China comunista: La quimera de Oriente
Por Ricardo E. Calvo MD PhD
Nací en el siglo XX y llegué a tener
uso de razón cuando la llamada “Guerra Fría” y la “Cortina de Hierro”
eran términos frecuentes en los ámbitos de la política internacional.
Recuerdo claramente referencias constantes al peligro inminente de
guerra entre el mundo occidental y el comunismo chino-soviético.
Estas referencias exponían una igualdad o
superioridad militar del campo socialista por parte de la incansable
propaganda publicada por la prensa izquierdista y políticos y escritores
“progresistas” que impartía a los ciudadanos del mundo libre la idea de
que la Unión Soviética (URSS) y sus aliados del Pacto de Varsovia, así
como los chinos de Mao, eran capaces de confrontar a los ejércitos de
Europa y los EE.UU. en el campo de batalla y lograr su derrota por
medios tradicionales o nucleares.
Recuerdo bien a mi llegada a los EE.UU.
ver en los edificios de las principales ciudades letreros apostados en
las entradas a sus sótanos designándolos como punto de refugio en caso
de un ataque nuclear por parte de la URSS–que manera sutil de inculcarle
a los ciudadanos de los EE.UU. que el imperio comunista podría hacer
llegar cohetes intercontinentales hasta su territorio cuando su economía
socialista había estado y continuaba estando realmente sostenida y
amamantada por el capitalismo y los “idiotas útiles” de Occidente.
Para aquellos que invocan las batallas
nazi-soviéticas de la Segunda Guerra Mundial como ejemplo del poderío
militar soviético hay que recordarles que por una disposición de
Franklin D. Roosevelt, conocida como la “Ley de Prestamos y Arriendo”,
promulgada el 3 de marzo de 1944, los EE.UU. le proporcionaron a la
URSS una ayuda equivalente a $770 billones (dólares de 2011) en material
bélico e industrial (cables telefónicos, raciones de comida enlatada,
aviones militares, trenes y ropa, etc.) y más tarde permitieron
deliberadamente la entrada soviética en Berlín y la ocupación de Europa
Oriental por parte del Partido Comunista.
De una manera similar, catedráticos y
premios Nobel de Economía en muchas de las Universidades de los EE.UU.
enseñaban a mitad del siglo XX que el Producto Bruto Interno (PBI) de la
URSS sobrepasaría al de los EE.UU en unos años–otra táctica más para
intimidar a la nación americana y frenar su impulso de desarrollo. Ese
propósito sutil de tal propaganda insidiosa ha sido ahora puesto de boga
una vez más por el socialista Barack H. Obama con respecto a la
economía de China comunista.
Aquella propaganda que acentuaba la gran
capacidad militar y económica que representaba la esfera soviética fue
terminada de una manera eficaz por el Presidente Ronald Reagan cuando
tomó las medidas económicas necesarias para darle la estocada final al
Partido Comunista en su Tendón de Aquiles que no es otro que la
economía.
Los años han pasado y una gran parte de
la población americana con desconocimiento de su propia historia y de la
del mundo se impresiona esta vez con la propaganda que elogia la
preponderancia económica de China comunista.
De nuevo aparecen los agentes marxistas
que no solo alaban la capacidad económica de China comunista sino que
proponen que la nación de Jefferson y Madison siga el modelo
materialista que aquella ha logrado y señalan que el mercado libre sea
echado en el “basurero de la historia del siglo XX”.
En la edición del periódico Wall Street Journal
(WSJ) del 1 de diciembre de 2011, el dirigente sindical socialista Andy
Stern (ex jefe del SEIU) apunta que aunque los mercados libres
sobrepasan a las economías planificadas siempre caben modificaciones que
son mejores, tales como las adoptadas por China comunista.
Como ejemplo menciona los siguientes
objetivos promulgados por los chinos en Beijín: un 7 % de crecimiento
económico, $640 millones de inversiones en fuentes de energía renovable,
construcción de 6 millones de casas, expansión de la nueva generación
de tecnología computarizada, fabricación de vehículos sin contaminación
ambiental, promoviendo al mismo tiempo la “igualdad social y desarrollo
rural”.
El articulo cita palabras del Director
del Centro de Relaciones Chino-Americanas: “Hemos llegado a la
conclusión que la habilidad para planificar la economía es exactamente
lo que falta en América”.
Más adelante en el mismo artículo, el
Sr. Stern indica que la “Revolución Global (¿?) en conjunto con el
liderazgo de Deng Xiaoping ha convertido a China comunista en la 2da.
potencia económica mundial y que está en una clara trayectoria para
desplazar a los EE.UU. de su posición dominante para 2025.
Esto nos recuerda las predicciones del
Profesor Samuelson del M.I.T. (Premio Nobel de Economía) en su libro
“Economics” 10ª Edición, 1976, Figura 43-1 Pag. 883 donde profetizó
de una manera similar el curso económico de la URSS. (Vea grafico del PBI de los EE.UU. y la URSS).
El Sr. Stern se hace eco de las palabras
de la revista americana Businessweek que dice: “el plan para la
creación de trabajos debe ser el objetivo primordial de la política
económica estatal y el gobierno debe jugar un papel estratégico en
establecer prioridades y organizar las fuerzas necesarias para lograr
tales fines”.
El Sr. Stern finalmente dice
textualmente: “el modelo de mercados libres será volcado en los
desperdicios del siglo XX–pues ha llegado la hora de que los países se
constituyan como equipos económicos”. Justifica esta demanda al indicar
que hasta ahora los EE.UU. tienen una historia patética de 30 años sin
mejoras de salarios, déficits en mercados internacionales, una clase
media decadente y ganancias fenomenales por parte del 1 % de la
población.
Además el Sr. Stern recomienda que los
EE.UU. estudien los ingredientes que han contribuido al éxito de su
competidor chino. Entre estos menciona lo que ha logrado el líder del
Partido Comunista en China Oriental Sr. Bo Xilai: la construcción de
700.000 apartamentos destinados a viviendas públicas. También se refiere
a los logros de los chinos comunistas en el área de la informática, los
automóviles y aviones que resultará en un 12 % de crecimiento anual y
un 49% de ingresos estatales en forma de impuestos.
El Sr. Stern insiste a través de su
artículo que le molesta que los EE.UU. carezcan de un plan económico
mientras se critica al gobierno pero se “adora” al mercado libre en un
momento en el que es imprescindible reconsiderar a fondo estas ideas–y
abrazar el concepto de una sociedad que se desarrolle como consecuencia
de un acuerdo entre un gobierno simplificado y el sector privado. Esto
nos recuerda el término “fascismo”.
Al final del articulo el Sr. Stern
menciona la palabras de Andy Grove (fundador y director de la
Corporación INTEL): “si deseamos permanecer como potencia económica
debemos cambiar o seremos forzados a cambiar”. Preocupante este
pensamiento.
No hay duda que el ex jefe del sindicato
SEIU apoya firmemente el socialismo como sistema económico, social y
político para la nación americana pero al mismo tiempo quiere impartirle
al pueblo una idea derrotista e inescapable en la esfera económica en
cuanto a China comunista, semejante a la empleada por los socialistas de
otrora durante la Guerra Fría con respecto al poderío militar
soviético.
Represión militar de protestas en la Plaza Tian’anmen, Beijing 1989
Unos días mas tarde el Sr. Li Quiang,
fundador y director del grupo “China Labor Watch” en Nueva York le
contestó al Sr. Stern a través de una carta al Editor del WSJ en la que
decía que el día en que el periódico había publicado susodicho
artículo, unos 1000 trabajadores habían participado en Shanghái de un
paro para protestar en contra del ultimátum que habían recibido de la
administración estatal china que les ofrecía la alternativa de mudarse
de la ciudad o renunciar a sus puestos sin compensación alguna. El Sr.
Li Quiang señala que los trabajadores chinos no disfrutan de libertad
para organizar sindicatos laborales y que hay más de 242 millones de
obreros empleados en fábricas distantes de sus pueblos oriundos.
La carta además le señala al Sr. Stern
que la mayoría del proletariado chino gana el sueldo mínimo de la
localidad en cuestión y que en la mayor parte de los casos éste no es
suficiente para subsistir, teniendo entonces que trabajar ¡unas 100
horas extra más por mes!
Vista de la vida en China comunista
A continuación, consideraremos algunas realidades del momento en China comunista.
Una encuesta recientemente efectuada por
la Universidad de Tsinghua y la revista Xiao-kang encontró que un 40%
de la población china no encuentra felicidad en sus vidas.
Otra encuesta, en este caso proveniente
de la revista Outlook y la Universidad Popular de China, encontró que
70% de los granjeros chinos están insatisfechos debido a las
apropiaciones de tierras efectuadas por el Estado–más adelante en este
articulo mencionaremos algunos de los hechos en la villa de Wukan cerca
de la ciudad sureña de Lufeng estrechamente relacionados a este tema en
particular. Subrayando estos resultados esta la opinión del periódico
“People’s Daily” que advirtió en el mes de noviembre que “hay una
crisis de confianza en el gobierno chino comunista”.
La población de China comunista aceptó
en los años 90’s el “contrato social” con el Partido Comunista con la
condición de que el nivel de vida de la nación mejoraría siempre y
cuando los ciudadanos aceptasen la hegemonía del monopolio político
comunista.
Sin embargo, el pueblo chino se va dando
cuenta que la política formulada en los altos niveles del Partido y no
por los burócratas locales es la verdadera causa de sus
condiciones–además aquellos que han progresado económicamente esperan
muchas más reformas y cambios que las realizadas por el Partido.
Contaminación ambiental en Beijing
Mientras tanto, los chinos “de a pie” se
han percatado que si uno no es miembro de la elite del Partido, las
posibilidades de mejorar y superarse están limitadas y si algún éxito se
obtiene este se puede perder “sin ningún tipo de proceso dentro de la
ley”.
Vista de la vida en China comunista
Un ejemplo se puede apreciar entre los
graduados de las universidades ya que los que no cuentan con
“conexiones políticas” tienen grandes dificultades de iniciar y
progresar en sus carreras y permanecen como miembros de la “tribu de
hormigas”–este es el termino popular que se refiere a aquellos jóvenes
educados que viven en los arrabales de las grandes ciudades chinas,
mientras que los hijos de la elite maoísta disfrutan la conducción a
altas velocidades de sus Ferraris sin tener temor de ser detenidos.
Vista de la vida en China Comunista
Al mismo tiempo, los chinos van
perdiendo cada día mas la confianza en el gobierno central–debido a la
falta de “dar cuentas”. Mencionamos dos ejemplos. En Julio de este año
dos trenes chocaron en Wenzflou debido a problemas con el tan cacareado
tren de alta velocidad chino. Sin embargo, el Ministerio de Trenes (hay
que recordar que en los países socialistas toda actividad está
planificada por el Estado y por lo tanto se necesita un infinito número
de ministerios) sigue recibiendo grandes cantidades de dinero para
financiar líneas ferroviarias que se consideran como incosteables. Los
padres de los bebes en China se preocupan respecto de si las formulas de
alimentación para sus hijos están contaminadas pues no confían en la
marcas domesticas.
Los chinos comunistas han “fabricado”
mercados de acciones, pensiones, prestamos para casas y tarjetas de
crédito pero la realidad es que China comunista está basada en un
sistema financiero de tipo “soviético”–donde el sector financiero sirve a
las elites políticas del Partido siempre tratando de conllevar la
imagen de que los oligarcas son entes “privados”.
Estos oligarcas y sus familias saquean
la riquezas del país sin ningún interés en lograr un cambio político
pero están dedicados a crear grandes beneficios y riquezas -- ¿Cómo
alguien puede invertir en PetroChina y compararla a ExxonMobil cuando el
Estado chino posee el 85 % de la misma?
La deuda china (que incluye prestamos
que no son rentables pero están garantizados por el Estado) llega al 76%
del PBI, una carga que no parece tener fin.
Los dirigentes comunistas tratan por
todos los medios de mantener empleados o “ocupados” a la mayor parte de
los 1300 millones de ciudadanos construyendo ciudades sin propósito
alguno, iniciando obras publicas sin necesidades obvias y publicando
cifras oficiales del PBI que son difíciles de creer.
El aumento de moneda en China era de un
13 % en Agosto dl 2011 y el costo de la carne de cerdo (alimento popular
en China ) subió un 45% en la primera parte de 2011–no hay duda de que
China sufre de una inflación poco deseada.
Con el fin de evitar altos niveles de
inflación, el Banco Central Chino restringió el crédito a compañías
“privadas” mientras que las estatales disfrutan de acceso a préstamos
sin dificultades.
Por primera vez hay un movimiento de
capital hacia fuera de China ya que muchos chinos han llegado a la
conclusión de que las oportunidades de inversión en la tierra de Mao son
escasas y el potencial de inestabilidad política va aumentando. El
Partido Comunista chino ha respondido con un aumento en el presupuesto
para la Seguridad del Estado y sobrepasa al destinado a las fuerzas
militares por primera vez.
Las alarmas están sonando en China. La
tan anunciada estabilidad social y progreso material que ha persistido
por de décadas está en rápida decadencia.
Entonces, como han sugerido algunos de
los comentaristas políticos en los Estados Unidos ¿cree Ud. que China
puede ayudar a Europa? No parece probable.
Una de las situaciones más críticas que
afecta a la sociedad china actual es el aumento de los impuestos. Los
gobiernos locales y municipalidades hicieron préstamos para expandir las
obras públicas y contaban con ventas de tierras para sufragar tales
gastos que llegan a tres veces el PBI.
Para poder vender tierras el Partido
inició expropiaciones y provocó enfrentamientos en Huzhou en la
provincia de Zhejiang y recientemente protestas en Wukan (estos han sido
reportados en Bloomberg.com y el WSJ) sin que haya sido un tópico de
mucho interés en los vehículos informativos socialistas de los EE.UU..
Estas últimas protestas se iniciaron en septiembre de este año.
Protestas en Wukan
Las protestas originales se iniciaron
debido a la venta de tierras sin compensación apropiada a los
campesinos. Varios cientos de campesinos atacaron el edificio del
Partido Comunista Chino en la villa, la Estación de Policía y un parque
industrial, llevando pancartas que decían: “Devolved nuestras tierras” y
“continuemos cultivando”. Como resultado, las autoridades permitieron
negociaciones con los campesinos pero agentes de la seguridad
secuestraron a cinco manifestantes.
Uno de estos es el Sr. Xue Jinbo quien
“falleció” en circunstancias sospechosas mientras estaba detenido. Como
reacción, los manifestantes corrieron a los oficiales del Partido y a la
policía a las afueras de la villa. El 14 de diciembre, la policía
regresó, sitió la villa y el Estado chino ha impuesto censura en la red
internacional (Internet) con respecto a los sucesos de Wukan.
Esta es una de las múltiples protestas
que han tenido lugar en China en l 2010 y 2011, sin embargo la prensa
internacional socialista y la nacional lleva a cabo la consabida
“censura por omisión”, tan típica cuando los comunicados de prensa
muestran las verdaderas realidades de los sistemas totalitarios
socialistas.
¿Es China comunista esa fuerza económica
que tanto alardean sus admiradores? ¿Es China comunista esa fuerza
militar a la que se le debe temer?
Vista de la vida en China Comunista
Algunos Senadores de los EE.UU., entre
ellos el Demócrata por New York Schumer, culpan a la valorización de la
moneda china como la causante del desempleo en los EE.UU. y el
millonario D. Trump no pierde oportunidad para acusar a China comunista
de “aprovecharse económicamente” de los EE.UU.. Ninguna de estas
opiniones son realmente ciertas ni posibles. Si uno les hiciese caso
tendríamos que creer que China comunista es una “potencia capitalista”.
En un artículo reciente el Dr. Walter
Williams, antiguo Director del Departamento de Economía de la
Universidad George Mason en Virginia, EE.UU. titulado “El Mercado Chino:
Mito y Realidad” (12/21/2011) hace una pregunta de interés: “¿Qué
fracción de lo que consumen los americanos es fabricada en China? Y la
respuesta puede sorprender a muchos. De acuerdo a los datos del Bureau
del Censo, el Bureau de Estadísticas Laborales y el Bureau de Análisis
Económico del Departamento de Comercio la mayoría de los bienes y
servicios vendidos en los EE.UU. son de origen americano. En el año 2010
las importaciones llegaron a ser un 16% del PBI de los EE.UU. y solo un
2,5% procedió de China. El consumidor americano invierte un 85% de su
consumo en productos manufacturados o en servicios prestados en los
EE.UU..
Los productos importados de China
consisten principalmente de muebles, utensilios caseros, ropa y zapatos.
En el 2010 el 37% de la ropa y zapatos adquiridos en los EE.UU. fueron
fabricados en China comunista.
El Profesor Williams señala más adelante
que el costo de los artículos “hechos en China” tiene su origen después
que salen de ésta y provienen de hacer llegar el producto a los
consumidores en los mercados americanos alcanzando un 55% del precio
final.
Por lo tanto, no nos dejemos engañar y
creer que China comunista es la fuente de nuestros problemas de
desempleo, cuando el verdadero culpable son el Congreso y la Casa
Blanca.
El “gran milagro chino” no es más que
una versión keynesiana “a la soviética” y como todo sistema socialista,
carece de solidez económica y es utilizado hábilmente por la propaganda
izquierdista de Occidente para amedrentar e intimidar a los ciudadanos
de los EE.UU.–estos tendrán éxito cuando las riendas de la nación
americana estén en manos de un líder que crea firmemente en el poder de
los mercados libres, el capitalismo y subyugue al Estado a ejercer sus
funciones básicas, dictadas por la Constitución americana y su
enmiendas.
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