dijo el gobernador de Santa Cruz Rubén Costas al darle posesión.
Como siempre, habrá quien vea esto como un signo alentador. Otros lo
podrían calificar como una más de las evidencias de lo lejos que se está
en América Latina de tener sociedades donde la inclusión social no sea
un tema pendiente, donde la llegada de un indígena a presidir una
secretaría no sea una noticia.
Este mismo mes en Colombia hubo otra de estas historias de "nunca antes...". El 10 de enero, Tatiana
Piñeros Laverde fue nombrada como la titular de la dirección de Gestión
Corporativa de la Secretaría de Integración Social, en
Bogotá. "No es la primera vez que una persona de la comunidad LGBTI
obtiene el respaldo para ocupar un cargo público, pero lo novedoso es
que por primera vez una transgenerista ocupa un cargo de dirección dentro del Distrito", publicó el día 18 de enero Semana.com.
El cargo que desempeña Piñeros Laverde se encarga de diseñar y vigilar
las políticas sociales para garantizar a los bogotanos el ejercicio de
sus derechos en condiciones de igualdad.
El Espectador entrevistó hace unos días a Piñeros Laverde. Le preguntó, entre otras cosas, que "¿cómo recibe que su orientación sexual la haga noticia nacional?
"Es necesario que se hable del tema, porque así la gente comenzará a
entender que si no le pone prejuicios ni imaginarios negativos a las
orientaciones sexuales le parecerá normal que yo como transgenerista
ocupe un cargo público y maneje recursos. Para mí es positivo". En la nota de Semana.com que ya fue citada antes, Piñeros Laverde dice que su nombramiento, realizado por el alcalde Gustavo Petro,
es un “respaldo que se la da a la inclusión y a la no discriminación,
cuando se nombra una persona por sus capacidades profesionales, su
experiencia profesional o por su hoja de vida, sin importar su
orientación sexual o su identidad de género”.
Un último caso, por si hicieran falta más ejemplos. El 28 de julio del año pasado, así comenzaba la nota del diario Correo en Lima: "A los 67 años, la cantante Susana Baca se convirtió hoy en la primera afrodescendiente en asumir una cartera ministerial en Perú".
Terra recogió en por aquellas fechas estas declaraciones de Baca:
"Creo que soy la primera ministra negra en el Perú; en política tenemos
que participar los afroperuanos". El portal agregó en esa ocasión: "El nombramiento de Baca, de 67 años, significó una sorpresa en un país donde los afrodescendientes tradicionalmente han sido víctimas de una discriminación soterrada".
Cuando en diciembre ya corría el rumor de que el presidente Ollanta
Humala haría modificaciones en su gabinete, entre los que en efecto
estuvo la salida de Baca del ministerio de Cultura, en el sitio lamula.pe se publicó:
"Estoy convencido de que sustituir a Susana Baca por alguien que no sea
de raza negra sería un rudo golpe, involuntario y quizás no percibido
pero golpe al fin, del Gobierno a la negritud de nuestro país". Y así
fue, no llegó otro afroperuano.
Cada uno de estos nombramientos ha sido visto, correctamente, como
una buena noticia, que será aún mejor cuando ya sea una cosa regular que
las personas lleguen a altas responsabilidades sin que haya que aludir a
nada más que sus capacidades profesionales.
Si en América Latina se hubiera avanzado más en agendas de
integración, algunas cosas no serían ya un tema de los espacios
informativos. La más reciente de ellas acaba de ocurrir en Bolivia,
donde este miércoles Ronald Gómez tomó posesión como secretario de Pueblos Indígenas de Santa Cruz. ¿Que qué tiene de singular ese nombramiento? Que se trata del primer
indígena, en el país gobernado hace 6 años por Evo Morales, en ocupar
un cargo de ese nivel en algún departamento boliviano. "Es el
primer secretario indígena de una gobernación en toda Bolivia, esto es
historia. A Ronald quiero decirle que el agradezco su valentía, su
coraje y su temple",
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