Como crear una depresión. Martin Feldstein
CAMBRIDGE.–
Es posible que los líderes políticos europeos estén a punto de acordar
un plan fiscal que, de implementarse, podría empujar a Europa hacia una
seria depresión. Para entender el por qué, es útil comparar cómo
respondieron los países europeos a las caídas en la demanda antes y
después de adoptar el euro.
La resiliencia del Sur. Paulo M. Levy
RÍO
DE JANEIRO – La resiliencia demostrada por América Latina después de la
crisis financiera de 2008 es digna de destacar, especialmente si se la
compara con el desempeño de la región en los ochenta y los noventa. Pero
ahora que la economía mundial se enfrenta otra vez a la incertidumbre,
la región debe encontrar nuevas estrategias para reducir los efectos que
puedan derivarse de la volatilidad de los mercados financieros y de un
estancamiento prolongado en las economías más ricas del mundo.
El futuro global de la crisis europea. Kemal Derviş
WASHINGTON,
DC – Ya es evidente que la crisis de la eurozona se prolongará hasta
bien entrado 2012, a pesar de la recuperación de los mercados de valores
de principios de febrero. Aunque las negociaciones entre Grecia y los
bancos respecto de los títulos de deuda soberana griegos lleguen a
término, todavía hay bastantes dudas respecto de si habrá una
participación suficientemente amplia de los bancos en el acuerdo.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional planteó la cuestión de
una reducción de la deuda con los organismos públicos (incluido tal vez
el Banco Central Europeo), lo que envía el mensaje de que un “recorte”
en las acreencias de los bonistas privados no bastará para que Grecia
recupere la sostenibilidad financiera.
From Argentina to Athens?. Mohamed A. El-Erian
NEWPORT
BEACH – Let me set the scene: an increasingly discredited economic
policy approach gives rise to growing domestic social and political
opposition, street protests and violence, disagreements among official
creditors, and mounting concerns among private creditors about a
disorderly default. In the midst of all of this, national leaders commit
to more of the same harsh austerity measures that they have been unable
to implement for two years. Official creditors express skepticism, in
private and public, but hold their collective nose and get ready to
disburse yet another tranche of money into what they fear is a
bottomless pit.
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