Alejandro D. Zajac (BBC Mundo)
La retirada de las tropas de Irak y Afganistán es el mayor cambio de Obama respecto a Bush, según analistas.
El principal cambio en la política de defensa
estadounidense en la administración de Barack Obama es la progresiva
retirada de tropas de Irak y Afganistán. Sin duda, un quiebre respecto a
su antecesor, George W. Bush.
Pero, así como van saliendo de escena las guerras
convencionales, parecen ganar terreno las operaciones encubiertas y los
ataques con aviones no tripulados.
Desde el International Institute for Strategic Studies,
el analista Dana Allin subraya que uno de los grandes esfuerzos de la
administración Obama es reducir su intervención en guerras
tradicionales.
Pero, más que a razones políticas apunta a las
económicas por el ahorro que implican las operaciones breves, a baja
escala y efectivas.
"Obama es consciente de los límites económicos y
materiales del poderío americano; se podría decir que esa es la
principal razón del cambio estratégico", explica Allin a BBC Mundo.
Aunque no por ello deja de darle importancia a su
intención de "mostrar una imagen moderada" para diferenciarse
políticamente de su antecesor.
AHORRO DE RECURSOS
De hecho, las cifras reflejan en parte que se trata de una decisión para ahorrar.
Según un informe del Stockholm International Peace
Research Institute (SIRI), Estados Unidos aumentó en 2010 un 2,8% su
gasto militar hasta alcanzar los US$698.000 millones. Se tata de un
incremento bajo comparado con años anteriores. Pero para 2012 se espera
una primera caída después de un aumento sostenido durante la última
década.
Hay quienes, a pesar de ver un giro en la política de defensa de Estados Unidos, no creen que sea significativo.
Obama prometió antes de llegar a la Casa Blanca que saldría de Irak y se enfocaría en los retos críticos en la región.
Laurence Whitehead, del Nuffield College de la
Universidad de Oxford, considera que "es un cambio menos drástico de lo
que se podría pensar después de haber escuchado a Obama en campaña".
Fue justamente en un discurso de 2007 cuando el actual
presidente estadounidense delineó por primera vez las bases de su
política exterior.
En el Chicago Council on Global Affairs aseguró que
cuando fuese elegido "acabaría de forma responsable la guerra en Irak y
se enfocaría en retos críticos de la región". Además resaltó en aquella
oportunidad la necesidad de "construir una verdadera fuerza militar del
siglo XXI y mostrar la sabiduría en cómo desplegarla".
Estos ejes son quizás los que mejor explican la actual
línea de operaciones de Estados Unidos. Por un lado, reducir los
despliegues masivos de tropas; por el otro, el desarrollo de tecnología
de guerra y su utilización con "sabiduría".
Dentro de este equipamiento se encuentran los aviones no
tripulados. Pero, ¿hasta qué punto este armamento se utiliza por una
decisión política del propio Obama? Para Whitehead, en parte es una
herencia de Bush y en parte lo atribuye a razones económicas.
RESERVA DE ARMAS
"Durante años, en la administración Bush, ha utilizado
el dinero de los contribuyentes en el desarrollo de eso equipos",
remarca a BBC Mundo. "Si te gastas todo ese dinero obtendrás un
armamento de lujo, y los fabricantes esperarán que lo utilices", opina.
Pero el giro de Obama no se reduce a la escala de las
intervenciones militares en el exterior, sino también a cómo se
desarrollan. Así lo señala Roger Cohen en una columna de opinión
publicada en el New York Times.
El periodista critica que esta estrategia, que él
denomina "doctrina del silencio" no haya sido explicada a la sociedad
estadounidense.
En esta doctrina no incluye sólo a los ataques con
aviones no tripulados, sino también sucesos que considera sospechosos
como a la explosión en una base militar en Teherán donde murió Hassan
Tehrani Moghaddam, figura del programa de misiles iraní, la muerte de
otros científicos del país persa o el virus informático Stuxnet.
Utilizar un reproductor alternativo
"Alguien está detrás de estas operaciones y dos
candidatos obvios son Israel y Estados Unidos", advierte Allin en
sintonía con el artículo de opinión de Cohen.
El analista del International Institute for Strategic
Studies considera que en el caso particular de Irán, estaba claro que
"la administración no iba a meterse en otra guerra en Medio Oriente".
Por su parte, el analista Ferrán Izquierdo de la
Universidad Abierta de Barcelona, también tiene una opinión que se
balancea entre el concepto de cambio y el de continuidad, entre la
decisión propia de Obama y la inercia de la era Bush.
Según el investigador catalán, con la progresiva
desaparición de los escenarios bélicos de Irak y Afganistán, el foco de
la comunidad internacional se centra en las operaciones específicas como
la que acabó con la muerte de Osama Bin Laden. "Eso hace que todo lo
demás gane presencia", explica a BBC Mundo.
Whitehead, desde Oxford, sueña con una primera potencia
mundial en la que no exista ninguna continuidad con la política exterior
de Bush, plasmada en el Patriot Act de 2001, nacido de las cenizas del
11-S, y que en mayo de este año Obama extendió por cuatro años más.
Podrán decir que es un soñador, pero el académico
imagina un cambio en la política de defensa de Estados Unidos que afecte
a lo que él considera su núcleo: "Un buen presidente que no esté
contento con el complejo industrial militar, que sea ampliamente apoyado
por la población y que sea reelegido para un segundo período puede ser
capaz de cambiar todo, pero Obama no es ninguna de estas cosas aún",
concluye.
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