12 enero, 2012

La gran dificultad de ser un amoroso de tiempo completo


La gran dificultad de ser un amoroso de tiempo completo

Román Revueltas Retes

Y tú, ¿de qué vas? Yo, voy de amoroso por la vida…
 
Pues, vaya compromiso que se echó López Obrador a las espaldas. Eso de renunciar a los impulsos, de no hacer ya rabietas, de no agredir, de contenerse, de comportarse, de responder finamente a las provocaciones, de apretar los dientes por dentro mientras se esboza una sonrisa hacia fuera, de tener que predicar con el ejemplo, de asumir conductas que no van con la naturaleza de uno, de ocultar sagazmente la animadversión, de reaccionar mansamente a los ataques de adversarios tan feroces y malintencionados como impunes (porque, a diferencia del susodicho, no han celebrado compromiso alguno de urbanidad).
 


De representar de tiempo completo a un personaje irremediablemente ajeno a la propia esencia, de no poder permitirse un desplante ni una buena descarga de adrenalina, de guardar las formas aunque tus primeros instintos te lleven a romperlas, de reprimirte y de coartarte, en fin, todo eso, todo ese proceder es una auténtica prueba, un reto colosal, un desafío digno del más modesto discípulo de Zenón el estoico, una ejemplar reconversión lograda a punta de durísimas disciplinas interiores, un rito iniciático que, vistos los tamaños de nuestro personaje, bien podría valerle el premio mayor en caso de que se mantenga, de manera invariable, casto y puro hasta el mes de julio.


No será fácil, sin embargo: ya anteayer, luego de que una prestigiada casa encuestadora diera a conocer las posiciones que los aspirantes presidenciales ocupan en las preferencias del respetable, el hombre soltó —de la manera más dulce y cariñosa, eso sí— que los encargados de los sondeos “están diciendo mentiras”. Y, añadió: “Lo digo de forma muy respetuosa”.


Me resulta verdaderamente enternecedora esta manera de llamarle mentiroso a alguien. Y, vistas las cosas, creo que todavía no se le han terminado los adjetivos al señor.


¿Cómo se las apañará, en el futuro, para descerrajar otras lindezas?


Pues, seguirá siendo, como dice, “muy amoroso”. Ah…

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