25 diciembre, 2011

¿Nuevo orden mundial? ¿ O nueva era ?

¿Nuevo orden mundial? ¿ O nueva era ?



Existen en esta humanidad dos corrientes profundamente antagónicas. Quienes dirigen el mundo material, los ricos y poderosos, le han dado el nombre a la suya: Nuevo Orden Mundial, tantas veces denunciado aquí mismo. Este llamado Nuevo Orden Mundial ha sido analizado y a diario denunciado en numerosos foros y en artículos por parte de quienes nos oponemos a su espíritu destructivo en todos los órdenes, tanto en lo material como en lo mental y espiritual, pues- como se cuenta del caballo de Atila- allí donde pisan sus embajadores, sus soldados o sus otros mercenarios de la economía o del pensamiento “no crece la hierba”. Su objeto es destruir y absorber energía, y no tienen hartura: recursos, países, civilizaciones, puestos de trabajo, economías locales, espiritualidad libre, pensamiento autónomo. Todo lo quieren para su propia utilidad, y son insaciables.


Opuesta a esta corriente, cuyos efectos devastadores en el Planeta y en la vida de las personas aumenta a diario, se alza una corriente de energía superior, de naturaleza sutil y poderosa: la corriente de la Nueva Era. La Nueva Era apunta en otra dirección bien diferente: en la dirección de la paz, la armonía y el amor, cuyas leyes nos trajo Jesús el Cristo para una nueva vida, y cuyo nacimiento bajo una forma humana celebramos en cada Navidad.
NUEVO ORDEN MUNDIAL CONTRA NUEVA ERA
Bajo el imperio de los adoradores del Becerro de Oro que trajeron los apóstoles negros del  llamado Nuevo Orden Mundial ( que es el viejo orden capitalista pero sin freno alguno)  crecieron todos los valores contrarios a los que propone Cristo: la mentira, la destrucción, el desvarío mental y la muerte espiritual. Todos los esfuerzos de los gobiernos del mundo y de las iglesias- que mantienen un matrimonio indisoluble- van dirigidos en contra de los valores cristianos del amor, la paz y la armonía. Gobiernos del anticristo son todos ellos, pues que promueven guerras cuando Cristo pide Paz; desunen, cuando Cristo pide unidad; practican el acaparar y la usura cuando Cristo pide altruismo y generosidad. Buscan ser superiores cuando Cristo pide igualdad; son injustos y extienden la injusticia cuando Cristo pide justicia; impiden o restringen libertades legítimas cuando Cristo pide libertad; siembran odio y rencor  cuando Cristo pide fraternidad.
No hay más que leer el Sermón de la Montaña para comprender que estamos ante un programa revolucionario que ni gobiernos ni Iglesias pueden soportar ver realizado y para el que pusieron y pondrán  siempre excusas para no practicarlo.  ¿Por qué? Porque de extenderse entre los pueblos significaría el fin de  instituciones que fingen estar al servicio Dios, o de los ciudadanos , pero que están precisamente contra los pueblos y contra Dios, y sus tareas están perfectamente definidas. Unos, vestidos con ropajes civiles o militares, inventan constituciones y derechos que no están dispuestos a cumplir, pero les sirven de disfraces honorables para aparentar dignidad y mantenerse en el Poder. Los otros se revisten de extrañas vestiduras y sombreros y pretenden ser la parte espiritual del mundo y mantenerse en el Poder igualmente, como las jerarquías de las Iglesias mal llamadas cristianas. Las Iglesias, en su desmedido atrevimiento, hasta anuncian que tienen representantes del mismísimo Dios, como sucede en la Católica. Pero falsifican Sus enseñanzas, manipularon tempranamente las escrituras  con el Obispo Jerónimo,y viven  en palacios vidas principescas,, olvidando que Jesús, al que dicen representar, nació en un establo y vivió humildemente. Eso no obstaculiza el que se amparen hipócritamente en Sus  enseñanzas .Y para aparentar  una dignidad espiritual superior  de la que carecen como humanos se adjudican  solemnes títulos como  ”Santos”, “Santo Padre”, cuando Santo solo es Dios, nuestro Santo Padre .  Pero ningún Papa ni de lejos.  Solo hay que conocer la Historia del Vaticano.
BAJO EL IMPERIO DEL MIEDO
Quien se pregunta por qué tanta resistencia por unos y otros a aceptar los mensajes de Cristo o las indicaciones de los 10 Mandamientos, que defienden hipócritamente y hasta condenan a quienes no los siguen, cae en la cuenta de que tras esta resistencia sólo hay miedo. Miedo a ser descubiertos; a perder su “buen nombre”; a perder privilegios; a perder crédito; a perder riquezas, posesiones; a ser desalojados de sus dorados recintos con servidores incondicionales. Pero hay un tipo de miedo que destaca especialmente sobre todos ellos, con ser los anteriores tantos y tan importantes: el miedo a un cambio cualitativo de la conciencia de la humanidad; el miedo a un salto adelante de la evolución: el miedo a la Nueva Era, a la Era de Cristo, que será la Era de la Justicia.
La Era de Cristo significa para los grupos de poder la expulsión de esos paraísos terrenales que pretenden convertir en eternos sin importarles que se edifiquen sobre el dolor, la injusticia y las miserias físicas y espirituales de la humanidad. Pero no conformes con las innumerables formas de control de de sus recursos, y con las innumerables cadenas de opresión política, económica y social con que atan a cuantos pueden, pretenden a toda costa impedir a cada ser humano el derecho a poseer una conciencia libre, a ser dueño de su alma. A través de sus numerosos medios de comunicación, de la educación y de todo tipo de interferencias sobre la libre circulación de las ideas, se pretende conducir a la humanidad para que esta asuma como real y verdadero únicamente cuanto interesa a los poderosos y para que todos los individuos se rijan por ellos aceptándolos como buenos aunque estén falseados. ¿Acaso no es este el más ansiado deseo del mundo demoníaco?
LUZ DE OTRA AURORA
Pero la verdad no puede ocultarse. A pesar de este forcejeo para que se convierta en algo marginal y a sus seguidores en apestados sociales – como sucede ahora mismo con el cristianismo originario en Alemania- este es en sí mismo un síntoma evidente de que ha comenzado a surgir un movimiento imparable a favor de la libertad de conciencia y en contra de todo tipo de injusticias. Una Nueva Era comienza a despuntar. Cada vez más gentes aquí y allá comienzan a tomar conciencia de que el barco de esta civilización materialista e injusta  se hunde, y tratan de ayudar al imparable despertar de una conciencia libre, altruista, justa y solidaria. Muchas personas y grupos toman iniciativas que no imaginaban hace pocos años , defienden causas lícitas que no agradan al Poder, despiertan  en si mismos y en otros  la conciencia de vivir en un mundo con demasiadas mentiras, barreras y servidumbres con las que no se puede estar de acuerdo. Son todos esos grupos y personas no violentas, pero resueltas, que plantean opciones alternativas en ecología, economía, política, ciencia, comunicación, espiritualidad, medicina, psicología, educación, etc. hasta el punto que puede afirmarse que apenas existe parcela del orden establecido que no tenga frente a ella una alternativa coherente y progresiva. Y ante  tal fuerza creciente, el Poder no cesa de poner zancadillas y cortafuegos, pues teme que lo que ve venir como inevitable.
Es verdad que esta Nueva Era se anuncia con dolores de parto, como todos los alumbramientos; con profundas convulsiones en todos los órdenes de la existencia y hasta en el propio Planeta. Pero este será el despertar de una pesadilla milenaria. Con él, todas las miserias quedarán atrás; desaparecerá paulatinamente el viejo y caduco sistema de vida que sólo lleva a la muerte, y una nueva y floreciente humanidad sucederá a esta que perece; una nueva humanidad capaz de vivir en armonía consigo misma y con las leyes cósmicas en una Tierra renovada. Advendrá al fin una Sociedad de la Armonía triunfante sobre esta sociedad de la violencia, y todos aquellos que no acepten esta inversión radical tendrán que recoger la cosecha de sus propias siembras por la ley de Causa y Efecto. Existe otra ley: lo semejante atrae a lo semejante. Y no hay ley física que no termine por convertirse en ley social antes o después, pues “Como es arriba, es abajo”, según las enseñanzas milenarias de  Hermes Trimegisto y desde luego, del Cristo silenciado también  en los sótanos de la Biblioteca del Vaticano.
Un nuevo Sol, espléndido y revitalizador, se anuncia en el horizonte del mundo. Podemos cerrar nuestros balcones o abrirlos de par en par. Como siempre, somos libres de hacer una cosa u otra.

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