05 diciembre, 2011

La habitación del desconcierto: Cuba y el cambio político en España

Por MARTIN GUEVARA*
- Presumiblemente a la disidencia cubana le va más a medida un gobierno de la derecha en España, que  vuelva a presionar a la Unión Europea a favor de continuar con la posición común frente a la isla, haciendo hincapié en la defensa de los derechos humanos y previendo punitivas económicas para el más que probable caso de que no se cumplieran dichas prerrogativas.
Jose Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy: ¿qué debe esperar la oposición en Cuba?
Sin embargo resultan inquietantes los derroteros que toma la realidad.
La historia reciente de las relaciones de España con Cuba insiste en mostrar un saldo diferente del que cabría suponer.


Ha sido en los gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando  a raíz de las diligencias hechas por las cancillerías españolas, más favorables han resultado ser las condiciones para los prisioneros por razones políticas, cuando más ayuda humanitaria han recibido, y aún más relevante, ha sido en estos períodos, cuando los gobiernos de España han promovido y gestionado la mayor cantidad de liberación de presos políticos de las cárceles cubanas.
Durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, no solo se gestionó la liberación de los reos, sino también de la invitación a establecerse como ciudadanos españoles con el rango de exiliados  políticos, con las ayudas que ello comporta. En los casi ocho años que duró el  último gobierno del PSOE, se incrementó la participación de las empresas españolas, no solo en Cuba, sino en los países latinoamericanos que detentan gobiernos afines, o que simpatizan en buena parte con el espíritu trasnochado de la involución cubana.
Variados productos europeos, no solo españoles, pudieron llegar al mercado popular gracias a la descongestión de la posición común a partir del año 2008. Y aunque pueda parecer paradójica, la intervención de la terca realidad nos muestra que a través de una conducta más tolerante , dialogante, negociadora, se logró incluso dar un altavoz, por primera vez a grupos disidentes como las Damas de Blanco, los  incómodos blogueros cubanos, los presos y periodistas comprometidos, o  huelguistas de hambre, cosa que sólo unos pocos años atrás, eran absolutamente impensables, sin la inmediata encarcelación,  o toma de peores reprimendas según la época.
Entre el rock y La Internacional
Luego de la proclamación del carácter socialista de Cuba, en 1961, y el establecimiento de las reglas del juego para intelectuales más tarde, que indicaban  expresamente, que “dentro de la revolución todo, y fuera de ella: nada”,  hasta empezado el nuevo milenio, quien osara en Cuba opinar pacíficamente, no ya contra la cúpula del poder, no ya a favor de la creación de algún otro partido político, sino simplemente discrepando con la zafra de 1970, la participación cubana en las guerras  de África, los fusilamientos, las limitaciones y prohibiciones de expresión, de lectura, de viajar, de hacer compras como los extranjeros, quien intentase simplemente opinar a favor de los reprimidos en Checoslovaquia, o de la huelga de Gdansk en Polonia, dirigida por Lech Walessa, o a favor de la caída del muro de Berlín.
Incluso quienes quisiesen opinar que los pantalones Levi’s  eran más cómodos que los soviéticos, o simplemente que el rock norteamericano o el  inglés resultaba más ameno de escuchar que la internacional, sería tomado como mínimo por un desafecto a la revolución, y recibiría acorde al grado de rebeldía, a su actividad subversiva, un castigo que podía ir desde la defenestración pública en caso de cargos directivos, el exilio forzoso, a la privación de libertad por los años que estimasen conveniente,  hasta incluso las peores consecuencias.
En estos últimos ocho años por primera vez se puede observar a través de los medios de comunicación, a disidentes cubanos viviendo en semi cautiverio, en una libertad que no es tal en comparación a cómo deberían vivir, pero que es un enorme logro respecto de lo que existía.
Hoy se conoce en el momento la suerte de los represaliados, y aunque nada de esto constituya una garantía, hasta el día que de una vez por todas, se permita a los cubanos de todos los signos manifestarse, moverse  libremente  y participar de los destinos de su país, tan suyas como del que más, es un avance que todo el que conoció aquella realidad no puede dejar de apreciar en una gran medida.
Las fieras se calman con la música, no con rugidos amenazantes.
El mandatario español ni siquiera conoció personalmente a Fidel, ni participó con él en un  intercambio personal de enseres destinados a satisfacer hábitos onerosos, como los puros habanos o el buen vino.
Un embargo muy útil
Cosa que sí ocurrió en el período del presidente José María Aznar. Momento en el  cual la realidad nos indica que  el recrudecimiento de las medidas adoptadas por Europa y propuestas por él, alentado por la comunidad cubana en el exterior, no sólo no contribuyó a cambios en la isla sino al recrudecimiento de la represión, del silencio informativo, de la escasez generalizada, a merced de un obtuso principio de que antes presentaría rendición , si antes se le ahogaba económicamente.
A semejanza del embargo económico norteamericano que ya padece desde hace casi 50 años, y que ha tenido una utilidad capital en la victimización del régimen, contando con la mejor excusa para estar unidos: la amenaza del enemigo exterior.
Fue durante una de las legislaturas del presidente Aznar que Fidel visitó España, más precisamente Galicia, por expreso deseo de Manuel de Fraga, histórico ministro del dictador Francisco Franco, quien dicho sea de paso, nunca tuvo una frase altisonante para con Fidel ni contra Cuba, actitud que encontró reciprocidad de parte de la dirigencia cubana. En el mismo período los reyes de España pasearon por La Habana, y aunque ambas visitas fueron no oficiales, lo cierto es que ello no aportó gran  ayuda a los disidentes de la isla.
La situación actual es bien distinta.
Mariano Rajoy necesita concentrarse en sacar a España de una gran crisis económica, y también en aparentar que fundamentalmente está dedicado a esa tarea, si no de modo exclusivo.
Los gobiernos de los países de mayor peso en América Latina con los que será menester mantener unas buenas relaciones institucionales, manifiestan abiertamente simpatía y puntos de acercamiento con lo que quiera que sea que se entienda por una Cuba revolucionaria de la que ya no queda más que la auto denominación, y las huellas dactilares de algunos de los dirigentes que la encabezaron en su momento.
Los empresarios piden discreción
Y sobre todo existe una fuerte presencia de empresas de capital español en el área, que ante todo piden discreción y buenas relaciones para continuar, hoy más que nunca, haciendo caja en el único mercado de alta rentabilidad que les queda, dada la coyuntura económica europea actual.
Cada vez que un gobierno norteamericano acercó sus posiciones políticas a  La Habana e intentó un acercamiento, encontró en la realidad, que no siempre va acompañada del  discurso, una férrea oposición de dos bandos, a saber: los lobbies cubanos en el exterior, más interesados en sus ganancias y sus proyectos en la próspera nueva patria que las urgencias de sus paisanos dentro de la isla, y la inconveniencia para el discurso de trincheras, de posición de alerta  usado por el oficialismo cubano frente a un cuco que bajo ningún concepto debía dejar de ser tal.
Lo que más desubica a los autoritarios es la disposición a escuchar, a entender, a negociar. Yo percibo como más emparentada con la dirigencia cubana, no en la ideología declarada, sino en los procedimientos, a la derecha española que a la socialdemocracia europea, a la que el PSOE español arribó con nota hace ya tiempo, y de la cual el PP cuando parece que se acerca se aleja más.
Ni a  la Unión Soviética, ni a Viet Nam, ni a la RDA, se les persuadió de abandonar sus rígidos sistemas a través de los tanques, ni de los bloqueos, se desintegraron con el desembarco de las hamburguesas de Mc Donald’s, los vaqueros Levi’s y la alucinógena ilusión de poder experimentar la metamorfosis desde el ser social, desde el elemento componente de masas, hacia el individuo, el homos consumidor.
Para terminar ratifico aquella frase casi axiomática que decían los alemanes del Este, una vez transcurrido el entusiasmo inicial del  derribo del proverbial muro: “Hemos descubierto que todo lo que nos decían del comunismo era una burda  mentira, mientras que lo que nos advertían del capitalismo, sin embargo, era todo cierto”.
* Martín Guevara es sobrino del Che Guevara. Vivió como refugiado en Cuba por 15 años y permaneció en La Habana hasta 1988. Actualmente reside en España y escribe un libro testimonial sobre su experiencia cubana y el peso del mito que rodea a su célebre tío guerrillero.
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