28 febrero, 2012

Economía Austriaca como una Ciencia Extraordinaria

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Thomas Kuhn en “The Structure of Scientific Revolutions” hizo una distinción entre ciencia normal y extraordinaria. Ciencia normal es la investigación del día a día de una comunidad de académicos que trabajan y se comunican entre ellos en la base de ciertos principios compartidos y métodos incorporados en lo que Kuhn llamó un “paradigma” por esa ciencia. De vez en cuando, dicha ciencia, puede someterse a un cambio revolucionario, en el transcurso del cual, el paradigma es remplazado por uno nuevo. Contrario al trabajo que sigue un proceso dentro del marco de un paradigma aceptado se encuentra lo que se llama una ciencia extraordinaria.


No necesitamos, en esta ocasión, entrar en un debate sobre la estricta aplicabilidad del análisis de Kuhn a las ciencias sociales. Es suficiente, por el momento, usar su trabajo como una fuente de útiles analogías y metáforas. Tomando este enfoque, encontramos que en la economía contemporánea, la ciencia normal está representada por el marco de la síntesis Keynesiana-neoclásica. Fácilmente podemos hacer una lista de las características de la ciencia normal. La comunicación entre economistas es, principalmente, por medio de artículos que presentan contribuciones incrementales al conocimiento antes que mediante libros dedicados a tratar con los principios. Existe una tradición bien establecida con respecto a los libros de texto, y los estudiantes solamente son expuestos a los trabajos originales de los economistas clásicos y contemporáneos brevemente y en una etapa relativamente avanzada en su entrenamiento. Los economistas, día a día, trabajan estableciendo hechos empíricos significantes, juntando hechos con teoría y extendiendo aplicaciones teóricas a nuevas áreas con muy poca atención explicita a dichas cuestiones fundamentales como lo que constituye un problema o una solución válida en el análisis económico. Las disputas surgen, pero detrás de dichas disputas existe un acuerdo fundamental en cuanto a la clase de evidencia o debate en el que la disputa debe, en principio, ser resuelta.
En contraste a la mayoría de economistas, los que han contribuido a este volumen sobre Economía Austriaca hablan y actúan como gente que está haciendo ciencia extraordinaria. Producen relativamente más libros y contribuyen con menos artículos a las revistas que siguen la corriente principal. No escriben libros de textos; sus estudiantes aprenden directamente de sus maestros. Están muy preocupados con los fundamentos metodológicos y filosóficos. Y lo que hace que la etiqueta “extraordinaria” aplicable a su trabajo es que ellos comparten la convicción de que la economía ortodoxa está en su punto de quiebre, y que es incapaz de proveer un análisis coherente e inteligible sobre el mundo económico de la actualidad.
Los estudiantes de economía contemporánea no deben, sin embargo, permitir que el estatus de ciencia extraordinaria de la Economía Austriaca moderna se establezca enteramente en la base de la imagen de sí mismo de un economista austriaco. Otros han visto las cosas de una manera diferente, entre ellos Milton Friedman, un articulador líder del paradigma ortodoxo. Hablando informalmente en la South Royalton Conference, Friedman espantó a su audiencia afirmando que “no existe la Economía Austriaca, solamente buena y mala economía.” Su intención, explico después, no era condenar a la Economía Austriaca como mala economía, sino declarar que las realmente valiosas y originales de los economistas de la Escuela Austriaca de Economía (se refería a Friedrich A. Hayek en particular) podrían ser incorporadas en la teoría económica del mainstream.
Me parece que la cuestión del estatus de la Economía Austriaca no es una resolución implacable y que, en realidad, los ensayos presentados aquí representan un ejemplo suficiente en el que se basa tal conclusión. La pregunta es si la Economía Austriaca posee un paradigma realmente distinto de la ortodoxia Keynesiana-neoclásica. Para que, como Kuhn enfatiza, una ciencia extraordinaria no sea simplemente crítica del paradigma de una ciencia normal establecida debe también presentar una alternativa.
Al analizar el paradigma Austriaco, debo enfocarme en tres funciones particulares que, según Kuhn, un paradigma debe desempeñar. Primero, un paradigma debe decirle al investigador que tipos de entidades contiene el mundo y cuáles no. Segundo, un paradigma debe definir que constituye un problema legítimo para la ciencia. Tercero, debe especificar los métodos que legitiman las soluciones a estos problemas.
El principio metodológico sobre el que los escritores de la Escuela Austriaca son los más insistentes es que la piedra angular de la teoría económica debe ser la acción humana individual. Tal como Murray N. Rothbard dijo, toda la teoría Austriaca es el trabajo de implicaciones lógicas sobre el hecho de que los seres humanos emplean acciones intencionadas (Rothbard, “Praxeología” [referencias a ensayos en este volumen están en forma abreviada]).
El término acción, tal como lo usan los teoristas Austriacos, se toma en un sentido técnico preciso que es, tal vez, mejor entendido al contrastar acciones con eventos. Un evento puede ser visto como algo que “simplemente pasa” – un cambio que toma lugar en un estado del mundo, tal como una roca que cae por un precipicio y mata a Smith. Una acción, en contraste, es algo que pasa como resultado de una intervención intencionada dentro del curso “natural” de los eventos; por ejemplo, Jones empuja una roca por el precipicio con el propósito de matar a Smith, quien está parado debajo. Se puede entender que una acción consiste de dos componentes. El primer componente es el evento que la roca cayó y mató a Smith. El segundo es la proposición contrafactual implicada en si Jones no hubiese intervenido en la situación con el fin de llevar a cabo su propósito de asesinato, la roca no hubiese caído y Smith estaría vivo.
Los economistas ortodoxos, influenciados por principios metodológicos positivistas y conductistas, no se sienten cómodos con el concepto de acción porque el segundo componente, el contrafactual, no es directamente observable. Como consecuencia, las teorías ortodoxas tienden a ser formuladas exclusivamente en términos de eventos observables y las llamadas relaciones empíricas entre eventos. Los Austriacos, en contraste con los pensadores ortodoxos, creen que una explicación solamente en términos de los eventos no puede contar la historia completa, porque necesariamente omite un importante componente de la realidad – el concepto de acción intencionada.
Al mismo tiempo que los economistas Austriacos critican a los escritores ortodoxos por omitir el concepto de acción intencionada de su conjunto de entidades básicas, los critican por admitir ciertas construcciones ilegitimas en sus teorías económicas. Los escritores Austriacos son característicamente críticos en su uso de agregados macroeconómicos, especialmente cuando aparecen como argumentos en formulaciones matemáticas que implican relaciones funcionales y/o causales entre agregados. El concepto de la cantidad de capital es blanco de críticas en este sentido (ver Lachmann, “Hacia una crítica”).
La pregunta sobre que constituye un problema legítimo para el análisis recibe cuidadosa atención en el ensayo de Kirzner sobre metodología de la Economía Austriaca (ver su ensayo “Sobre el Método”). Kirzner señala que la tradición Austriaca asigna dos tareas a la economía. La primera es la de “hacer al mundo inteligible en términos de acción humana.” La segunda es “explicar qué, consciente, la acción humana intencionada puede generar consecuencias inintencionadas a través de la interacción social” y rastrear estas consecuencias inintencionadas. Estas tareas son más y menos ambiciosas que las tareas realizadas por la economía ortodoxa. La explicación del tipo Austriaca es más ambiciosa que la explicación ortodoxa en el sentido de que una imagen pintada en términos de intención humana es más completa que una pintada solamente en términos de eventos. La iniciativa Austriaca también es más ambiciosa porque insiste en poner al descubierto las verdaderas relaciones causales en marcha en el mundo social y no se contenta con simplemente establecer regularidades empíricas entre dudosos agregados estadísticos.
Al mismo tiempo, los sistemas explicativos Austriacos son menos ambiciosos precisamente porque no buscan establecer relaciones cuantitativas entre magnitudes económicas. Los Austriacos son, de hecho, bastante insistentes sobre la exclusión de tales determinaciones cuantitativas del rango de problemas económicos legítimos. Tal como Ludwig von Mises dijo, en un pasaje que Rothbard cita con aprobación en su ensayo “Praxeología”:
La impractibilidad de la medición no se debe a la falta de métodos técnicos para el establecimiento de una medida. Esto se debe a la ausencia de relaciones constantes […] La economía no está,  como […] los positivistas repiten una y otra vez, retrasada porque no es “cuantitativa.” No es cuantitativa y no mide porque no hay constantes (Ludwig von Mises, Human Action: A Treatise on Economics [New Haven: Yale University Press, 1963], pp. 55-56).
La naturaleza de los problemas que los Austriacos se encargan de resolver y las entidades que emplean determinan los métodos permisibles para resolver problemas bajo el paradigma Austriaco. El método Austriaco, simplificado, es el razonamiento deductivo verbal de implicaciones de unos axiomas fundamentales. Primero entre los axiomas es el hecho de acción humana intencionada. Los axiomas suplementarios son que los seres humanos tienen diversos gustos y habilidades, que toda acción toma lugar a través del tiempo, y que la gente aprende de la experiencia. El estatus epistemológico de estos axiomas es materia de disputa entre Austriacos, pero la posición de Rothbard – que son en el último análisis empíricos – parece ser la más aceptada (ver su ensayo “Praxeología”).
La aceptación del paradigma Austriaco implica un rechazo radical a la econometría como una herramienta de la teoría económica. Es fácil ver porque los Austriacos encuentran inútil a la econometría como herramienta para descubrir o establecer leyes económicas. Primero, dado que los axiomas a partir de los que las leyes económicas son deducidos son tomados como verdades apodícticas (con excepción de errores lógicos en el proceso deductivo), las teorías por sí mismas debe ser verdad y consecuentemente no pueden y no necesitan ser sujetas a falsificación por métodos estadísticos. Segundo, las teorías Austriacas son formuladas in términos de acción, y la acción, como se argumentó más arriba, contiene un elemento contrafactual, que en principio no es sujeto a observación o confirmación directa. Finalmente, la ausencia de constantes en la vida económica hace fútil a cualquier intento de determinación econométrica de dichas constantes.
En abstracto, esas son las características del paradigma Austriaco, que como aspirantes a revolucionarios científico, se mantienen como una alternativa a la ortodoxia Keynesiana-neoclásica. Si este paradigma debe mantenerse como un programa vacío o tiene la esencia para una alternativa para la tradición de la ciencia normal depende de su aplicación a problemas analíticos concretos. Con esto en mente, veamos brevemente a las recientes contribuciones de la Escuela Austriaca a la teoría de los precios y mercados, de capital, y dinero y fluctuaciones económicas, como se presentan en los ensayos en este volumen.
En el área que los teoristas ortodoxos se refieren como “microeconomía,” Israel Kirzner ha hecho varias contribuciones recientes muy importantes. En su libro Competition and Entrepreneurship (Chicago: University of Chicago Press, 1974) y nuevamente en su ensayo "Equilibrium versus Market Process," Kirzner critica a la economía neoclásica por dedicar mucha atención a la elaboración de condiciones formales para el equilibrio general, y muy poca atención al entendimiento de los procesos de mercado a través del cual los recursos se mueven de usos menos valorados a usos más valorados durante periodos de desequilibrio del mercado. (Lachmann en su ensayo “Sobre el Concepto Central” va más lejos que Kirzner y rechaza la relevancia práctica del concepto de equilibrio por completo.) Para entender el proceso de mercado, según Kirzner, dos tipos de decisiones económicas deben ser diferenciados. El primero, que llamó “economización Robbinsoniana,” que es, la utilización de recursos disponibles conocidos de la manera más eficiente para conseguir un propósito dado, con el objeto de asignar estos recursos de manera que ninguna transferencia de una unidad marginal de un uso a otro pueda prometer un beneficio neto. La segunda es la toma de decisiones empresariales, eso es, estar alerta a oportunidades anteriormente desconocidas para comprar barato y vender caro en situaciones donde las actividades planificadas de economizadores Robbinsonianos no están coordinadas perfectamente. Una teoría formulada puramente en términos de economización Robbinsoniana puede identificar de mejor manera las configuraciones entre precio y cantidad necesarias para mantener un equilibrio. Sin embargo, es solamente al introducir el concepto de acción empresarial que uno puede explicar cómo los cambios sistemáticos en la información y las expectativas, sobre las que los participantes del mercado actúan, lideran a los emprendedores en dirección de la relación entre precio y cantidad  de equilibrio anteriormente mencionada.
Al contrastar la teoría del equilibrio general con la teoría del proceso de mercado, podemos entender de manera más clara las diferencias entre los paradigmas ortodoxo y Austriaco. La teoría del equilibrio general posee un número de atractivos rompecabezas para los economistas neoclásicos, particularmente aquellos que desean exhibir su virtuosidad en análisis matemáticos. Las variables de un modelo de equilibrio general son todas, al menos en principio, empíricamente observable, y los tipos de decisión tomadas por economizadores Robbinsonianos pueden ser expresados de forma clara y precisa en notación funcional. Sin embargo, desde el punto de vista de un teorista Austriaco empeñado en hacer inteligible al mundo en términos de acción humana, los rompecabezas del equilibrio general simplemente no son la historia completa. Lejos de ser disuadidos por el hecho de que el proceso de toma de decisiones del emprendedor no puede ser expresado fácilmente en notación matemática, un escritor como Kirzner es capaz de ejercitar su propia virtuosidad en un análisis verbal-deductivo y producir una variedad de puntos de vista útiles.
Para que no se piense que el asunto del equilibrio vs el proceso de mercado no tiene ninguna significancia práctica, la atención del lector debe dirigirse a la discusión de Kirzner sobre el rol de la publicidad. La economía neoclásica, con su énfasis en la toma de decisiones basada en información dada y bajo competencia perfecta, ha tenido dificultades al tratar de encontrar un lugar para la publicidad en el mundo real. Frecuentemente, esta inquietud teórica ha llevado al economista neoclásico a convertirse en crítico de la publicidad en el ámbito político. El análisis de Kirzner, que al  final hace de la publicidad una parte integral del role empresarial en el proceso de mercado, provee la base para una actitud diferente y de apoyo hacia la publicidad.
Pasando al reciente trabajo Austriaco sobre la teoría del capital, destaquemos nuestra atención a la cuestión de la naturaleza y mensurabilidad del stock de capital de una economía. Sir John Hicks (en su ensayo “Capital Controversies: Ancient and Modern,” American Economic Review 64 (Mayo 1974): 307-316; y discutido por Kirzner, “The Theory of Capital”) dividió a los economistas en dos grupos de acuerdo a su definición de capital. Según Hicks, los “materialistas” afirman que el stock de capital es nada más que un inventario del stock físico de bienes de capital en una economía. Este punto de vista tiene como corolario que, en dos economías con stocks físicos idénticos de bienes de capital, la medida económica del stock de capital debe ser idéntica. Para los “fondistas,” por el otro lado, el capital es algo diferente que simples bienes físicos, y la medida del capital debe ser un valor medido derivado en cierta manera del flujo de producción futura.
Según Kirzner, los economistas Austriacos no pueden aceptar ni la posición materialista ni fondista en el problema de la naturaleza y medición del capital. EL materialismo se lo rechaza sobre la base que la heterogeneidad de los bienes de capital prohíbe el simplemente sumarlos. El punto de vista fondista recibe, de alguna manera, mayor simpatía, porque al menos reconoce que la naturaleza de los bienes de capital está íntimamente ligado a su valoración, es decir, con planes futuros para la producción. Sin embargo, Kirzner niega que exista una manera legítima de sumar estos flujos de producción futura para proveer una medición del stock de capital de una nación. Un problema, comúnmente discutido en la literatura sobre la teoría del capital, es que es difícil encontrar una unidad de medida para el capital que no varíe ante los cambios en los precios relativos. Igualmente importante es el problema de que, en un momento dado, los planes de varios agentes económicos, de los que los bienes de capital existentes forman parte, pueden ser incompatibles. Supongamos, por ejemplo, que el individuo A construye una casa con la intención de vivir en ella, y el individuo B construye una bomba con el propósito de volar la casa de A. A cuenta con un flujo futuro de servicios de alojamiento, teniendo cierto valor determinado, y B cuenta con un flujo futuro de servicios de destrucción  que también tienen cierto valor determinado. Pero seguramente estos dos valores de flujos futuros no pueden ser sumados legítimamente para conseguir una medida del stock de capital actual de una economía, porque es lógicamente imposible que los dos puedan ser utilizados simultáneamente. Así, cualquier intento de sumar valores de flujo (futuros) para conseguir una medida del capital, necesariamente exagera la cantidad de capital en la medida de que los planes actuales están imperfectamente coordinados, lo que es equivalente a decir que una medición consistente del capital es posible solamente cuando la economía está en un equilibrio completo. Los economistas Austriacos, por supuesto, enfatizan que la economía nunca está en un equilibrio completo.
En la controversia sobre la mensurabilidad del capital, las diferencias entre los paradigmas Austriaco y ortodoxo, nuevamente, son evidentes. La intención de los teoristas Neoclásicos de construir modelos matemáticos a partir de la realidad económica, no puede continuar sin comprender algunos números, o “índices,” y llamarla la “cantidad de capital.” Dado que no pueden actuar sin esos números, dejan a un lado todas las objeciones y recursos teóricos cuando se presiona a artificios tales como la economía de un solo producto. Para los economistas Austriacos, tales construcciones son las más áridas de los formalismos y hacen más para enmascarar la real naturaleza económica que para dar una intuición útil. En lugar, prefieren un concepto de capital que identifica a los bienes de capital como objetos físicos dirigidos hacia propósitos específicos por agentes individuales, aun así este enfoque signifique abandonar la posibilidad de medir el stock de capital de una nación en conjunto.
Como nuestra tercera ilustración, veamos a la naturaleza de las contribuciones de la Escuela Austriaca a la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas. Los economistas austriacos son, característicamente, adversos a usar el término macroeconomía cuando se refieren a dicha área de estudio. Este mismo término suena a los ilegítimos agregados y el tipo de holismo metodológico que tratan de evitar. Desde el principio, el sello del trabajo Austriaco en esta área ha tenido un enfoque microeconómico hacia los problemas macroeconómicos. La Teoría del Dinero y Crédito de Ludwig von Mises (primera edición en alemán 1912; edición en inglés, New Haven: Yale University Press, 1963), una contribución pionera, identifica la falta de coordinación entre las expectativas individuales y la oferta de dinero y crédito como la causa principal de las perturbaciones económicas. Más tarde, el trabajo de Hayek extendió el análisis Misesiano e integró la teoría del ciclo económico con la teoría Austriaca de producción. Veamos brevemente la contribución de Hayek en esta área, actualizada y aplicada por Gerald P. O'Driscoll, Jr. y Sudha R. Shenoy en su ensayo “Inflation, Recession and Stagflation” incluida en este volumen.
O’Driscoll y Shenoy, juntos con otros economistas Austriacos, sostienen que la mayor anomalía que enfrenta la economía ortodoxa y desafía la explicación es el aparentemente inexplicable estancamiento inflacionario que ha acosado a los mayores países industriales en los setentas. En su punto de vista, las teorías ortodoxas, Keynesianas y Monetaristas por igual, son formuladas en un nivel muy alto de agregación y por lo tato están ciegas ante los efectos distorsionadores de la política monetaria sobre-expansiva sobre los precios relativos y la estructura de capital. En el esquema más elemental, su argumento es que las políticas expansivas inyectan dinero en la economía, no uniformemente, pero en un punto específico. La inyección de nuevo dinero crea un “empuje” monetario en los precios relativos en dicho punto. Como resultado del efecto de la expansión monetaria sobre los precios relativos, algunos negocios generan beneficios que de otra manera hubiesen generado pérdidas, y algunos trabajadores encuentran trabajos que de otra manera no hubieran existido. Si la inyección de dinero es a través de préstamos de bancos comerciales a gente de negocios, entonces, las industrias de bienes de capital, y las firmas que producen específicos bienes de capital adecuados para el uso en procesos con relativamente baja intensidad de mano de obra, se construyen primero. Sin embargo, la expansión de estas industrias no puede ser sostenida sin una disminución concomitante en la fracción de la actual producción consumida. A menos que se dé un cambio fortuito en los hábitos de consumo, la inyección de dinero debe continuar. Dado que las expectativas se ajustan a cualquier tasa constante de inyección, el grado necesario de empuje monetario sobre los precios relativos requiere una acelerada tasa de expansión monetaria. Esto deja a los hacedores de políticas en un dilema. O deben inflar sin ningún límite, o cuando dejen de inflar, deben enfrentar el desempleo y caída en la producción que inevitablemente acompaña la liquidación de las inversiones injustificadas que se hicieron anteriormente. Para usar la metáfora de Hayek, los hacedores de política tienen al tigre por la cola.
Aquí volvemos a ver como el paradigma Austriaco, con su rechazo de los principios del análisis agregativo, ha producido puntos de vista que en los años recientes los economistas ortodoxos han pasado por alto apresuradamente. En el caso de la teoría del ciclo económico, sin embargo, la posibilidad es mayor que en nuestros ejemplos anteriores, que lo esencial de la teoría Austriaca pueda ser cooptado dentro del análisis ortodoxo. Los teoristas ortodoxos pueden desear refundir las teorías de Hayek en una forma que las sujete a evaluación econométrica. Si se complacen con los resultados, uno puede imaginar fácilmente el mecanismo de precio-relativo ser encajado en los existentes modelos Keynesianos o Monetaristas, tal como paso con otros puntos de vista microeconómicos como la teoría de la búsqueda de trabajo y expectativas inflacionarias. Si esto sucede, el paradigma Austriaco puede que no tenga éxito en remplazar el de la ortodoxia Keynesiana-neoclásica.
A pesar del hecho que la brecha entre la economía Austriaca y ortodoxa puede ser estrecha en la última área discutida, creo que la evidencia indica que la Escuela Austriaca moderna presenta un paradigma verdaderamente distinto contra la alternativa de la distinción entre buena y mala economía. La posesión de un paradigma distinto puede ser pensada como necesaria para una revolución científica. Aunque no es una condición suficiente. Para concluir nuestro análisis sobre la Economía Austriaca como una ciencia extraordinaria, consideremos algunos comentarios que Kuhn hizo con respecto del debate entre defensores de paradigmas alternativos:
“La elección entre paradigmas competidores regularmente plantea preguntas que no pueden ser resueltos por los criterios de una ciencia normal. En la medida que, es tan importante como es incompleta, que dos escuelas científicas estén en desacuerdo sobre cuál es el problema y cuál es la solución, inevitablemente van a discutir entre ellos cuando debatan los méritos relativos de sus respectivos paradigmas. En los argumentos parcialmente circulares que resultan regularmente, cada paradigma se mostrará a satisfacer más o menos criterios de los que dicta para sí mismo y quedará corto para los dictados por el oponente. Hay otras razones, también, para que el contacto lógico que consistentemente caracteriza los debates entre paradigmas sea incompleto. Por ejemplo, dado que ningún paradigma resuelve todos los problemas que define y dado que no hay dos paradigmas que dejen sin respuesta el mismo problema, los debates siempre involucran la pregunta: ¿Qué problema es más significativo y debe ser resuelto?” [Kuhn, Structure, pp. 109-110.]
La tendencia de los defensores de paradigmas alternativos de discutir entre ellos se puede ver en las varias críticas Austriacas a la economía matemática y econometría. En su ataque a la economía económica, se pueden ver al menos dos argumentos distintos. Uno es que la economía matemática no alcanza mayor precisión teórica; en lugar, requiere la traducción de simples conceptos a lenguaje matemático seguida de una ardua retraducción al inglés (ver la discusión de Rothbard en “Praxeología”) Esta línea de críticas no se encuentra solamente entre economistas Austriacos, tuvo su más elocuente expresión a manos de Alfred Marshall. La otra parte de la crítica Austriaca de la economía matemática es el argumento de que esos problemas más susceptibles al tratamiento matemático – teoría de equilibrio general, modelos formales de crecimiento, y los similares – en principio no son interesantes o problemas económicos legítimos. Los problemas importantes para los teoristas Austriacos (por ejemplo, el rompecabezas de la naturaleza de la empresarialidad) ni pueden ni necesitan ser examinados matemáticamente.
En la crítica de la econometría, la tendencia para discutir la oposición es, tal vez, más evidente que en ningún lado. Aquí, nuevamente, podemos distinguir dos argumentos en los escritos Austriacos. Uno, ya discutido, se refiere a la ausencia de constantes en la acción humana y la absurdidad de someter deducciones válidas de axiomas verdaderos a superfluas pruebas empíricas.
El otro argumento de la crítica Austriaca es con respecto a la definición de los límites legítimos de la economía como una ciencia. En un punto al discutir la metodología Austriaca, Rothbard (ver su ensayo “Praxeología”) distinguió entre tres ramas de la investigación intelectual. La economía es la disciplina dedicada a las implicaciones lógicas del axioma de la acción humana. La tecnología trata con la elección de ciertos medios para la consecución de ciertos fines. La historia trata con fines adoptados en el pasado y medios usados para (tratar de) conseguirlos. Ahora, a partir de estas definiciones, es inmediatamente claro que la econometría per se no puede servir ningún propósito de la economía. Ese es el núcleo de la línea de crítica mencionada anteriormente. Aun así, este argumento deja abierta la posibilidad de que la econometría pueda ser una herramienta legítima de la tecnología y la historia. En recolectar estadísticas, digamos, fluctuaciones pasadas de los precios y cantidades del algodón, los econometristas no están midiendo constantes en el comportamiento humano o probando teoría económica, y se engañan a sí mismos si creen que lo están haciendo. Sin embargo, en principio, el trabajo de los econometristas, interpretado correctamente, puede ser valioso para no economistas. Por ejemplo, un historiador tratando de interpretar patrones de actividad económica en el sur de los Estados Unidos puede querer saber las aproximadas relaciones de elasticidad ex post en el mercado de algodón en ciertos periodos. Alternativamente, un fabricante textil, que busca maximizar su beneficio por los mejores medios disponibles, puede emplear a un econometrista como un tecnólogo para que le aconseje sobre una estrategia de inventario. En resumen, si los econometristas dejarían de insistir que están participando en el descubrimiento de leyes económicas, una variedad de justificaciones puramente instrumentalistas para su trabajo se encontraría sin forzar a una confrontación con la doctrina Austriaca.

2 comentarios:

Locke dijo...

Me parece muy interesante esta página y ya la visitaré más a menudo. Muy bien presentado cada caso.

Soy estudiante de economía aunque apenas empiezo. De todos modos, he leído en la red diversas críticas a la escuela austríaca de economía que me gustaría mucho que me aclararan aquí, así que me voy a tomar la libertad de caer en un off topic. Espero que me puedan orientar y darme respuesta dentro de poco. Me interesa mucho.

Voy a divir el post en varias partes.

Veamos: una amiga por internet me dijo que Friedman refutó la teoría de que los tipos bajos de interés influyen en la tendencia a un boom de malas inversiones que a largo plazo perjudican la economía: Friedman estudió estadísticamente en 1969 todos los periodos anteriores a ese año hasta 1913 (año de la fundación de la “Fed”), y lo recomprobó en 1993, para asegurarse de que en los siguientes años no se producía el ciclo económico de la escuela austríaca.

No se producía.

Los periodos de bajas tasas de interés NO se correspondían con crisis subsiguientes. No hay correlación entre las crisis con el suministro de dinero a bajo interés por parte del banco central.

Los bajos tipos de interés no son, por tanto, los responsables (mejor dicho, responsables únicos o siquiera los mayores responsables) de las crisis de los ciclos económicos. Que un banco central baje los tipos de interés durante periodos largos de tiempo no implica causar una crisis económica segura.

En palabras de Milton Friedman:

"La explicación de Hayek y Mises sobre el ciclo de negocio se contradice con la evidencia. Es, según creo, falsa".

El link al razonamiento completo de Friedman ella me lo mandó en inglés, pero lamentablemente yo no entiendo ese idioma. De todos modos lo anexo aquí: “The Monetary Studies of the National Bureau, 44th Annual Report”. The Optimal Quantity of Money and Other Essays. Páginas 261–284.

Para más datos, compárense las crisis/recesiones sufridas por EE.UU. con los tipos de interés de la Fed… a ver si se nota algo raro.

Link: Página oficial de la Reserva Federal de la sucursal St. Louis.

No sigue un patrón, es bastante aleatorio, pero, La Fed tiene los tipos de interés MÁS BAJOS cuando hay crisis (para facilitar la recuperación económica), NO ANTES, como dicen los austríacos.

Veamos ahora la gráfica de la comparativa entre las evoluciones de los tipos de interés de la Fed y del índice del PIB.

Link: http://www.intelligentguess.com/blog/2007/03/01/usa-comparism-of-gdp-growth-versus-fed-rate-since-1954/

Locke dijo...

Ahora voy con la otra parte del comentario:

Copiados los links ahora copio y pego las palabras textuales de mi amiga tal y como ella misma las escribió:

"Otra cosa curiosa del enunciado de la teoría austríaca: NO TE DICEN QUÉ ES UN TIPO DE INTERÉS “BAJO” PARA ELLOS NI CUÁNTO ES UN “PERIODO LARGO” (o sostenido) DE TIEMPO PARA ELLOS. No dan medidas tangibles.

¿Por qué no lo dicen?

Para no “pillarse los dedos”, y dejar la cosa lo más “genérica” y en el aire posible, que abarque el máximo de posibilidades… y para evitar que venga un “listo” a contradecirles mediante la… modelización matemática.

Los “austríacos”, de hecho no tienen modelo matemático de su propia teoría del ciclo económico. Porque saben DE SOBRA que hacer una fórmula matemática de su ciclo económico mostraría a las claras que NO SUCEDE. De hecho, es que no se le podría llamar ni siquiera “ciclo”, ya que esa palabra hace referencia a una repetición regular. Cualquiera podría recomprobar por sí mismo que esa teoría falla de inmediato.

-En un periodo [t1,t2] (en meses o años, menos de medio año es tontería).

-La tasa de tipo de interés de la Fed (o el banco central que sea) debe hallarse en niveles bajos en un margen de TI [0%, x %] La x a gusto del consumidor (los austriacos, de hecho, no llegan a decir cuánto es “bajo” para ellos), dependiendo de lo que uno estime como “bajo” personalmente me decanto por hasta un 7,5% para dar “manga ancha” y más posibilidades a esta teoría, aunque hay que tener en cuenta que, dependiendo del periodo de años, un tipo de interés “bajo” sería considerado “alto” otros años.

-Transcurrido [t1,t2] debe apreciarse una caída (una caída significativa, se entiende, que la economía nacional entre en contracción) del índice del PIB con respecto a t1. PIB2 < PIB1

-Y a ver si se repite eso siempre (o en la mayoría de casos), por supuestísimo. Porque si no, ni es regular, ni es ciclo, ni hay correlación, ni Cristo que lo fundó.

La Estadística, las Matemáticas… NO le dan la razón a la teoría del ciclo económico de la escuela austríaca. De hecho, es que demuestran prácticamente lo contrario.

El que haya más dinero disponible o en circulación no implica necesariamente que se vaya a emplear mal o a emplear en malas inversiones de manera masiva y generalizada. Como dijo Krugman, eso es asumir que todos los inversores son malvados… o inútiles".

Fin de la cita.

Ultimo link sobre los alegatos de Krugman: http://www.slate.com/id/9593

Yo tengo entendido que un riesgo de los modelos matemáticos en sí mismos es que suelen darle una apariencia de "rigurosidad" a un razonamiento simplemente porque son díficiles de seguir por la mayoría de la gente, que generalmente no las domina tanto como para identificar dónde esta el error y suele decir que no lo hay para no quedar como un ignorante. Así como que también en la economía suele ser más importante la psicología que la matemática. (No siempre). y que por eso los modelos matemáticos no son muy usados por la escuela austríaca. Sin embargo, me todo la molestia de copiar y pegar estos razonamientos a ver que respuesta me dan ustedes a los mismos aquí.

Comoquiera que mi amiga NO me va a mostrar las debilidades de su propio razonamiento prefiero comentarlo aquí para que ustedes me digan exactamente que errores ven ustedes en la crítica desarrollada. Espero que puedan explicamelos con detalle. Me interesa mucho saberlos. Lamento que me haya salido muy largo el post, pero quisiera que me los mostraran todos, paso a paso.

Un cordial saludo.

Locke.