20 enero, 2012

“La Tercera Guerra mundial ha comenzado”. Laurent Artur du Plessis


Ahora mismo estoy leyendo un libro por obligación para un trabajo académico y estoy atascado porque sus ideas me chirrían. El autor es la persona a la que tengo que entregar el trabajo… Imagínense mi situación. Sin embargo hay libros con los que no estoy nada de acuerdo y en cierta forma disfruto de su lectura como disfrutas de esas películas de las que dices “es tan mala que te ríes”.
Guardaba desde hacía tiempo La 3ª Guerra Mundial ha comenzado” de Laurent Artur du Plessis, un libro publicado originalmente en Francia en 2002 al que diez años dan perspectiva suficiente para juzgar convenientemente. Y más tras haber vivido 2011, el año en que murió Bin Laden y estalló la “Primavera Árabe”.


El libro responde a todos los clichés que señalaba en “Apuntes de Yihadología e islamofobia” y al discurso que criticaba en “El ombligo cristiano”. Se nota que está escrito al calor del 11-S aunque añade una dimensión más que tengo pendiente tratar en estos días de crisis con Irán: Los presuntos expertos en Geopolítica que actúan de profetas del apocalipsis. Du Plesis lo deja claro de entrada. Todo su libro se basa en una sola premisa a la hora de analizar el panorama internacional: “[N]o hay ninguna duda de que sucederá lo peor” (pág. 17). Sin ir más lejos “el conflicto entre la India y Pakistán tendrá lugar y seguro que se emplean armas nucleares” (pág. 17).
No encontraremos ninguna nota a pie de página ni bibliografía. Se trata de un ensayo que asume plentamente y de forma entusiasta el concepto de Choque de Civilizaciones de Samuel P. Hungtinton. La “Tercera Guerra Mundial” que anticipa el libro, cómo no, es la guerra del Islam contra Occidente.
Me ahorraré en relatar cómo describe el autor al mundo islámico porque cumple a rajatabla el guión que describí en mis “Apuntes sobre Yihadología e islamofobia”. Se lo pueden imaginar. En el libro el Islam es un ente monolítico en el que todos sus miembros trabajan de forma conjunta en un plan total para dominar el mundo, ya que forma parte de su naturaleza más profunda y esencial el totalitarismo agresivo que ve en Occidente su negación más odiosa.
“El Islam, una teocracia totalitaria” Título del Capítulo 3. pág. 71-121
“El islamismo es un movimiento político-religioso, un totalitarismo teocrático con un proyecto de conquista planetaria” pág. 77.
“El [espíritu] del Islam es la violencia”. “La historia del Islam es la de sus armas” pág. 81
“El Islam laico y tolerante pertenece al reino de lo virtual”. “No suscita ningún interés significativo en el seno de las masas musulmanas” pág. 121.
Si para el autor el Islam es totalitario y expansionista, la situación actual sólo la agrava el auge del integrismo islámico.
[El neowahabismo] es “un proyecto político de conquista mundial que formulan sin ningún tipo de complejo. Todos ellos ponen en marcha de redes de militantes profesionales fanatizados, muchos de los cuales están dispuestos al sacrificio supremo, el de su propia vida” pág. 113.
“Este integrismo islámico, bestial y asesino, está convencido de una victoria total en el seno del mundo arabo-musulmán: en los períodos de grandes disturbios siempre hay un momento en el que el terror consigue obtener plenos poderes” pág. 115.
“La mayoría de los gobiernos arabo-musulmanes son, desde hace mucho tiempo, rehenes de los integristas islamistas” pág. 119
Según el autor la guerra con el Islam es, por tanto, inevitable.Sin embargo se lamenta que el Occidente cosmopolita y autocomplaciente no sea consciente del peligro.
“Son paradojas muy dolorosas que el Ciudadano del mundo no puede llegar a conocer mediante sus consolas del juego electrónicos, sus reality shows y sus planes de empresa, ni tampoco a través de la ideología basada en la revolución de 1968, anclada en infantiles formas de pensar, donde se recurre preferentemente a la utopía para solucionar los grandes problemas de la humanidad” pág. 40.
En el caso de la juventud el problema es aún más grave por culpa de los videojuego : “La juventud occidental naufraga en los juegos electrónicos. Le amenaza la pérdida del espíritu de sacrificio”. pág. 53.
Lo habrán adivinado. Se trata de una crisis de valores por culpa de que Europa ha abandonado los valores cristianos para lanzarse en brazos del materialismo capitalista de Estados Unidos:
“El Occidente actual está amenazado por una gravísima crisis de valores”. “Su capitalismo liberal ha ahogado, sobre todo en Europa, muchos de sus valores tradicionales (familia, trabajo, patria…) bajo oleadas de riqueza. La religiosidad disminuye y Europa es ahora el gran bazar de lo americano, el McDonalds, Hollywood, las películas pornográficas, los reality shows, el materialismo, el hedonismo sin sublimación, todo ello puesto al servicio de las leyes del mercado” pág. 53.
Como ven, una vez más, llegamos a que detrás de un discurso de alerta sobre el amenaza del Islam se encuentra un lamento por la pérdida de los valores tradicionales cristianos. Para el autor constrasta la difusión violenta del Islam comparada con la naturaleza pacífica del cristianismo, que en sus orígenes se “extendió de forma pacífica, por el boca oído y por el prestigio espiritual de sus mártires (que no podían ser más pacíficos), y no por la espada” (pág. 82). Rara vez el cristianismo ejerció la violencia contra otros y en tales casos, como la conquista española de América, fueron “desviaciones respecto a los textos sagrados” (pág. 83).
Aquí tenemos que hacer un alto para señalar que el discurso sobre la “difusión violenta del Islam” sirve siempre como señal de alarma de la solvencia intelectual de quien tenemos delante. Y hemo visto en este caso, cómo ignorancia sobre el Islam y etnocentrismo suelen ir de la mano. Además resulta curioso que el único país que se nombre como exportador del cristianismo de forma violenta sea España, que debe ser el único país con un pasado colonial.
El libro dedica unos cuantos capítulos a hablar de la inminente crisis económica. Lo cual para ser un libro sobre los peligros del Islam escrito en 2002 es un mérito. El autor afirma que la crisis que iba a venir sería peor que la de 1929 y sería la espoleta que iba hacer estallar todo el mundo musulmán.
“[L]as masas se rebelarán y tomarán el poder por la fuerza bajo la dirección de las redes integristas. El mundo árabo-musulmán conocerá así una oleada de revoluciones que recorrerá el mundo desde el Atlántico hasta el Pacífico”. pág. 239
“Las células integristas se movilizarán en tierras del Islam para fomentar los disturbios y alcanzar el poder, ayudados por la crisis económica galopante que impulsará a las masas hacia la violencia desatada” pág. 245.
“Las regiones europeas de mayoría musulmana combatirán por su independencia”. “Estos conflictos recordarán por su extrema violencia, a los del Líbano de los años 1975-1990 o bien a los
de los Balcanes de los años noventa” pág. 307
Diez años después podemos hacer balance del éxito del libro en predecir el futuro y ver la fiabilidad de todos estos profetas del Apocalipsis. Como vemos, la islamofobia no es sólo un prejuicio hacia personas de otra religión. El etnocentrismo que lo caracteriza provoca una ceguera tal que da pie a análisis disparatados. Las masas urbanas de las que habla el libro al final salieron a la calle para luchar por el fin de los regímenes árabes y pedir una cosa que se parece poco al totalitarismo musulmán con el que soñaba Bin Laden. No ha aparecido nada que se parezca al gran califato con capital en Turquía que una el mundo árabe-musulmán del que habla el libro. Este podría ser un buen balance a diez años vista del 11-S: El fracaso intelectual de la derecha de raíces cristianas en entender el siglo XXI.

No hay comentarios.: