10 diciembre, 2011

La Globalización: ¿Un Orden Económico de Libre Mercado?

Los Neoliberales toman la Vanguardia

En 1971, Jimmy Carter, un poco conocido gobernador de Georgia había comenzado a tener reuniones con David Rockefeller. Comenzaron a estar conectados debido al apoyo de Carter a la élite empresarial de Atlanta, que tenía fuertes vínculos con los Rockefeller. Así, en 1973, cuando David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski fueron recogiendo gente para incorporarla a la Comisión Trilateral, Carter fue seleccionado para ser miembro. Así, Carter asistió a cada reunión, e incluso le pagaron su viaje a la reunión de 1976 en Japón, con sus fondos de campaña, pues en ese momento ya era candidato a presidente. Brzezinski fue el asesor más cercano de Carter, y escribió los principales discursos de campaña de Carter. [73]

Cuando Jimmy Carter se convirtió en Presidente, nombró a más de dos docenas de miembros de la Comisión Trilateral para ocupar los puestos clave de su gabinete, entre ellos, Zbigniew Brzezinski, quien se convirtió en el Asesor de Seguridad Nacional, Samuel P. Huntington, Coordinador de Seguridad Nacional y Viceministro de Brzezinski; Harold Brown, Secretario de Defensa, Warren Christopher, Secretario de Estado Adjunto; Walter Mondale, Vicepresidente, Cyrus Vance, Secretario de Estado, y en 1979, nombró al amigo de David Rockefeller, Paul Volcker, Presidente de la Junta de la Reserva Federal. [74]

En 1979, la Revolución Iraní estimuló otro incremento masivo del precio del petróleo. Las naciones occidentales, en particular Estados Unidos, pusieron en congelamiento los activos iraníes, "restringiendo de manera efectiva el acceso de Irán al mercado mundial del petróleo, los activos iraníes congelados se convirtieron en un factor importante para la enorme subida de los precios del petróleo de 1979 y 1981". [75] Sumado a esto, en 1979, la British Petroleum había cancelado los contratos más grandes para el abastecimiento de petróleo, que junto con las cancelaciones de la Royal Dutch Shell, arrastraron el precio del petróleo a niveles aún mas altos. [76]

Sin embargo, en 1979, la Reserva Federal, ahora castigadora del sistema monetario internacional, que fue inundada en petrodólares (dólares estadounidenses) como consecuencia de la crisis del petróleo en 1973, decidió tomar una acción diferente de la que había tenido antes. En agosto de 1979, "bajo el consejo de David Rockefeller y otras influyentes voces de la establishment bancario de Wall Street, el presidente Carter nombró a Paul A. Volcker, el hombre que, en agosto de 1971, había sido un arquitecto clave de la política de sacar al dólar del patrón oro, al frente de la Reserva Federal". [77]

Volcker tuvo sus inicios como economista del equipo del Banco de la Reserva Federal de Nueva York a principios de los años 50. Después de cinco años, “David Rockefeller del Chase Bank lo terminó atrayendo". [78] Así, en 1957, Volcker se fue a trabajar al Chase, donde Rockefeller "lo contrató como asistente especial en una comisión parlamentaria sobre dinero y crédito en los Estados Unidos y para ayudarlo, más tarde, en una comisión consultiva del Departamento del Tesoro." [79] A comienzos de los años 60, Volcker se fue a trabajar al Departamento del Tesoro, y regresó al Chase en 1965 “como ayudante de Rockefeller, esta vez como Vicepresidente en tratativas de negocios internacionales". Con la entrada de Nixon a la Casa Blanca, Volcker, obtuvo el tercer puesto más alto en el Departamento del Tesoro. Esto lo puso en el centro del proceso de toma de decisiones tras la disolución del acuerdo de Bretton Woods. [80] En 1973, Volcker se convirtió en miembro de la Comisión Trilateral de Rockefeller. En 1975, obtuvo su puesto de trabajo como Presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la más poderosa de las 12 ramas de la Reserva Federal.
En 1979, Carter le dio el trabajo de Secretario del Tesoro a Arthur Miller, quien había sido Presidente de la Reserva Federal. Esto dejó un puesto vacante en la Reserva Federal, que fue inicialmente ofrecido por Carter a David Rockefeller, quien lo rechazó, y luego a A. W. Clausen, Presidente del Bank of America, que también declinó. Carter, en repetidas ocasiones trató que Rockefeller aceptara y, en última instancia Rockefeller recomendó Volcker para el trabajo. [81] Volcker se convirtió en Presidente de la Reserva Federal, y de inmediato tomó medidas drásticas para combatir la inflación, subiendo radicalmente las tasas de interés.

El mundo fue tomado por sorpresa. No fue una política sentida solamente en Estados Unidos con una recesión, pues se emitieron ondas de choque por todo el mundo, devastando a las naciones deudoras del Tercer Mundo. Este fue probablemente el objetivo final de las crisis petroleras de la década de 1970 y la terapia de shock de la Reserva Federal de 1979. Con la subida de las tasas de interés, el costo del dinero también se vio incrementado. Así pues, las tasas de interés de los préstamos internacionales en todo la década de 1970 crecieron de un 2% en la década de 1970 al 18% en la década de 1980, aumentando el cobro de intereses sobre los préstamos otorgados a los países en desarrollo. [82]

En el mundo en desarrollo, estados que tuvieron que importar petróleo enfrentaron enormes facturas para cubrir sus deudas, e incluso países productores de petróleo, como México, enfrentaron enormes problemas, ya que habían tomado prestado mucho a fin de industrializarse y, a continuación, sufrieron cuando los precios del petróleo volvieron a caer cuando la recesión que se produjo en los países desarrollados redujo la demanda. Así, en 1982, México declaró que ya no podía pagar su deuda, lo que significaba que, "ya no podían cubrir el costo de los pagos de intereses, y mucho menos tenían la esperanza de devolver la deuda." El resultado fue la ruptura de la burbuja de la deuda. Entonces los bancos detuvieron sus préstamos a México, y "En poco tiempo se hizo evidente que estados como Brasil, Venezuela, Argentina y muchos países del África subsahariana se encontraron igualmente en una situación financiera difícil." [83]

El FMI y el Banco Mundial recién entraron en la escena, reformados con una nueva perspectiva política y programas diseñados justo a tiempo para la llegada de la crisis de la deuda. El FMI "negoció con los deudores de préstamos ofreciendo asistencia temporal a los estados que lo necesitaban. A cambio de los préstamos acordados con los estados, estos se comprometen programas de ajuste estructural (PAE). Estos programas implican la liberalización de las economías al comercio y la inversión extranjera, así como la reducción de subsidios estatales y burocracias para equilibrar los presupuestos nacionales". [84] Por lo tanto, el proyecto neoliberal chileno de 1973, se expandió al funcionamiento mismo de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs).

El neoliberalismo es "una organización particular del capitalismo, que ha evolucionado para proteger el capital(ismo) y reducir el poder de los trabajadores. Esto se logra por medio de transformaciones en la vida social, económica y política, impuestas por fuerzas internas, así como por la presión externa", y que supone la "desvergonzada utilización de la ayuda externa, aliviando la deuda y la balanza de pagos en apoyo a la promoción del programa neoliberal, y presión diplomática, agitación política e intervención militar cuando sea necesario". [85] Además, "el neoliberalismo es parte de un proyecto hegemónico para concentrar el poder y la riqueza en grupos de élite de todo el mundo, beneficiando especialmente a los intereses financieros de cada país, y del capital internacional norteamericano. Por lo tanto, la globalización y el imperialismo no pueden analizarse separadamente del neoliberalismo." [86]

Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial, escribió en su libro, La Globalización y sus Descontentos, "En la década de 1980, el Banco fue más allá de sólo otorgar préstamos para proyectos (como carreteras y represas) para proporcionar una amplia base de apoyo, en forma préstamos de ajuste estructural, pero lo hizo sólo cuando el FMI daba su aprobación - y con la aprobación, el FMI impuso sus condiciones en cada país." [87] Como escribiera el economista Michel Chossudovsky, "Debido a que los países estaban endeudados, las instituciones de Bretton Woods fueron capaces de obligarlos, a través de la denominada "condicionalidad" adjunta a los acuerdos de préstamo, a reorientar adecuadamente su política macroeconómica, de conformidad con los intereses de los acreedores oficiales y comerciales."[88]

La naturaleza de los Programas de Ajuste Estructural es tal que las condiciones impuestas a los países a que firmen estos acuerdos son: la reducción de los déficit presupuestarios, la devaluación de la moneda, la limitación de préstamos del banco central, la liberalización del comercio exterior, la reducción de los salarios del sector público, la liberalización de los precios, la desregulación y la alteración las tasas de interés. [89] Para la reducción de los déficit presupuestarios, "se precisa de “techos” que sean colocados en todas las categorías de gastos; el Estado no está autorizado para movilizar sus propios recursos en la construcción de la infraestructura pública, carreteras, hospitales, etc." [90]

Joseph Stiglitz escribió que, "el personal del FMI monitoreaba los progresos, no sólo en indicadores pertinentes para un buen manejo a nivel macro – como inflación, crecimiento y desempleo -, sino también las variables intermedias, tales como la oferta de dinero”, y que "En algunos casos, los acuerdos estipulaban qué leyes tendrían que pasarse al Parlamento del país para cumplir con los requisitos del FMI o sus "objetivos" - y en qué momento."[91] Además, "Las condiciones iban más allá de la economía en áreas que pertenecen propiamente al ámbito de la política," y que "la figura de la condicionalidad impuesta hacía insostenibles las condiciones políticas; para que cuando un nuevo gobierno llegara al poder, ellos no pudieran abandonarlas. Estas condiciones son vistas como la intrusión de un nuevo poder colonial en la propia soberanía del país." [92]

"La frase "Consenso de Washington" fue acuñada para definir el acuerdo donde la política económica fue repartida entre las dos principales instituciones financieras internacionales con sede en Washington (el FMI y el Banco Mundial) junto al mismo Gobierno de los Estados Unidos. Este consenso estipulaba que el mejor camino para el desarrollo económico era la liberalización financiera y comercial, y que las instituciones internacionales deberían persuadir a los países a adoptar tales medidas lo antes posible."[93] La crisis de la deuda siempre era la oportunidad perfecta para imponer rápidamente estas condiciones a los países que no estaban en condiciones de negociar y no tenían tiempo que perder, necesitando los préstamos desesperadamente. Sin la crisis de la deuda, tales políticas pudieron haber sido sometidas a un mayor escrutinio, y con una revisión caso por caso, el análisis de los países que adoptaron los Programas de Ajuste Estructural, el mundo se habría vuelto rápidamente consciente de sus peligrosas consecuencias. La crisis de la deuda era absolutamente necesaria en la aplicación de los Programas de Ajuste Estructural a escala internacional en un corto período de tiempo.

El efecto se hizo evidente, ya que el resultado "de estas políticas en la población de los países en desarrollo fue devastador. La década de 1980 es conocida como la "década perdida" del desarrollo. Muchas de las economías de los países en desarrollo se volvieron más pequeñas y más pobres en 1990 de lo que eran en 1980. Durante los años 1980 y 1990, la deuda en muchos países en desarrollo fue tan grande que los gobiernos quedaron con pocos recursos para gastar en servicios sociales y desarrollo." [94] Con la crisis de la deuda, los países del mundo en desarrollo fueron "aislados de las finanzas internacionales, [y] los Estados no tuvieron más opción que abrir sus economías a los inversionistas y el comercio extranjero." [95] El "Tercer Mundo" fue recapturado fríamente por el colonialismo económico, bajo los auspicios de la teoría económica neoliberal.

Un Regreso a la Teoría Estatista

Desde la década de 1970, el pensamiento mercantilista ha reaparecido en las teorías político-económicas. Bajo distintos nombres, como neo-mercantilismo, nacionalismo económico o estatismo, mantienen como vital el papel central del Estado en la economía política global. Mucha de la literatura de la "globalización" pone énfasis en la "decadencia del Estado" de cara a un orden económico internacional, donde las fronteras son ilusorias. Sin embargo, la teoría estatista al menos nos ayuda a entender que el Estado sigue siendo un factor vital de la política económica mundial, incluso en medio de un orden económico neoliberal.

Dentro del orden económico neoliberal, fueron las potencias occidentales (principalmente Estados Unidos. y Europa Occidental) quienes se afirmaron a través de la imposición de políticas neomercantilistas o estatistas a fin de proteger y promover sus intereses dentro de la economía política global. Algunos de estos métodos han girado en torno a instrumentos políticos, tales como subvenciones a la exportación, impuestos para reducir el precio de los bienes, que los hacen más atractivos para los importadores, otorgándoles a esos países una ventaja sobre la competencia.

Por ejemplo, Estados Unidos tiene enormes subvenciones a la exportación agrícola, que hacen a la agricultura y los granos fácilmente asequibles, accesibles y atractivos para los importadores de las naciones. Los países del sur global (países menos desarrollados, PMA), con sujeción a las políticas neoliberales impuestas por el Banco Mundial y el FMI se vieron obligados a abrir sus economías al capital extranjero. El Banco Mundial aportó con granos norteamericanos fuertemente subsidiados a estos países pobres con el pretexto de "ayuda alimentaria", que tendrían el efecto de desestabilizar el mercado agrícola de ese país; como los granos norteamericanos subvencionados serían más baratos que los productos locales, pondrían a los agricultores fuera del negocio. La mayoría de los PMA son predominantemente rurales, de modo que cuando el sector agrícola es devastado, también lo es la nación entera. Así terminan por sumergirse en la crisis económica e incluso la hambruna.

Con el enfoque estatista, los teóricos examinan la forma en que el estado sigue siendo importante en la configuración de los resultados económicos y que sigue siendo una poderosa entidad en el ámbito internacional. Un teórico que se destaca dentro de la escuela estatista es Robert Gilpin. Gilpin, profesor de la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales en Princeton, es también miembro del Council on Foreign Relations. En su libro, Política Económica Global, Gilpin postula que las empresas multinacionales son un invento de los Estados Unidos y, de hecho, un "fenómeno norteamericano" al que los estados europeos y asiáticos respondieron internacionalizando sus propias empresas. En este sentido, su teoría postula un retorno a la naturaleza mercantilista de la teoría económica, un estado en el que las ganancias son a expensas de otro. También se aborda la naturaleza de la economía internacional, en tanto que histórica y actualmente, hay un solo estado actuando como principal ejecutor y administrador de la economía global. Históricamente, fue Gran Bretaña, y en la actualidad, son los Estados Unidos.

Uno no puede negar la importancia del Estado en la política económica mundial, pues ha sido, y sigue siendo muy relevante. Los acontecimientos de 1973 son un ejemplo de esto, sin embargo, deben ser examinados a fin de comprender mejor la situación. Aunque los Estados siguen siendo actores importantes, es importantísimo abordar, bajo qué intereses están actuando. Los teóricos mercantilistas y estatistas tienden a centrarse en el concepto de que los estados actúan bajo sus propios intereses egoístas, en beneficio del Estado, tanto política como económicamente. Sin embargo, esto es algo lineal y distractivo, ya que no se ocupa de la estructura precisa de la economía estatal, específicamente en términos monetarios y de su sistema de banco central.

Los Estados, especialmente los más grandes y hegemónicos, como Estados Unidos y Gran Bretaña, están controlados por el sistema de banco central internacional, trabajando a través de acuerdos secretos en el Banco de Pagos Internacionales (BIS), y operando a través de los bancos centrales nacionales (como el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal). El Estado es, por tanto propiedad de un cártel bancario internacional, y aunque el Estado actúe de forma tal que demuestre su continuo interés en la economía global, no lo hace en términos de un interés del Estado en sí mismo, sino a favor de los poderosos intereses que controlan dicho Estado. El mismo cartel bancario internacional que controla Estados Unidos en la actualidad controlaba Gran Bretaña anteriormente y los maneja como potencias hegemónicas internacionales. Cuando los británicos perdieron el control, y fueron sustituidos por Estados Unidos, Estado Unidos se apoderó de la economía global. Sin embargo, se sirve a los mismos intereses. Los Estados serán utilizados y desechados a voluntad por el cartel bancario internacional, ya que simplemente son herramientas.

En este sentido, la teoría de la interdependencia, que supone la disminución del papel del Estado en los asuntos internacionales, no reconoce el papel del Estado en la promoción y realización del proceso de interdependencia. El declive del Estado-Nación es un proceso impulsado por el Estado, y que conduce al nacimiento del Estado-Continental y el Estado-Global. Los Estados, siguen siendo muy influyentes, pero tanto los teóricos liberales como los mercantilistas, al tiempo que ayudan en la comprensión de los conceptos detrás de la economía mundial, sientan las bases teóricas para un programa de economía política emprendido por poderosos intereses. Como dijo Robert Cox: "La teoría siempre es para alguien y para algún propósito".

Teoría de la Estabilidad Hegemónica

En su libro, Política Económica Mundial, Gilpin explicó que, "Con el tiempo, si no se pone bajo control, la integración de una economía en la economía mundial, la intensificación de las presiones de la competencia extranjera, y la necesidad de ser eficiente con el fin de sobrevivir económicamente podría socavar la independencia de una sociedad y la forzará a adoptar nuevos valores y formas de organización social. El temor de que la globalización económica y la integración de los mercados nacionales estén destruyendo o podrían destruir la vida política, económica, y la autonomía cultural de las sociedades nacionales se ha generalizado." [96]

Sin embargo, Gilpin explica que "tanto la creación de regímenes internacionales eficaces como las soluciones a los problemas de obediencia requieren un fuerte liderazgo internacional y una estructura de gobernanza internacional efectiva". Sin embargo, explica, "Los regímenes de por sí no pueden proporcionar la estructura de gobernanza, ya que carecen del componente más crítico de la gobernanza - la facultad de hacer cumplir. Los regímenes deben descansar sobre una base política establecida a través del liderazgo y la cooperación." [97] Aquí es donde vemos el surgimiento de la Teoría de Estabilidad Hegemónica.

Gilpin explica que, "La teoría de la estabilidad hegemónica plantea que el líder o la hegemonía facilitan la cooperación internacional y evitan la deserción de las normas del régimen a través del uso, por un lado, de pagos (sobornos), sanciones y / u otros medios, pero rara vez, sin embargo, obligan a los Estados reacios a obedecer las normas de un orden económico internacional liberal." Como explicó, "El poder hegemónico norteamericano desempeña un papel crucial de facto en el establecimiento y la gestión de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial. "[98]

Las raíces de la Teoría de Estabilidad Hegemónica (TEH), que yacen dentro de los límites de la teoría liberal y estatista, vienen a representar una teoría cruzada que no puede ser tan fácilmente encasillada. El concepto liberal lidera la noción de un sistema económico internacional abierto, guiado por los principios liberales del libre mercado y el libre comercio, mientras que en el concepto estatista hegemónico un solo estado representa la concentración de poder político y económico, como si fuera el impulsor de la economía internacional liberal.

Los teóricos de la TEH de inclinación más liberal argumentan que un orden económico liberal requiere de un Estado fuerte y hegemónico para mantener el buen funcionamiento de la economía internacional. La única cosa que ese Estado debe hacer es mantener el sistema monetario internacional, como lo hizo el Reino Unido bajo el patrón oro y Estados Unidos bajo el marco del régimen Dólar-Wall Street, tras el fin de del vínculo oro-dólar de Bretton Woods.

Teoría del Régimen

La teoría del régimen es otra teoría cruzada producto de los teóricos liberales y mercantilistas. Su aparición fue principalmente una reacción al surgimiento de la Teoría de Estabilidad Hegemónica, a fin de abordar la preocupación por una supuesta disminución del poder de Estados Unidos. Esto se debió a la aparición de nuevas potencias económicas durante la década de 1970, y otro gran mentor de esta teoría fue Robert Keohane. La necesitaban para hacer frente a la forma con la cual pudiesen mantener el control cuando se viera disminuido el poder hegemónico. La respuesta fue la construcción de organizaciones internacionales para gestionar el régimen internacional.

En este sentido, la Teoría del Régimen ha identificado un aspecto importante de la economía política global, en que a pesar de que los Estados hayan mantenido el orden internacional en el pasado, nunca antes ha habido tal compromiso de institucionalizar la autoridad sobre el orden internacional a través de las organizaciones internacionales. Estas organizaciones, tales como el Banco Mundial, el FMI, la ONU y la OMC, aunque todavía controladas e influenciadas por los estados, principalmente por la potencia hegemonía internacional, Estados Unidos, representan un cambio de dirección de la internacionalización y el transnacionalismo. Los teóricos del régimen tienden a justificar la formación de un aparato de poder transnacional, más allá de una única potencia hegemónica, en favor de una estructura más internacionalizada de autoridad.

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