EE UU
Fundación Heritage
Obama
dejó claro en su discurso sobre el estado de la Unión que está mucho
más interesado en seguir haciendo crecer el Gobierno y gastando al mismo
ritmo para hacer 'crecer' la economía. El problema es que esas
políticas no han servido de nada
por Israel ORTEGA
En un discurso que parecía más una previa de la retórica que podemos esperar durante la campaña electoral que culmina en noviembre, el presidente Obama gastó más tiempo criticando al Partido Republicano que planteando políticas concretas para mejorar la situación económica de la nación. Además de usar un tono mucho más partidista en la mayor parte del discurso, el presidente estaba tratando de hacer a un lado su desastroso récord de continuo desempleo y de una serie de poco acertadas políticas impulsadas por su administración.
El presidente usó su discurso del estado de la Unión para pedir una
nueva tasa para millonarios y multimillonarios. "La reforma fiscal debe
seguir la Regla de Buffett: Si usted gana más de un millón al año, usted
No debería pagar menos del 30 por ciento en impuestos… Por otro lado,
si gana menos de 250.000 dólares al año, al igual que el 98 por ciento
de las familias americanas, a usted no le deberían subir los impuestos".
Obama es un mago de la retórica pero parafraseando a nuestro experto
Curtis Dubay: señor Presidente, la secretaria de Buffett no paga más
impuestos que Buffett.
Pero como el astuto político que es, el presidente decidió seguir
adelante con su tono populista que busca explotar la envidia de clase,
pintando al rico como el villano y como la razón por la que hay escasez
de empleos. Como bien sabemos, como inmigrantes o hijos de inmigrantes,
esta es una táctica que suele ser utilizada por políticos
latinoamericanos que buscan explotar las emociones del votante. Esto se
aprecia fácilmente viendo a Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega,
entre otros.
Pero como también sabemos, el populismo y su paso al terreno práctico
mediante políticas socializantes han creado más pobreza que riqueza. Es
precisamente por eso que tantos han emigrado a Estados Unidos, ya que
siempre ha incorporado la libertad para crear más prosperidad y brindar
una alta calidad de vida para sus habitantes.
Lamentablemente, el presidente dejó claro esta noche que está mucho mas
interesado en seguir haciendo crecer el gobierno federal y en seguir
políticas que buscan seguir gastando al mismo ritmo para hacer crecer
la economía. El problema para el presidente es que esas políticas no
han servido de nada y poco han hecho para mejorar un desempleo hispano
que actualmente supera el 10 por ciento.
En lugar de presentar una serie de planes para reducir el tamaño del
gobierno, el presidente pidió más intervencionismo público como si
creyerea que Estados Unidos tiene que seguir los pasos de Europa donde
el Estado sigue endeudando a los ciudadanos y a futuras generaciones con
tal de no hacer verdaderas reformas a los programas gubernamentales
(como las pensiones) por miedo a las repercusiones políticas. Por eso Europa se hunde y nosotros ya tenemos un déficit nacional que supera los 15 billones de dólares.
Pero para un presidente que siempre ha tenido la magnífica habilidad de
pronunciar buenos discursos, las cifras y datos que pintan una realidad
distinta están a la orden del día. Lo importante es dar la impresión de
que las políticas fracasadas de un gobierno más entrometido y caro
pueden crear esa prosperidad económica que tanto necesitamos.
Ojala que el presidente vuelva a la realidad y permita en los meses
entrantes que el libre mercado y nuestro espíritu emprendedor puedan
hacer lo suyo y, como resultado, generar prosperidad.
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