13 enero, 2012

Así no era, querida Isabel

La historia en breve 

Ciro Gómez Leyva

Antes que nada, mis mejores deseos para Isabel Miranda de Wallace. Merece que le vaya bien en donde esté. Pero, se lo dije ayer por teléfono después de que diera la noticia: no me gustó su decisión.
Isabel teme un triunfo arrasador del PRI y por eso ha aceptado la invitación para ser candidata del PAN al Gobierno del DF. Porque cree que un PRI mayoritario revertiría conquistas sociales y políticas obtenidas con esfuerzos enormes, como el suyo desde que en 2005 secuestraron y mataron a su hijo Hugo Alberto.


Los argumentos y motivaciones serían inobjetables. El problema es que transforma a su maravilloso personaje. Hasta ayer era la admirable mujer que, como dijo Denise Maerker alguna vez, combatía con resultados y sentido ético los filamentos que encienden el miedo que carcome a México. Ahora será otra luchadora social que quiere el poder, el manejo de las instituciones y los recursos públicos.
Son malas noticias para la de por sí maltrecha credibilidad de los liderazgos sociales. Cuesta mucho tener una Isabel Miranda de Wallace para verla transmutada en candidata a gobernadora.
Además, y a juzgar por su objetivo y los números a la mano, los votos para Isabel difícilmente provendrán de los priistas. Tendrá que arrebatárselos, entonces, al candidato de la izquierda y pelearlos entre los indecisos. Es decir, para vencer al PRI tendría primero que debilitar a quienes las encuestas ponen hoy por delante del PRI: Miguel Ángel Mancera o Alejandra Barrales.
No entiendo la ecuación. Se vulnera la credibilidad de uno de los mejores personajes que ha producido México en años para mandarlo a una batalla con baja probabilidad de éxito.
Por eso creo que no era así, Isabel. No era sí.

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