Desde mayo, el índice del dólar que refleja la cotización media ponderada de esta divisa con respecto a las correspondientes a los países con los que EEUU mantiene una mayor actividad comercial ha subido un 10%.
El evento desencadenante de estos flujos fue la intervención del Banco Nacional de Suiza situando un tope al fortalecimiento de su divisa en 1,20 contra el euro y advirtiendo que podría elevar este freno (algo que probablemente veremos en el futuro próximo). El franco suizo, que se había convertido en el receptor de una gran parte de flujos en busca de refugio que huían de la inestabilidad de la zona euro que todavía persiste, dejaba de ostentar este status ante la posibilidad, altamente probable, de que el franco suizo se debilitara más por el efecto de la intervención de su banco central. Los inversores, después de probar en otras divisas, decidieron comprar el dólar norteamericano.
Desde entonces, no hemos visto más que apreciación de esta moneda, pero ésta no es la única razón para su fortaleza.
Los bancos centrales asiáticos, principalmente el de China, han disminuido el ritmo de diversificación de sus reservas que durante los últimos años han estado llevando a cabo. Por este proceso, estos bancos centrales han estado vendiendo dólares, divisa principal de sus reservas, contra otras monedas, sobre todo euros. Bien sea porque la diversificación ya esté avanzada y se encuentre en niveles aceptables o porque el euro ya no ofrece, como lo hacía anteriormente, la seguridad necesaria, en los próximos meses estas ventas de dólares desaparecerán y el billete verde se verá favorecido por ello.
Pero aún existen más razones. Las políticas monetarias expansivas de Washington, incluidas las no convencionales como el Quantitative Easing y la Operación Twist parecen estar dando sus frutos y las últimas cifras macroeconómicas muestran cómo el mercado laboral se recupera, el crecimiento se mantiene y, lo que es más importante, la demanda doméstica y la confianza del consumidor repuntan. EEUU parece estar saliendo del profundo hoyo de la crisis económica y financiera, mientras que en Europa todavía no se ha llegado a ningún acuerdo para sentar las bases políticas de un sistema único de emisión de deuda y de supervisión de las políticas fiscales, sistema que será absolutamente necesario para recobrar la confianza de inversión en la deuda de los países europeos. Y la economía real se ve resentida por esta situación de incertidumbre, hasta el punto de que esperamos que la recesión vuelva a campar por Europa.
El BCE ya ha comenzado a inundar de liquidez al sistema financiero y, como comentó Bini Smaghi en su despedida, la posibilidad de un QE en Europa no es descartable si la deflación amenazara la economía europea. Todas estas razones no hacen más que confirmar que el euro se verá presionado a la baja y que el dólar , a pesar de los deseos de las autoridades norteamericanas, se verá empujado a cotizaciones más altas, por lo que no nos debe extrañar que volvamos a niveles por debajo de la zona de 1,2000. Se habla de 1,1600 como un objetivo técnico, pero hay quienes no se quedan ahí y hablan sin remilgos de la paridad: un euro, un dólar .
Miguel Ángel Rodríguez. Analista de XTB y autor del libro 'Aproximando el Mercado de Divisas al Inversor.'
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