03 enero, 2012

Lo que le depara el mundo a Latinoamérica en 2012

Por: | 03 de enero de 2012
Brookings Institution es uno de los think tanks (centros de pensamiento) más antiguos de EE UU. Es apartidario y ha sido catalogado tantos de derechas como de izquierdas. Uno de sus investigadores para Latinoamérica, Eduardo Levy-Yeyati, es un economista argentino que se ha convertido en un habitual invitado a las reuniones de sus pares kirchneristas, pese a que no comulga con muchas de sus ideas. Con la colaboración del economista Luciano Cohan, Levy-Yeyati planteó a finales de 2011 un panorama para los primeros meses del año que ha comenzado.



“La región está moviéndose otra vez a una modalidad de crisis y está empezando a sentir el sufrimiento por un rápido deterioro del contexto global”, advirtieron los dos economistas de Brookings en un documento. Pero los autores consideran que no se repetirá una crisis como de la caída del banco Lehman Brothers, en 2008, en la que cundió el pánico y colapsó el comercio, sino que prevén un escenario en el que EE UU y Europa atraviesen un largo de periodo de estancamiento, como Japón en los 90.
El reporte de Brookings señala que la actividad económica y la confianza de los consumidores y los inversores en Latinoamérica se habían recuperado de la crisis de 2008/2009, pero en el tercer trimestre de 2011 comenzaron a dar señales de ralentización o caída, según el caso. También apunta que la fuerte recuperación económica no latinoamericana ha sido acompañada por una reactivación similar de la industria.
A diferencia de lo que ocurría antes de la crisis mundial de 2008, los países latinoamericanos ya no se encuentran tan holgados en sus cuentas fiscales para emprender políticas contracíclicas, según el informe que encabezó Levy-Yeyati. En Brasil, que a finales del año pasado anunció recortes impositivos para contrarrestar el enfriamiento de la economía, el periódico O Estado de S. Paulo prevé en 2012 reducciones del gasto público para equilibrar las cuentas.
El documento identifica dos riesgos de contagio de una eventual crisis mundial este año en Latinoamérica: uno es la salida de la inversión de portafolio, que por la aversión al riesgo huye a activos seguros como los bonos del Tesoro de EE UU y no discrimina entre países que puedan tener un mejor o peor balance de pagos; y otro radica en los tipos de cambio, dado que una fuga de capitales puede devaluar las monedas. Estos dos factores ahondarían el impacto de una caída en la demanda global. Los economistas de Brookings no creen que el mundo se encamine hacia una recesión tan profunda como a finales de 2008.
En el instituto norteamericano elaboraron un Índice del Viento Global para determinar el impacto en Latinoamérica de la aversión al riesgo, la evolución de los precios de las materias primas (que están determinados por las inversiones especulativas y también por la demanda del Asia emergente) y la demanda global. A partir de las últimas tendencias en estos tres aspectos (no hay que olvidar que 2011 fue un año malo para las bolsas latinoamericanos, pese al crecimiento económico), el instituto con sede en Washington concluyó que el viento global reducirá en 2012 el crecimiento promedio de las siete principales economías de Latinoamérica (Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Perú) a 2,7%, bastante menos que el 3,7% pronosticado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Pero ese 2,7% no es una predicción definitiva de crecimiento porque solo tiene en cuenta el impacto de los factores externos en esas siete economías y el documento de Brookings destaca que habrá que ver qué medidas adopta cada Gobierno para evitar una fuerte desaceleración de la expansión de los últimos dos años.
Levy-Yeyati también plantea otros dos escenarios menos probables. Uno, en el que se desate la “tormenta perfecta” y se conjuguen suspensiones de pagos en la eurozona con un episodio de pánico mundial como en 2009. De ser así, el viento global producirá una caída del 3,4% en la economía de los siete países mencionados. Si, en cambio, Europa y EE UU solucionan sus problemas económicos y fiscales rápidamente, que es la hipótesis menos probable, el viento global soplará una expansión del 4,5% en las principales economías latinoamericanas. El autor del informe aclara que el índice creado no busca formular predicciones sobre el año que ha comenzado sino ilustrar el impacto de la economía global en la región.

Cada país deberá adoptar sus medidas para que continúen las mejoras de la productividad y de la redistribución del ingreso, pero dos cuestiones regionales también son señaladas por Brooklings como importantes: la necesidad de un mayor comercio intralatinoamericano (el intercambio de los países sudamericanos entre sí representa menos del 20% del total de lo que comercian con el mundo, mientras que para los países del Asia emergente el comercio intrarregional supone el 35% del global) y el armado de una red de seguridad financiera, lo que requeriría de la ampliación del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR, que solo integran por ahora Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela). Por lo pronto, el Gobierno de Brasil promete a sus industrias que las protegerá de las importaciones de fuera de Mercosur (bloque que integra junto con Argentina, Paraguay y Uruguay). Ésa es la receta de la mayor economía sudamericana, mientras anuncia que redoblará su combate a la pobreza extrema, apuesta a la integración energética con Argentina, recibe inversiones de México y apuesta a las alianzas bursátiles con el resto de la región.

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