La historia en breveCiro Gómez Leyva
Cinco millones y medio de jóvenes podrán votar por primera vez
en una elección presidencial. Tendrían fuerza de sobra para definir al
próximo presidente y darle mayoría en el Congreso al partido que fuera.
Es la generación de mi hijo de 18 años. Al escucharlos siento que el PAN les deja una sociedad destartalada, si no de espanto; que ven en López Obrador a un canoso dos caras, que Peña Nieto les da entre güeva y pena, por no hablar de Josefina y Cordero.
¿Por quién van a votar entonces nuestros hijos? Las pocas encuestas sobre el voto joven no son para hacerse ilusiones. Nuestra democracia no parece entusiasmar a los que vienen llegando.
Ciertos optimistas afirman que las redes sociales terminarán metiéndolos en la elección. Yo los rebatía con estadísticas, pero hay datos que no pueden seguirse pasando graciosamente por alto. El 16 de diciembre se subió a Youtube una caricatura producida por huevocartoon, titulada “Qué pena nieto”. Dos huevos (uno intelectual de barbas; el otro, Pena Nieggto con copete) recreaban en un diálogo de tres minutos el episodio de los tres libros de la Feria de Guadalajara, con frases como “¿Tres libros? ¿Libros, libros, del verbo libros?”
Nada del otro mundo, se diría, pero para los días de Navidad registraba un millón 600 mil visitas. Es decir, 160 mil visitas diarias. Imposible desacreditar una cifra de ese tamaño (no incluye retuits ni otros reenvíos) en un sistema cuya última elección presidencial se decidió por un cuarto de millón de votos.
Ojalá y así sea por la ruta resbaladiza de las redes, la generación de mi hijo se meta al 2012. Sería un descalabro, un infortunio, que esos cinco millones y medio de votos se perdieran en un agujero negro.
Es la generación de mi hijo de 18 años. Al escucharlos siento que el PAN les deja una sociedad destartalada, si no de espanto; que ven en López Obrador a un canoso dos caras, que Peña Nieto les da entre güeva y pena, por no hablar de Josefina y Cordero.
¿Por quién van a votar entonces nuestros hijos? Las pocas encuestas sobre el voto joven no son para hacerse ilusiones. Nuestra democracia no parece entusiasmar a los que vienen llegando.
Ciertos optimistas afirman que las redes sociales terminarán metiéndolos en la elección. Yo los rebatía con estadísticas, pero hay datos que no pueden seguirse pasando graciosamente por alto. El 16 de diciembre se subió a Youtube una caricatura producida por huevocartoon, titulada “Qué pena nieto”. Dos huevos (uno intelectual de barbas; el otro, Pena Nieggto con copete) recreaban en un diálogo de tres minutos el episodio de los tres libros de la Feria de Guadalajara, con frases como “¿Tres libros? ¿Libros, libros, del verbo libros?”
Nada del otro mundo, se diría, pero para los días de Navidad registraba un millón 600 mil visitas. Es decir, 160 mil visitas diarias. Imposible desacreditar una cifra de ese tamaño (no incluye retuits ni otros reenvíos) en un sistema cuya última elección presidencial se decidió por un cuarto de millón de votos.
Ojalá y así sea por la ruta resbaladiza de las redes, la generación de mi hijo se meta al 2012. Sería un descalabro, un infortunio, que esos cinco millones y medio de votos se perdieran en un agujero negro.
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