28 diciembre, 2011
Los temas de América Latina en 2011
Chile gira en torno a Camila. “Nuestro afán no es ampliar el marco de apoyo a la Concertación sino construir una nueva mayoría democrática y antineoliberal”. Eso dijo el fin de semana en su cuenta de twitter Camila Vallejo, el Personaje de 2011 según los lectores de The Guardian. Con el 78% de los votos de los internautas del diario británico, esta universitaria comunista, ex presidenta del colectivo estudiantil más fuerte de Chile, y estudiante de Geografía, representa la convulsión que ha vivido su país durante 2011. Antes de perder hace dos semanas las elecciones de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile, durante 7 meses Vallejo encabezó las protestas por una educación gratuita, movilizando decenas de miles de estudiantes e incluso a sus familias. Ni Mohamed Bouazizi, el joven que se inmoló en Túnez y que dio impulso a la Primavera árabe (14,9%) consiguió tanto respaldo de los lectores de The Guardian. Camila además ya había sido elegida como uno de los personajes más influyentes, según la revista TIME. La revista americana esbozó así lo que ha significado Vallejo: “Chile estaba cabalgando tan alto como Los Andes cuando comenzó el 2011 (...) Pero detrás de esa fachada de buena fortuna permanecían sin resolver problemas de desigualdad que niegan a Chile como estado del primer mundo”. De la ahora vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de Chile, Time ha dicho. “Fue el real detonador de una educación de calidad”.
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El año triunfal de la presidenta brasileña. Dilma Rousseff se convirtió en presidenta en enero, desde entonces 7 de sus ministros han caído al tiempo que su popularidad sube. Ya no están el titular de la Casa Civil (equivalente a jefe de gabinete); el de Transportes; el de Defensa; el de Agricultura; Turismo; Deporte, y el último, el ministro de Trabajo. Todos, salvo el de Transportes, renunciaron en medio de escándalos de corrupción. Observadores creen que la imagen de la presidenta no se ha visto perjudicada porque los brasileños consideran que ha forzado a ministros corruptos a salir del gobierno. Además, las dimisiones abonan al deseo de Dilma de crearse un gabinete cercano, alejado del proyecto de Lula da Silva, (la mayoría de ministros cesados ya participaron en el gobierno del ex presidente). Al final del primer año de su mandato, el 72% de los brasileños apoyan a su presidenta, y el diario Urgente24 analizaba el sábado estos datos de la Confederación Nacional de Industria Brasileira (CNI): en el mismo periodo, Lula perdió seis puntos de aprobación. Este récord de apoyo tiene un posible porqué en un análisis de la agencia France Presse, recogido por Univisión, en el que se explica que “parte del hecho de que el cambio de ministros pasa de largo es que el tema de la corrupción recién empieza a ser visto como un problema en la cultura política de Brasil”. El investigador Lucas González analizaba el jueves pasado las claves de este éxito político en un extenso artículo de opinión: “La presidenta Rousseff ha llevado a Brasilia intenciones muy claras de atacar a la corrupción. En esto se diferencia sustancialmente de su antecesor”.
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Humala, el nacionalista en crisis. Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez, Rafael Correa, y Evo Morales se felicitaron cuando Ollanta Humala se impuso a Keiko Fujimori en la carrera por la presidencia de Perú en junio pasado. “Sudamérica está de rojo”, festejó entonces el presidente de Bolivia. Humala, un ex militar, llegó a ser visto como representante del nacionalismo y sumó el apoyo de indígenas porque logró una imagen de conciliador social y político a través de su partido Gana Perú. El propio ex presidente Alejandro Toledo apoyó públicamente al hoy mandatario. Era el retorno de la izquierda al poder, dijeron los medios de comunicación internacionales. Pero en cinco meses, al rostro de la izquierda no parece tan claro: Las protestas sociales contra un enorme proyecto minero en la región de Cajamarca de la firma estadounidense Newmont Mining han detonado las dudas de hacia dónde se dirige Humala. Las manifestaciones se radicalizaron porque los habitantes temen perder su fuente de agua, por lo que bloquearon rutas y cerraron el aeropuerto local. Tras algunas negociaciones, el presidente Humala recurrió a la fuerza por primera vez. Decretó el estado de emergencia en la zona de enfrentamiento y las críticas –pese a congelar el proyecto y deponer el estado de emergencia- se han multiplicado. El presidente del Consejo de Ministros, Salomón Lerner, jefe de campaña de Humala y político ponderado por su talante conciliador, renunció a su puesto. Le sustituyó Óscar Valdés, ex oficial del Ejército y hasta entonces titular de Interior. El día de la designación, Valdés dijo: “No hay ninguna crisis, se está haciendo un reajuste”, y negó un cambio “ni a la izquierda ni a la derecha”. Fuese o no, Alejandro Toledo le retiró su apoyo. En El Comercio, ya analizaban el lunes el recuento del desgaste. Según el último sondeo de opinión de este diario, la popularidad de Humala cayó nueve puntos porcentuales, sólo entre noviembre y diciembre.
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