10 enero, 2012

EE.UU.: Por qué Ron Paul es importante

por Edward H. Crane

Edward H. Crane es el Presidente Ejecutivo del Cato Institute.
Es lamentable la controversia alrededor del viejo boletín al cual prestó su nombre el candidato presidencial Ron Paul. Es lamentable porque el contenido a veces racista e intolerante de dicho boletín es inconsistente con los puntos de vista del congresista Paul, como bien lo sabemos quienes lo conocemos personalmente. No obstante, si bien Paul niega respaldar esas ideas, también se resiste a rechazar su cercana asociación con su probable autor, Lew Rockwell, el presidente del Mises Institute con sede en Alabama.


También es lamentable porque el New York Times recientemente editorializó que estos desagradables panfletos “dejarán una mancha perdurable en… el movimiento libertario”. Eso no es más que una expresión de deseos del New York Times, pero se suma a la bulla que ha rodeado a Ron Paul, eclipsando las verdaderas iniciativas de políticas públicas libertarias que han hecho que su candidatura sea el evento más destacado de la campaña de 2012.
La campaña libertaria de Ron Paul ha tenido impacto porque muchos estadounidenses responden positivamente a estos mensajes:
  • Impuestos y gasto público. Si alguna vez hubo un escándalo inconsecuente tuvo que haber sido durante el reciente “debate” acerca del presupuesto del gobierno federal. Reportado en la prensa como si se tratara de las negociaciones del Tratado de Versalles, la lucha entre Republicanos y Demócratas se centró en la casi trivial interrogante de si el aumento de $12 billones en la deuda nacional durante la próxima década debería reducirse en un 3% o en un 2%.
    Ron Paul propone recortar el presupuesto federal en $1 billón inmediatamente. Por supuesto que él no puede hacerlo, pero los electores sienten que de verdad lo quiere hacer. Como explicó una vez Milton Friedman, el verdadero impuesto sobre los estadounidenses es el nivel de gasto —los recursos tomados del sector privado y empleados en el sector público. Ya sea que este se financie vía impuestos directos, inflación o endeudamiento, el gasto es la carga.
  • La política exterior y el gasto militar. Como el único candidato aparte de Jon Huntsman que dice que ya es hora de retirar las tropas de Afganistán, Ron Paul se ha ganado el reconocimiento de algunos Republicanos y de los independientes en que una presencia militar sobredimensionada alrededor del mundo es inconsistente con un Estado limitado y constitucional.

    El enorme costo de estas intervenciones militares en términos de dinero y vidas resalta el hecho de que constituyen un error, como lo han reconocido desde un principio personas sensatas de la izquierda y la derecha. Por supuesto que queremos unas fuerzas armadas fuertes y capaces de defender a EE.UU., pero nuestro gasto militar actual es igual a lo que gasta el resto del mundo, lo cual no tiene sentido. Es inútil tratar de ser el policía del mundo —intentar de crear un Imperio Estadounidense como promueven muchos neoconservadores. Además no podemos costearlo.
  • Libertades civiles. Los libertarios muchas veces discrepamos con los conservadores en temas relacionados a las libertades civiles. El inmenso apoyo de Ron Paul entre la gente joven se debe en gran medida a su firme compromiso con la protección de las libertades individuales que nos garantiza la Constitución. Paul trabajaría para eliminar secciones importantes de la llamada Ley Patriota (Patriot Act). Las múltiples violaciones a las libertades civiles contenidas en dicha ley incluyen la emisión por parte del Poder Ejecutivo de Cartas de Seguridad Nacional (una especie de citación administrativa) sin una orden judicial y la prohibición de que los ciudadanos estadounidenses mencionen que han recibido estas cartas so pena de ir a la cárcel si lo hacen.

    Las administraciones Bush y Obama han dicho tener el derecho a encarcelar a un ciudadano estadounidense en territorio estadounidense, sin cargos formulados, sin acceso a un abogado y durante un período indefinido. El presidente Obama incluso dice tener el derecho de matar ciudadanos estadounidenses en territorio extranjero, sin debido proceso alguno, si hay sospechas de actividades terroristas.
    Mientras tanto, la Ley para Detener la Piratería en Internet (SOPA, por sus siglas en inglés) que avanza en el Congreso es un claro esfuerzo del gobierno federal por censurar el Internet. Ron Paul se opone a todo esto, lo cual le ha acarreado el respaldo de aquellos que creen en limitar el tamaño del Estado dentro del Partido Republicano.
  • La economía austriaca. Ron Paul muchas veces es criticado por sus referencias a economistas de la llamada escuela austriaca, a quienes algunos consideran extraños. La gente debería leerlos antes de criticar. El Premio Nóbel Friedrich Hayek y su mentor Ludwig von Mises fueron dos de los más grandes economistas y sociólogos que alguna vez hayan vivido.

    Economistas modernos de la escuela austriaca como Lawrence H. White, ahora en George Mason University, y Fred Folvary de Santa Clara University, predijeron la burbuja inmobiliaria y la posterior recesión luego de la enorme inversión equivocada de billones de dólares hacia el sector hipotecario, y que fue incentivada por el gobierno federal. Ron Paul, como los economistas de la escuela austriaca, comprende que estaríamos mejor con un patrón de oro, con competencia de monedas o con una regla monetaria que con los poderes arbitrarios y discrecionales de una Reserva Federal fuera de control.
Ron Paul debería ser felicitado por sus esfuerzos en promover estas ideas y otras políticas libertarias, ya que todas mejorarían la calidad de vida de los estadounidenses. Él sería el primero en admitir que no es el candidato más erudito para argumentar a favor de estas, pero ciertamente parte de su atractivo es su personalidad muy genuina.
Lo cual no quiere decir que Ron Paul siempre está en sintonía con la corriente libertaria dominante. Su aparente indiferencia ante los intentos de evitar que Irán obtenga armas nucleares, su respaldo a una enmienda constitucional que le negaría el derecho a la ciudadanía por nacimiento a los niños de inmigrantes ilegales y su oposición a los acuerdos de libre comercio como NAFTA y CAFTA en nombre de la pureza doctrinal, son cosas con las que discrepan la mayoría de los libertarios.
En cuanto al boletín de Ron Paul, la mejor respuesta la dio mi colega David Boaz cuando el tema surgió públicamente en 2008. Al respecto escribió en el blog del Cato Institute:
“Esas palabras no son libertarias. Tal vez reflejan ideas ‘paleo-conservadoras’, aunque no contienen el lenguaje de Burke o incluso el de Kirk. Pero el libertarismo es una filosofía de individualismo, tolerancia y libertad. Como escribiera Ayn Rand, ‘El racismo es la forma más baja, más crudamente primitiva de colectivismo’. Hacer comentarios intolerantes y dogmáticos sobre todos los negros, todos los homosexuales o cualquier otro grupo, es de hecho una forma crudamente primitiva de colectivismo. Los libertarios deberían aclarar que quienes escribieron esas cosas no son nuestros camaradas, ni son parte de nuestro movimiento, ni son parte de la tradición de John Locke, Adam Smith, John Stuart Mill, William Lloyd Garrison, Frederick Douglass, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Ayn Rand, Milton Friedman y Robert Nozick. La vergüenza debe recaer sobre ellos”.
El respaldo al capitalismo de libre mercado (en lugar del capitalismo mercantilista), a la tolerancia social y a un saludable escepticismo ante el intervencionismo militar en el extranjero es una combinación de posiciones que comparte una pluralidad de estadounidenses. Esta es la razón por la cual el siglo XXI probablemente será un siglo libertario. Esta es la razón por la cual el enfoque debería estar en la filosofía de Ron Paul y en sus propuestas de políticas públicas en 2012.

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