02 enero, 2012

Guatemala: las ilusiones del año recién nacido

Análisis & Opinión

Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

Este 2012 tiene algunas características particulares. El cambio de número en el calendario trae siempre una dosis de ilusiones y de esperanzas, cuya duración depende de la manera de pensar y de analizar los hechos. Esto es propio de cada quien. Pero este año coincide con el 2008 y el 2004, en tener en sus dos primeras semanas el fin de un gobierno y el inicio de uno nuevo.
En este caso, esos buenos deseos son en realidad acciones inconscientes de los ciudadanos, porque Guatemala por fin inicie en realidad un camino donde, como dice el viejo y sabio Popol Vuh, se llame a todos y nadie se quede atrás. Es decir, se establezca la realidad, tan soñada por tantos durante tanto tiempo, de una sociedad incluyente, unida en su diversidad.
A mi juicio, al final del 2012 puede ser el año del inicio de un nuevo país. Quiero pensar en la posibilidad de un cumplimiento de las predicciones de los mayas en referencia a cambios en la humanidad. No comparto la idea de un fin del mundo de tipo apocalíptico, pero sí manifiesto mi absoluta admiración por los increíbles avances matemáticos de esta civilización, cuyos conocimientos aún no han sido descubiertos en su totalidad. El 21 de diciembre termina el calendario maya. Para algunos es el fin del mundo. Para otros es en efecto el fin de un calendario pero al mismo tiempo el inicio de otro. Las ideas cataclísmicas son parte de la naturaleza humana: tanto en 1900 como en el 2000 iban a pasar cosas terribles… Simplemente no pasaron.
Por ser el territorio de Guatemala la sede principal de la civilización maya, el interés provocado por las predicciones debería traducirse en un aumento significativo del conocimiento de esta misteriosa cultura, tanto en este país como en el resto del mundo. Como de costumbre, los guatemaltecos ya vamos atrasados en cuanto a aprovechar esa circunstancia irrepetible para recibir más visitantes extranjeros en los tan numerosos sitios arqueológicos mayas, así como para entender la intrincada simbología de las actividades culturales de los descendientes de esa civilización. México y Honduras ya se adelantaron. Pese a ello, si las nuevas autoridades gubernativas se interesan en realidad, el beneficio del 2012 para el país puede ser importante.
Este 2012 puede ser el año de inicio formal y consciente de lograr la guatemalidad, tomando en cuenta el valor de la diversidad étnica y cultural como un factor para olvidarse de las divisiones...
Hacia adentro de la sociedad guatemalteca, en 2012 puede iniciarse una nueva era en el campo de su integración, tan necesaria. Ese proceso pasa necesariamente por conocer las bases de la cultura de los mayas, en este caso el calendario. Muy pocos guatemaltecos saben cómo medían ellos el tiempo, uno de sus avances más notables. La fecha indicada es el último día del décimo tercer baktún, una medida de tiempo consistente en 144 mil días, equivalente a unos 400 años. Al multiplicar esta cifra por 13, se obtienen 5 mil 200 años. La gran duda surge respecto a si el hecho de haber terminado la medida del tiempo debe ser interpretada como el fin de los tiempos, o simplemente por alguna razón aun no conocida descontinuaron esa medición.
Este 2012 puede ser el año de inicio formal y consciente de lograr la guatemalidad, tomando en cuenta el valor de la diversidad étnica y cultural como un factor para olvidarse de las divisiones en estos dos campos. La cultura maya, a través de sus descendientes, es un hecho cultural innegable y valiosísimo, cuya supervivencia depende sobre todo de la integración de ellos al mundo actual, globalizado como lo es. El gran reto es buscar la vía para lograrlo y en ello es fundamental la comunicación hacia el exterior a través de los lenguajes actuales. Desde esa perspectiva, el español debe ocupar el primer lugar para no hacerlo por medio del inglés. En esa forma interpreto yo la profecía maya de los cambios y por eso los considero positivos.

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