02 enero, 2012

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR


LeopoldoMendívil


ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:

El exterior suele pregonar la condición interior del hombre

William Shakespeare

Después de la encuerada que el 28 de noviembre Ricardo Alemán le puso (“AMLO copia discurso amoroso de Chávez”), no se explica uno cómo pudo tener usted el valor, la irresponsabilidad, el desparpajo o el cinismo de publicar el 6 de diciembre pasado sus Fundamentos para una República amorosa.

Y como todos son una y la misma cosa, Luis Walton, el dirigente de Movimiento Ciudadano, el partido al que le cambiaron el nombre pero no las mañas ni el descaro, luego de acompañarle en el recorrido decembrino por las 16 delegaciones capitalinas, “coincidió con el precandidato en que la honestidad, la justicia y los valores son los fundamentos en que se podrá construir la República solidaria, progresista y democrática a la que aspiran los mexicanos”, sacándole de plano a llamarla amorosa…

Pero qué bueno que publicó los fundamentos, don peje; así podremos todos coincidir, ciertamente, con el diagnóstico del pobre país que tenemos porque todos vemos y soportamos lo mismo, pero también decidir los que lo hicieron en 2006, si vuelven a coincidir con su recetario para salvarlo. Tomo un párrafo de sus fundamentos:

“Cuando hablamos de una república amorosa, con dimensión social y grandeza espiritual, estamos proponiendo regenerar la vida pública de México mediante una nueva forma de hacer política, aplicando en prudente armonía tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor. Honestidad y justicia para mejorar las condiciones de vida y alcanzar la tranquilidad y la paz pública; y el amor para promover el bien y lograr la felicidad.”

Tomo ahora, de la columna arriba aludida de mi colega y amigo Ricardo Alemán, el “Mensaje de amor al pueblo de mi Venezuela” que desde ¡2006! Chávez  les embutió a sus compatriotas, cuando usted trataba de embutir a los suyos todo lo que entonces le escuchamos:

“Siempre, todo lo he hecho por amor. Por amor al árbol, al río, me hice pintor. Por amor al saber, al estudio, me fui de mi pueblo querido a estudiar.

“Por amor al deporte me hice pelotero. Por amor a la patria me hice soldado. Por amor al pueblo me hice presidente, ustedes me hicieron presidente.

“He gobernado estos años por amor. Por amor hicimos Barrio Adentro.

“Por amor hicimos Misión Robinson. Por amor, hicimos Mercal. Todo lo hemos hecho por amor.

“Aún hay mucho por hacer. Necesito más tiempo, necesito tu voto. Tu voto por amor.”

Y por ese mismo amor, Chávez tiene a sus compatriotas como los tiene… ¿Qué coincidencias encontramos entre el párrafo de usted y los de Chávez? Yo veo cuatro:

1.- Un montón de mentiras.

2.- La  intención de lograr el voto de sus respectivos electores.

3.- El empobrecimiento general de Venezuela como consecuencia del amor de Chávez.

4.- El empobrecimiento general del Distrito Federal durante la gubernatura de usted, digan lo que digan sus pregoneros, porque no existe estudio alguno que demuestre lo contrario.

Ahora, usted, en el párrafo transcrito de sus fundamentos, propone lograr la república amorosa aplicando “honestidad y justicia para mejorar las condiciones de vida y alcanzar la tranquilidad y la paz pública”, cuando su gobierno se especializó en sembrar intranquilidad y confrontación pública contra ricos, pirrurris, mafias, similares y conexos.

Ahora usted está cambiando odio por “amor para promover el bien y lograr la felicidad” mediante una constitución moral y un código del bien para hacer reales todos los derechos que, es cierto, existen en la actual Constitución pero no en la realidad de los mexicanos, y por más que busco en los fundamentos el sustantivo responsabilidades, no lo encuentro, don peje, cuando por ejemplo, en la  Cartilla Moral de Alfonso Reyes, entre otros textos que supuestamente le han servido de apoyo para lograr lo que Chávez en Venezuela, me permito recordarle que Reyes fue siempre un creyente de la responsabilidad general como ingrediente fundamental de toda Nación que se precie de serlo.

Convertido ahora en el mesías predicador del amor entre los mexicanos, lo que ahora ofrece en realidad es más de lo mismo que suele ofrecer a cuantos en México necesitan tener alguien en quien creer pero con verdades, don peje, no con engaños.

Y así, mi mayor deseo para el México de este nuevo año es que toda la gente pensante y responsable de este país lea, analice, saque conclusiones, haga juicios sobre los Fundamentos para una República amorosa y los difunda entre los suyos pero entre los demás también, si es que aspiramos a una República Justa, a secas.

Porque a fin de cuentas, la justicia es uno de los principales productos del amor.  



lmendivil@delfos.com.mx, m760531@hotmail.com

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