09 diciembre, 2011

Narcopoder... y no poder

José Cárdenas
Felipe Calderón anda en campaña. Define su estrategia: "El PRI es un peligro para México".

Esa estrategia sí le sale. Es lo suyo. Sabe pegar donde duele.

Pero. al mismo tiempo, no oculta su gran obsesión: "No pasar a la historia como el panista que permitió el retorno de los brujos".

-¿Qué pretende el presidente Calderón?

-¿Meter en la cabeza de la gente la idea de que el PRI está con los malos y que sólo en el PAN están los buenos?

Algunos analistas aseguran que el presidente Calderón oculta con el escándalo y la reyerta la falta de respuesta de su gobierno para cumplir la promesa del empleo y el combate a la desigualdad.

Mientras en América Latina la brecha entre ricos y pobres se acorta, en los 11 años que llevamos de panismo, el abismo se agranda. Cuando en Argentina y Brasil hay menos pobres que hace diez años, en México la cifra aumenta. ¿Qué falló? ¿Qué nos espera?

A falta de argumentos para responder, el Presidente opta por subir a la agenda nacional el peligro de la próxima elección presidencial, por la amenaza del crimen organizado.

Felipe Calderón parece advertirnos que, como van las cosas, en un descuido, el próximo Presidente será impuesto por el narco.

-¿No implica esta advertencia reconocer que la estrategia de combate al crimen ha fracasado?

-¿No es esta otra muestra del Estado fallido?

Se desata la confrontación. Para bravuconada, bravuconada y media. El nuevo líder del PRI le advierte al Presidente: ".ajuste su conducta al mandato de la ley. actúe con imparcialidad para evitar el daño al proceso electoral con su intromisión."

Esto suena grave.

.Mientras los suspirantes panistas juegan al "gallo-gallina" y el narco se cuela como el salitre.

Cierto.

El narco no tiene partido. Tiene intereses. Dan igual siglas o color.

De todas maneras, lo grave de la advertencia presidencial es constatar que México está a un paso de la narcopolítica. Otros aseguran que ya tiene un pie dentro.

El crimen organizado no sólo compra voluntades. Impone la suya. Pone de rodillas a políticos, policías, periodistas y ciudadanos.

El debate no es entre Felipe Calderón y el PRI. Menos con Enrique Peña Nieto. Es entre narcopoder. y no poder.

MONJE LOCO: Pedro Joaquín Coldwell viene a inaugurar en el PRI el neolítico tardío. La era post-Moreira. Fue elegido a mano alzada. De manera apresurada. Muy. El tiempo apremia. A rey muerto, rey impuesto. Hubo vetos y un solo voto. El que cuenta. Antípoda del "chúntaro style". Figura cercana a Manlio Fabio Beltrones, no tanto a Enrique Peña Nieto. Lea bien: su primer desafío, entrando, entrando, es arreglar la tubería rota por las candidaturas comprometidas en la coalición de "tricolores" con "verdes" y "panales". El quintanarroense viene a pegar "la tacita" que rompió el coahuilense. Llega en momentos de fiebre álgida causada por las heridas abiertas. Sobre todo, la confrontación con el presidente Felipe Calderón y su PAN, que acusa al PRI por ser cómplice del narco. Asunto grave. De terapia intensiva. Por eso llega un sanador con bisturí y colmillos. Ya se sabe, ya se supo.

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