. Fue en este contexto mercantilista que teóricos como Alexander Hamilton en los Estados Unidos, y Friedrich List en Alemania presentaron sus críticas a la teoría económica liberal.

El mercantilismo predominó en la teoría político-económica hasta mediados de Siglo XIX cuando se presentó la "revolución liberal", principalmente como oposición crítica al mercantilismo. En la teoría económica liberal, el ámbito económico es autónomo e independiente de la esfera política, y funciona de acuerdo con su propia lógica. Dentro de esta teoría, la política y la economía, aunque estando separadas, aún permanecen conectadas, pero siguen siendo independientes la una de la otra. Considerando que mercantilistas ven al Estado como el principal actor de la economía política global, los liberales ven a la persona (productor y consumidor) como el actor principal.

Los mercantilistas consideran a la escena internacional como inherentemente conflictiva, lo que justifica su política de colonialismo y construcción de imperios en un escenario internacional en el que si un estado no coloniza tierras extranjeras y extrae sus recursos, otro Estado lo hará, y por tanto, se privaría de los recursos y el crecimiento económico al Estado que no creó un imperio. En este sentido, los mercantilistas ven el mundo en términos de ganancia de suma cero, en donde el progreso de un Estado requiere el retroceso de otro. Los teóricos liberales sostienen que el ámbito internacional, conformado por los individuos, constituye una ganancia de suma positiva, en el que todas las personas actúan según su propio interés, y al hacerlo, se benefician todos, fomentando la cooperación y la interdependencia. En este sentido, el escenario internacional no es inherentemente conflictivo, sino más bien un ámbito de cooperación e interdependencia en el que el orden y la estabilidad está confirmada por regímenes internacionales - como el orden liberal del Imperio Británico y el patrón oro que instituyó.

Cuando los mercantilistas ven a la historia como una amalgama de conflictos y decisiones adoptadas por los estados, los teóricos liberales ven la historia como la suma de consecuencias imprevisibles de acciones realizadas por individuos y sus actividades. Esto implica una progresión inherentemente natural de la historia - que no está conformada por fuerzas poderosas, de cualquier forma o diseño, sino más bien respuestas y reacciones naturales a las acciones de los individuos. Se establece así una relación con el concepto liberal del estado natural de un orden económico liberal, llevándonos a la idea de la "mano invisible del libre mercado", que determina las actividades económicas.

La noción de la "mano invisible" de Adam Smith se ha utilizado para promover la idea de que los particulares buscan la riqueza personal y ganan a través de sus propios intereses, contribuyendo involuntariamente a los intereses de toda la sociedad. Sin embargo, la "mano invisible" es mencionada sólo en una ocasión dentro en la monumental Riqueza de las Naciones de Smith, y fue sacada de contexto. Smith discutía cómo "Toda persona se inclina naturalmente a emplear su capital de la manera en que le sea posible permitirse el mayor apoyo a la industria nacional, y proveer de ingresos y empleo a la mayor cantidad de personas dentro de su propio país." Además para utilizar "su capital en apoyo de la industria nacional", el individuo privado podía "orientar a que la industria de sus productos obtenga gran valor." Por lo tanto, el individuo "no tiene intención de promover el interés público, ni sabe de que forma lo hace." Smith explica que:

"Al preferir el apoyo a la industria nacional en vez de la extranjera, sólo tiene la intención de auto asegurarse, y orientando a la industria de tal manera que sus productos puedan obtener un gran valor, sólo pretende la ganancia propia, y aquí es donde se encuentra, como en muchos otros casos, la dirección de una mano invisible que promueve un fin que no formaba parte de sus intenciones."[13]

Smith ha conceptualizado la "mano invisible" como la "inclinación natural" de un individuo de promover los intereses domésticos, pero la frase ha sido manipulada para promover el concepto de la "auto regulación del mercado" donde mientras menos regulaciones y restricciones existan, mejor será para toda la sociedad, naturalmente, ya que de la industria se benefician todas las personas. La manipulación de esta frase ha tomado el concepto de la "mano invisible" lejos de las acciones individuales y la trasladó a promover la no regulación de las actividades económicas. Que está muy lejos de lo propuesto por Smith.

Incluso en la Riqueza de las Naciones, Smith señala que, "Gente del mismo oficio rara vez se reúne, incluso para celebrar y divertirse, excepto las conversaciones que terminan en una conspiración contra el público, o en alguna estratagema para subir los precios. De hecho es imposible prevenir ese tipo de reuniones, por medio de cualquier tipo de ley que, o bien no podría ser implementada, o no ser coherente con la libertad y la justicia. Pero aunque la ley no puede obstaculizar que la gente del misma oficio se reúna a veces, no debe hacer nada para facilitar esas reuniones, y mucho menos hacerlas necesarias." [14]

En el debate sobre la reglamentación relativa a los salarios de los trabajadores y a solucionar cuestiones de equidad entre los empresarios, o "patrones" y la clase obrera o "trabajadores", Smith explicó que, "Cada vez que la legislación intenta regular las diferencias entre los patrones y sus trabajadores, sus asesores son siempre los patrones. Cuando la regulación, por lo tanto, va en favor de los obreros, siempre es justa y equitativa, pero a veces es completamente diferente cuando va en favor de los patrones." Además, "Cuando los patrones se unen con el fin de reducir los salarios de sus obreros, comúnmente entran en consensos o acuerdos privados, para no dar salarios por sobre un determinado límite. Cuando los obreros son los que organizan una combinación contraria de la misma naturaleza, al no aceptar un sueldo delimitado por cierto límite [como los sindicatos], la ley los castiga severamente, y si el tratamiento fuera imparcial, los patrones tendrían que ser tratados de la misma manera."[15]

Estas citas de Adam Smith tienden a volar en la cara las percepciones y usos comunes de las ideas de Smith, lo que demuestra que la economía liberal en la práctica está muy lejos de la intención original de su teórico.

En la década de 1870, la noción de un "orden económico liberal" fue desafiada en los principales imperios europeos que desarrollaron una increíble expansión de su presencia imperial en todo el mundo, lo que en sí era una práctica mercantilista - la idea de obtener, a fin de extraer sus recursos, la creación de mercados prisioneros de los productos manufacturados por las naciones imperiales, y privando a sus competidores económicos del acceso a dichos mercados. Entre 1878 y 1913, los imperios europeos extendieron su control sobre gran parte del mundo, especialmente tras el Reparto de África, gracias al que todas las naciones africanas, salvo Etiopía, fueron colonizadas por potencias europeas.

Este "nuevo imperialismo", como es sabido, había proliferado en toda Europa a raíz de la rápida expansión de la banca en todo el continente, y la preeminencia de los financieros internacionales por sobre los gobiernos. [16] El crecimiento de las redes bancarias por todo el continente "alimentó el crecimiento de los imperios coloniales", ya que estimulaba un sistema en el que "generando deudas estas tenían que ser pagadas a través de la compra de más infraestructura", y la expansión territorial. [17] Esto desencadenó que las naciones europeas llevaran a cabo un gran esfuerzo imperial en vastas regiones del mundo, para encontrar y controlar mercados extranjeros y ampliar sus capitales.

El Surgimiento del Marxismo

En el Siglo XIX, crecieron las teorías críticas de EPI (Economía Política Global/Internacional), en oposición a la creciente dominación de la EPI liberal. Las más profundas de estas críticas se deben a Karl Marx. El marxismo, como llegó a conocerse la teoría crítica de Marx, colocó un amplio enfoque sobre las relaciones de clases dentro de la sociedad, y como la clase que posee los medios de producción es la clase central y más poderosa, subordinando a las otras clases a una posición sumisión. Los marxistas también ven al capitalismo como intrínsecamente explotador. Dentro de esta teoría, los aspectos políticos y económicos no se consideran como áreas de acción separadas, sino que se consideran entrelazados e internamente relacionados. Dentro de esta teoría, el propósito del Estado no es servir a los intereses de la mayoría de la población que habita en el, sino garantizar, mantener y promover los intereses de la clase capitalista. Los marxistas también ponen énfasis en la naturaleza de la guerra y el conflicto como intrínsecamente vinculados a la naturaleza expansionista del capitalismo, que serían los roles primarios de los estados en la promoción de los intereses de la clase dominante capitalista.

Marx define lo que él comprende como capitalismo: un sistema que se rige por el capital, donde el dinero se invierte con el fin de generar más dinero; la producción, dominante dentro de la sociedad capitalista, está diseñada para venderla, no para usarla – lo que la arrastra más allá de la subsistencia y a lo que en la actualidad se conoce como materialismo y consumo; la mano de obra es mercantilizada, con lo que la gente, a través de su trabajo, se convierte en una mercancía comerciable; las transacciones se hacen con dinero, la propiedad de los medios de producción está en manos de la clase capitalista, y la competencia entre las diversas fuerzas capitalistas es la lógica de interacción.

Marx hace gran hincapié en el circuito del capital, en cómo es que el dinero se transforma en capital. El Dinero (D), se invierte en la compra de Bienes (B) y, a continuación, en Fuerza de Trabajo (FT) y Medios de Producción (MP), que conforman el circuito de la Producción (P), que genera nuevos Bienes (B1), que luego son vendidos, ampliando la creación del Dinero (D1), o los beneficios obtenidos. El Capital, por lo tanto, es el dinero que se invierte en la producción. Marx postula que la inherente naturaleza explotadora del capitalismo se hace más evidente en el circuito de Producción, específicamente con la Fuerza de Trabajo.

Divergiendo de Marx

Sin embargo, con la exploración y comprensión del sistema del banco central, algunos de los circuitos de capital deben ser puestos en tela de juicio. Las funciones del banco central no se basan en la "inversión" del capital, sino en la expansión y creación de dinero y deuda, que se presta con interés, de manera que actúa como fuente de ingresos para el sistema de banco central. Esto no puede llamarse capital productivo, pues su finalidad e intención no es la producir un nuevo bien, no se utiliza fuerza de trabajo o medios de producción, y el nuevo dinero no se produce de la venta de nuevos productos, sino más bien, el beneficio es extraído del interés del dinero original. Esto, por el bien de la argumentación, se podría denominar el Circuito de la Deuda:
D > P > I > D1 > PID > SD

D = Dinero
P = Préstamo
I = Interés
D1 = Nuevo Dinero
PID = Nuevo Dinero Prestado al deudor para pagar los Intereses de la Deuda
SD = El deudor cae en la Servidumbre por Deudas; controlado por los acreedores
A través de la perspectiva marxista de la explotación, en el circuito de la deuda no habría trabajo para explotar, ¿así que donde entra en juego la explotación? La explotación se encuentra en el proceso por el que la deuda (o préstamo) expedido, está diseñado para explotar a cualquiera que sea deudor, ya sea un individuo, una nación o una corporación. Dentro de este paradigma, la estructura de clases, a pesar de jugar una parte importante del proceso global de explotación y ejercicio del poder dentro del sistema capitalista no sería el único, o posiblemente, no sería el principal objetivo del control y la opresión en el capitalismo tal como lo conocemos. El objetivo es hacer que el individuo, nación, y o industria caigan bajo la sumisión de la naturaleza predadora del sistema del banco central.

El sistema del banco central tuvo, desde su creación, una forma de actuar donde ha monopolizado la industria (anulando los conceptos de “libre mercado" y "competencia" de Adam Smith); militarizado las naciones (financiando las guerras y conquistas del imperialismo), fusionado los intereses económicos y políticos globales dentro de una clase dominante holística (modelada por la misma doble naturaleza del banco central - tomando la autoridad y el poder de un cuerpo gubernamental, pero representando los intereses y mantención de la propiedad de particulares). Por lo tanto, la clase dominante es en si misma una construcción social que ha formado esta pequeña élite, difícilmente abarcable dentro de los parámetros de lo que se entiende como clase, sobre todo porque la mayoría de la clases son a menudo definidas en términos nacionales, mientras que esta élite es por naturaleza, internacional.

El banco central de una nación financia la industria monopólica y los estados imperialistas, que son creados fuera de la servidumbre por deudas para el banco central. Tanto las elites comerciales-industriales como las élites políticas fusionan sus intereses - el estado perseguirá políticas imperiales que tienen por efecto el beneficiar a la industria, mientras que la industria apoya la construcción de un estado fuerte y poderoso (y que proporcione un acogedor trabajo para que la elite política abandone el sector público). Esto hace que la clase dirigente de un país, los capitalistas, o los propietarios de los medios de producción, se fusionen con los dirigentes políticos de la nación. Uno solo no representa o domina a los demás, sino más bien, ambos están al servicio de los intereses y son controlados a través de sus intereses, por una pequeña élite internacional.

Uno debe preguntarse: ¿Cómo podría verse el capitalismo si no hubiera llegado el sistema del Banco Central?

Acumulación por Desposesión

En el análisis de la teoría marxista, no estoy abogando por un apoyo total de su discusión y perspectivas teóricas. Sin embargo, ha sido vital para aproximarse, tanto histórica como actualmente, pues ha servido como una poderosa fuente de críticas contra el sistema capitalista y su importancia no puede ser subestimada. Habiendo dicho esto, también es importante aproximarnos a qué es lo que hace, como teoría, identificando muchos aspectos importantes y precisos de cómo funciona el sistema capitalista. Por esa razón, muchas de las críticas han sido y siguen siendo correctamente pertinentes y justificadas.

En la teoría marxista, la naturaleza de la acumulación ocupa un lugar muy importante, puesto que tiene un carácter dual. Uno de ellos es conocido como la acumulación como expansión de la reproducción, que se relaciona con el mercado y producción de bienes (el circuito de capital), donde el dinero se obtiene través del proceso laboral. El otro tipo de acumulación es la acumulación por desposesión, que suele estar enmarcada en términos de relaciones entre modos de producción capitalistas y no capitalistas. Esta es acumulación derivada de desposeer de algo a alguien. La trata transatlántica de esclavos fue un ejemplo de acumulación por desposesión, pues los africanos fueron despojados de sus vidas y libertad. El colonialismo es otro ejemplo, donde los recursos son extraídos, despojando a la nación de sus propios recursos.

Tal vez sería útil ampliar las ideas de acumulación por desposesión de Marx, en lo que respecta al sistema del banco central. Los bancos centrales, que no entran en el circuito del capital, y por tanto, en la acumulación por expansión de la reproducción, representan mejor un ejemplo de acumulación por desposesión. El dinero es entregado en préstamos con interés, para que el deudor no pueda pagarlo completamente, y así sea desposeído de su libertad y riqueza a través del pago de intereses y de la servidumbre por deudas. La deuda solo es otra palabra para esclavitud, por lo tanto, el sistema del banco central en sí mismo, funciona a través de un sistema de acumulación por desposesión.

Sin embargo, la interpretación convencional de la acumulación por desposesión la describe como una interacción entre modos de producción capitalistas y no capitalistas, donde el modo capitalista despoja al modo de producción no capitalista. Los bancos centrales, sin embargo, se encuentran en la cima del sistema capitalista, y en última instancia, son la fuente primaria de su poder, por lo que difícilmente podría decirse que es una interacción entre modos capitalistas y no capitalistas, ya que es una interacción entre los bancos centrales y TODOS los modos de producción que necesiten dinero - incluyendo la totalidad del sistema capitalista. Así, industria/comercio, gobiernos/naciones, e individuos/personas, son desposeídos de su libertad a través de la servidumbre por deudas. Esto no puede predicarse simplemente en términos de lucha de clases o de teorías centradas en la clase, sino más bien, como un asalto contra todos los individuos; a la individualidad y a la libertad, en cualquiera de sus formas. Es en este contexto que se crean las estructuras de clase, a fin de enfrentar a uno contra otro - a dividir a las personas en clases, y por lo tanto, tener mejor control y manipulación de masas. Se trata de una estrategia de dividir y conquistar personas. La clase, incluyendo a la clase capitalista superior, está construida en un esfuerzo para conformar un pensamiento dentro de cada clase, y en consecuencia dirigir la acción colectiva de esa clase. El libre pensamiento individual es el blanco en cualquier caso. La individualidad es removida del comercio, el gobierno y la sociedad en su conjunto.

El Manifiesto Comunista

En el Manifiesto Comunista, publicado en 1848, Marx anuncia de apertura que "la historia de toda la sociedad hasta el momento, es la historia de la lucha de clases." Sin embargo, si la clase es en sí es una construcción de individuos poderosos, incluso a través de la historia humana, ¿no se podría sostener en cambio que la historia de toda sociedad es la historia de la lucha del individuo contra la colectividad y el control? La clase en sí es una agrupación colectiva diseñada para tener el control de una masa de personas, ya se trate de una clase es superior o inferior. Los individuos son reprimidos dentro de las clases, y por lo tanto, la historia de la luchas de clase en sí, es la historia de la lucha entre el individuo librepensador y las formas de control colectivo.

En el Manifiesto Comunista, Marx (y Engels) esbozaron un programa inicial para una nación "avanzada", desarrollado con el fin de crear un sistema comunista, con diez puntos principales. (1) Abolición de la propiedad de la tierra y la aplicación de todas las rentas de terreno para uso público; (2) Un impuesto a la renta fuertemente progresivo o gradual, (3) la abolición de todo derecho de herencia, (4) Confiscación de las propiedades de todos los emigrados y sediciosos; (5) Centralización del crédito en manos del Estado, por medio de un banco nacional con capital y monopolio exclusivo del Estado; (6) Centralziación de los medios de comunicación y de transporte a manos del Estado; (7) Extensión de las fábricas y los instrumentos de producción de propiedad del Estado – ofreciendo tierras baldías para el cultivo, y la mejora del suelo en general, de conformidad con un plan general; (8) la responsabilidad igualitaria del trabajo - Estableciendo ejércitos industriales, especialmente para la agricultura; (9) Combinación de la agricultura y la industria - abolición gradual de la distinción entre campo y ciudad para una distribución más equitativa de la población en el país, y (10) Educación gratuita para todos los niños en escuelas públicas - Supresión del de trabajo industrial infantil en su forma actual [y] la combinación de la educación con la producción industrial [18].

De particular importancia es el punto número 5, donde se aboga por un banco central. Si las naciones tienen la capacidad de crear y emitir una moneda a través de un Departamento del Tesoro o incluso a un nivel más regional o local, ¿por qué centralizar y monopolizar la creación de una moneda en torno a un banco central? Cabe señalar que la recomendación era que fuera centralizado "en manos del Estado", sin embargo, hoy los bancos centrales, son ampliamente percibidos dentro del ámbito de la autoridad gubernamental, mientras que en accionar y funcionamiento están totalmente fuera de, y por sobre la misma. La imposición de un impuesto sobre los ingresos personales (2), también pareciera favorecer la mercantilización del trabajo, donde en lugar de explotar industrialmente el trabajo propio y extraer un beneficio del mismo, se convierte en el trabajo del Estado. Toda la propiedad estaría en manos del estado (1), y prácticamente toda la economía estaría sujeta al control del Estado. Incluso la educación, si bien es libre, está dirigida por el Estado. Con la confiscación "de los bienes de todos los emigrantes y los rebeldes," ¿qué espacio queda para el pensamiento disidente en una sociedad como esta? La disidencia, no sería fomentada en la educación “libre” que brinda el sistema. De hecho, se consagra el conformismo. ¿No es esto una forma de "acumulación por desposesión" en la que el individuo es privado de la libertad de pensamiento y de acción, y mantenido por la voluntad y el pensamiento limitado permitido por el Estado? Dentro de este paradigma, el Estado acumula poder y autoridad por medio del despojo de la individualidad para pensar y expresarse.

El Manifiesto Comunista termina con la declaración "trabajadores de todos los países, ¡uníos!" Esto, en sí mismo, promueve la división de clases dentro de la sociedad, poniendo énfasis en la necesidad de una movilización internacional de la clase obrera mundial para levantarse contra la clase capitalista. Marx explica que cualquier revolución de trabajadores exitosa "debe ser internacional." [19] Por lo tanto, promueve la idea cosmopolita de una comunidad internacional, al menos en términos de un sistema de clases transnacional. En esencia, Marx sostiene que como el capitalismo se expande, lo que más tarde equivaldría a decir, "se globaliza", también debe ser “globalizada" o "internacionalizada" la clase trabajadora mundial. En ese sentido, esto hace de Marx en si mismo, un teórico temprano de la globalización, al promover la noción de una clase internacional levantándose contra la clase capitalista. Finalmente, ¿no se trataría simplemente de remplazar la tiranía de una clase por la tiranía de otra? ¡Saquemos a los capitalistas y traigamos a los comunistas! La sustitución de una forma de opresión por otra no es un cambio en la dirección correcta. En ambos sistemas, el individuo sufre y el libre pensamiento permanece estrangulado.

A pesar de que la crítica marxista es extremadamente acertada en el análisis de las funciones y la estructura del sistema capitalista, su propia teoría, incluso siendo crítica, también debe ser examinada críticamente.

Reconquistando los Estados Unidos
La historia de los Estados Unidos desde su fundación, a lo largo del Siglo XIX y hasta principios del Siglo XX, se caracterizó por una continua batalla política en torno a la creación de un banco central de los Estados Unidos. Mercantilistas como Alexander Hamilton, quien fuera el primer Secretario del Tesoro, estaban a favor de dicho banco, y sus consejos se ganaron a George Washington, para consternación de Thomas Jefferson, quien fuera gran opositor al banco central. Sin embargo, "[Alexander] Hamilton, creyendo que el gobierno debía aliarse con los elementos más ricos de la sociedad para hacerse fuerte, propuso al Congreso una serie de leyes, que fueron promulgadas, expresando esta filosofía," y que "Establecieron el Banco de los Estados Unidos como una asociación entre el gobierno y determinados intereses bancarios"[20], que se mantuvo en funcionamiento hasta que el contrato expirara en 1811.

Una vez más, durante el mandato de Andrew Jackson (1829-1837), la principal lucha política fue contra los enraizados intereses financieros, tanto nacionales como extranjeros (es decir, de Europa Occidental), sobre la cuestión de crear un banco central de EEUU. Andrew Jackson estaba en manifiesta oposición a dicho banco, y dijo que, "el banco amenaza al orden emergente, acaparando demasiado poder económico en muy pocas manos", y se refirió a este como "El Monstruo". [21] El Congreso aprobó un proyecto de ley que permitía la creación de un segundo banco de los Estados Unidos, sin embargo, Andrew Jackson vetó el proyecto de ley, para gran consternación de los intereses bancarios.

Fue durante la segunda mitad de la década de 1800 que "los financieros europeos estaban a favor de una Guerra Civil Estadounidense que devolviera a los Estados Unidos a su condición colonial, admitiendo en privado que no estaban necesariamente interesados en la preservación de la esclavitud", pues esta había perdido rentabilidad. [22] La Guerra Civil no estuvo justificada en la liberación de los esclavos, sino que fue, como lo describe Howard Zinn, un choque "de las élites", con la élite norteña deseando "la expansión económica –tierras libres, trabajos libres, mercado libre, con una elevada tarifa de proteccionista para los manufactureros, [y] un banco de los Estados Unidos. [Mientras que] los intereses esclavistas se oponían a todo eso." [23] La guerra civil, que se desarrolló de 1861 a 1865, resultó en cientos de miles de muertos, y durante la cual, "El Congreso también estableció un banco nacional, poniendo al gobierno en asociación con intereses bancarios, garantizando sus beneficios." [24]

Como el mismo Lincoln declaró:
Los poderes de dinero se aprovechan de la nación en tiempos de paz y conspiran contra ella en tiempos de adversidad. Los poderes bancarios son más despóticos que las monarquías, más insolentes que las autocracias, más egoístas que las burocracias. Ellos denuncian como enemigos públicos a todos los que cuestionen sus métodos o arrojen luces sobre sus crímenes.

Tengo dos grandes enemigos, el Ejército del Sur frente a mí, y los banqueros en la retaguardia. De los dos, el que está a mis espaldas es mi mayor enemigo. Como la consecuencia más indeseable de la guerra, las empresas se han entronizado, y una era de corrupción en las altas posiciones le seguirá. El poder del dinero se esforzará por prolongar su reinado trabajando por sobre los prejuicios de la gente hasta que la riqueza se concentre en manos de unos pocos, y la República sea destruida [25].
Durante gran parte de la década de 1800 y en la década de 1900, Estados Unidos sufrió varias crisis económicas, de entre las cuales, una de las más importantes fue la Gran Depresión de 1873. Como Howard Zinn explica:
La crisis fue construida por un sistema que era caótico por naturaleza, en el que sólo los más ricos estaban asegurados. Este era un sistema de crisis periódicas - 1837, 1857, 1873 (y más tarde: 1893, 1907, 1919, 1929) - que acabó con las pequeñas empresas y trajo frío, hambre y muerte a los trabajadores, mientras que la fortuna de los Astor, Vanderbilt, Rockefeller, Morgan, siguió creciendo a través de la guerra y la paz, la crisis y la recuperación. Durante la crisis de 1873, Carnegie capturó el mercado del acero, Rockefeller fue eliminando a sus competidores en el petróleo [26].
La masiva consolidación industrial por parte de unas cuantas élites oligárquicas era la regla del día, en tanto J.P. Morgan expandía su control total sobre los ferrocarriles y los intereses bancarios, John D. Rockefeller se apoderaba del mercado del petróleo, y se expandía hacia la banca. Zinn explica que "el líder imperial de la nueva oligarquía era la Casa Morgan. En sus operaciones fueron hábilmente asistidos por el First National Bank de Nueva York (dirigido por George F. Baker) y el National City Bank de Nueva York (presidido por James Stillman, agente de los intereses de Rockefeller). Entre todos, estos tres hombres y sus asociados financieros ocuparon 341 directorios de 112 empresas. Los recursos totales de estas empresas en 1912 eran de $22.245.000.000, más que el valor de tasación de todos las propiedades en los veintidós estados y territorios al oeste del río Mississippi." [27]

Estos intereses bancarios, especialmente los de Morgan, fueron grandes aliados con los intereses de la banca europea. Por el lado europeo, específicamente en Gran Bretaña, la elite estaba largamente involucrada en el reparto de África para ese momento. Infame entre todos ellos era Cecil Rhodes, que hizo su fortuna en la minería de diamantes y oro en África, pues "Con el apoyo financiero de Lord Rothschild y Alfred Beit, fue capaz de monopolizar las minas de diamantes de Sudáfrica a través de la De Beers Consolidated Miners y constituyó una gran minera de oro con la Consolidated Gold Fields." [28] Interesantemente, “Rhodes no podría haber ganado su cuasi-monopolio sobre la producción sudafricana de diamantes sin la ayuda de sus amigos en la City de Londres, en particular, de la banca Rothschild, que en ese momento tenía la mayor concentración de capital financiero en el mundo." [29] Según explicó el historiador Niall Ferguson: "Por lo general piensa que Rhodes era el propietario de De Beers, pero esto no es así. Nathaniel de Rothschild era un accionista más grande que el propio Rhodes, de hecho, en 1899 las acciones de Rothschild eran el doble que las de Rhodes." [30]

Cecil Rhodes también era conocido por sus opiniones radicales respecto a los Estados Unidos, en particular cuando hablaba "con total seriedad de "la recuperación definitiva de los Estados Unidos de América como parte integral del imperio británico"." [31] Rhodes no se vio a sí mismo simplemente como una máquina de hacer dinero, sino eminentemente como "constructor de imperios." Como explica el historiador Carroll Quigley, en 1891, tres elitistas británicos se reunieron con la intención de crear una sociedad secreta. Estos tres hombres fueron Cecil Rhodes, William T. Stead, un destacado periodista de la época, y Reginald Baliol Brett, un "amigo y confidente de la reina Victoria, y que más tarde sería el asesor más influyente de los reyes Eduardo VII y Jorge V." Dentro de esta sociedad secreta,"el poder real era ejercido por el líder, y una "Junta de Tres". Rhodes era el líder, y la Junta estaba compuesta por Stead, Brett, y Alfred Milner." [32]

En 1901, Rhodes eligió a Milner como su sucesor dentro de la sociedad, de la cual los propósitos eran, "La expansión del dominio británico en todo el mundo, el perfeccionamiento de un sistema de emigración desde el Reino Unido y de colonización por los súbditos británicos de todas las tierras donde estuvieran disponibles medios de subsistencia accesibles para la energía, el trabajo, y las empresas. . . [Con] la recuperación definitiva de los Estados Unidos de América como parte integral del Imperio Británico, la consolidación de todo el Imperio, la inauguración de un sistema de Representación Colonial en el Parlamento Imperial que pueda tender a fusionar a los miembros dispersos del Imperio, y finalmente la fundación una potencia tan grande que en lo sucesivo haga imposibles las guerras y promueva los mejores intereses de la humanidad."[33] En esencia, se esbozó un orden mundial cosmopolita dirigido por los británicos, un sistema de gobierno mundial bajo la hegemonía británica. Entre los jugadores clave dentro del grupo se encontraban los Rothschilds y otros intereses bancarios. [34]

En el Siglo XX, los intereses bancarios europeos y americanos consiguieron lo que habían deseado en Estados Unidos desde hacía más de un siglo, la creación de un banco central de propiedad privada. Fue creado mediante la colaboración de los banqueros estadounidenses y europeos, principalmente de los Morgan, Rockefeller, Kuhn, Loebs y Warburg. [35] Después del pánico bancario de 1907 en EEUU, instigado por J.P. Morgan, se presionó a la élite política norteamericana para crear un sistema bancario “estable”. En 1910, se celebró una reunión secreta de financistas en la Isla Jekyll, donde planearon la "creación de una Asociación de la Reserva Nacional con quince grandes regiones, controladas por una junta de los bancos comerciales, pero autorizadas por el gobierno federal para actuar como banco central – creando dinero y apoyando las reservas de los bancos privados." [36] El Presidente Woodrow Wilson siguió casi exactamente el plan esbozado por los financieros de Wall Street, y se sumó a la creación de una Junta de la Reserva Federal en Washington, que sería nombrada por el presidente. [37] La Reserva Federal o Fed, “presentaba sus propios ingresos, elaboraba su propio presupuesto de funcionamiento y no rendía cuentas al Congreso," mientras que "los siete gobernadores compartían el poder con los presidentes de los doce bancos de la Reserva, cada uno sirviendo como banco privado de su región", y "los bancos comerciales protegían sus acciones en cada uno de los doce Bancos de la Reserva Federal." [38]

La reconquista de los Estados Unidos por los intereses bancarios internacionales se consiguió con apenas un grito de oposición. Cuando el Imperio Británico falló en conquistar militarmente a los Estados Unidos, los banqueros internacionales lo lograron de manera encubierta a través del sistema bancario. La Reserva Federal también tuvo el efecto de cimentar una alianza entre Nueva York y los banqueros de Londres [39].

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