12 enero, 2012

Lo gentleman no quita lo valiente

No se me haría raro que al señor lo amparen por el resto de su vida gracias a su billete

Anna Bolena Meléndez
Shock. Esa es la palabra que me describe al enterarme de toda la historia del Gentlemen de Polanco, chisme que me había perdido por estar algunos días ausente, pero whaaaaaat?! Bueno, no, la verdad es que no se me haría nada raro que al señor lo amparen por el resto de su vida gracias al billete que probablemente ya habrá pasado. Tampoco se me haría raro que después se “demuestre” que el Gentlemen era una máscara que no se alcanzó a distinguir gracias a la “baja calidad” de las cámaras, la voz estaba distorsionada, pues adentro de la botarga que lo inculpa había un repetidor que imitaba su voz, es por eso que el señor será dejado en paz mientras bien se podría culpar al portero por llevar a cabo toda esa farsa de la que el señor Sacal es simplemente una víctima. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


Desafortunadamente, la justicia en México es un albur y así como con el paso de los años hemos visto injusticias desfilar impunes, casi puedo asegurar que no me equivocaré cuando pronostico en Astracán el futuro. No es nuevo que algunos integrantes de la burguesía (porque no se puede generalizar) puedan cometer todo tipo de transgresiones sin ser castigados, pues por lo regular tienen todas las palancas aplicables a cualquier problema de ese tipo.
El asunto es que no nos respetamos, que algunos sujetos crean que porque tienen un buen carro tienen derecho a humillar al que no lo tiene. Que porque un portero no tiene su poder adquisitivo y el inquilino es el que “le paga para que trague”, como se refieren en su idioma, entonces tiene derecho a abusar sicológica y hasta físicamente de él.
Este tipo de personas crían pequeños juniors que crecen viendo ese maltrato a los “pobres” y que les hacen creer que a la muchacha del servicio se le trata de “sirvienta” para abajo, el chofer es un naco y el resto son prole.
Las autoridades tienen que comenzar a castigar este tipo de cosas, la violencia grave empieza de diversos escalones y no reprender a los que cometan abusos de este tipo es dar luz verde para que lo sigan haciendo. Nuestra sociedad tiene que crecer, volverse más humana y menos agresiva. En la calle, así como te toca encontrarte a un neurótico como ese corriente individuo, te toca uno con fusil y te lo vacía encima. Estas personas tienen que recibir un tipo de castigo que resuene en nuestra sociedad mexicana.
A un país desarrollado no lo hace únicamente tener una economía pujante, un país desarrollado lo es porque sus habitantes crecen en cuanto al respeto y la calidad de vida que desean tener y que empujan hasta tenerla. Hago un llamado a nuestros gobernantes: no podemos permitir que estos abusos queden impunes, no podemos dejar que a Miguel Sacal lo dejen en paz con una corta feria, eso es como burlarnos al resto de habitantes, es como decirnos que sí, efectivamente nuestro país está en manos de la burguesía.
Yo soy una mujer joven, mexicana, parte de una generación que ya desea ver a México renacer, que los decapitados, la sangre y la violencia desaparezcan, y creo que las escaleras se barren de arriba para abajo. No podemos pedir paz en México si los mismos que la pedimos nos agredimos sin motivo, solamente porque Sutanito “tiene más lana que yo” o porque Perenganito “me paga para que viva”.
Bien lo dijo Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Mexicanos, apliquémoslo, ¿no?

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