por David Isenberg
David Isenberg es Académico Adjunto del Cato Institute, un veterano de la Marina de EE.UU. y autor del libro Shadow Force: Private Security Contractors in Iraq.
A pesar de la renovada especulación en los medios en relación a los posibles ataques de Israel
contra las instalaciones nucleares iraníes tan pronto como esta
primavera, el escepticismo de que tal campaña podría ser ejecutada con
éxito se mantiene relativamente alto, planteando la duda de si las
amenazas de Israel son más ruido que nueces.
No se puede esperar una repetición de 1981, cuando la fuerza aérea
israelí destruyó el reactor de Osirak en Al-Tuwaiza, justo al sur de
Bagdad.
Los iraníes están conscientes tanto de las capacidades de los israelíes
como de las municiones guiadas con precisión de fabricación
estadounidense que forman parte del arsenal israelí. El programa iraní
se ha dispersado por todo el país —las estimaciones oscilan entre 12 o
más de 20 ubicaciones— y las instalaciones han sido construidas tomando
en cuenta la capacidad de respuesta de EE.UU. e Israel y están
protegidas por modernos sistemas rusos de defensa aérea.
Como elemento más crítico del programa iraní, se presumen las
instalaciones de Natanz. El corazón de las instalaciones se encuentra en
el área centrífuga, localizado en una sólida estructura subterránea.
Pero incluso si Israel trata de limitar la selección de objetivos,
todavía tendría que atacar otras instalaciones aparte de Natanz. Por
ejemplo, la nueva planta Fordow de enriquecimiento de combustible cerca
de Qom, donde Irán ya ha trasladado 3,5% del uranio
enriquecido de Natanz, está construida en la ladera de la montaña y está
fuertemente fortificada. Hay una planta de conversión de uranio en
Isfahán, una planta de agua se construye en Arak y fábricas centrífugas
fuera de Teherán.
La distancia en línea recta entre Israel y Natanz es de 1.609 kilómetros
aproximadamente. Dado que los países no comparten una frontera común,
la aviación y misiles israelíes deben volar por espacio aéreo extranjero
—y hostil— para alcanzar su objetivo.
El método menos arriesgado de alcanzar Natanz es con los misiles de
mediano alcance israelíes, Jericho II o III. Se cree que los misiles
israelíes pueden llegar a Natanz. Sin embargo, para viajar tan lejos los
misiles deben tener una ovija nuclear de peso limitado y es dudoso que
estas ovijas sean capaces de penetrar lo suficientemente profundo para
lograr el nivel deseado de destrucción.
Por lo tanto, un ataque israelí con aviones caza-bombarderos de
fabricación estadounidense es la opción más probable. Los israelíes
tienen 25 F-15I y cerca de 100 jets F-16I.
El F-15I es capaz de transportar cuatro toneladas métricas de
combustible en sus tanques internos, tanques de combustible conformados
(CFT por sus siglas en inglés) y tanques desmontables. Esto le permite
volar aproximadamente 4.450 kilómetros. Con reabastecimiento durante el
trayecto, el rango puede extenderse más.
El F-15I puede llevar una gama muy amplia de armas como también varios
misiles guiados y bombas, así como bombas de hierro. En total, el avión
puede transportar alrededor de 10 toneladas métricas de municiones.
El F-16I tiene un rango de vuelo extendido que al parecer le permite a
las fuerzas israelíes atacar bien sus objetivos dentro de Irán sin
necesidad de reabastecer el combustible. El uso de CFT extiende su rango
de acción efectiva hasta el 50%. El modelo base tiene un radio de
combate de 1.370 kilómetros con dos bombas de 907 kilos y dos misiles
aire-aire, con 3.936 litros en sus tanques externos.
Suponiendo un ataque aéreo, la pregunta es: ¿Cómo volarán los aviones
desde sus bases en Israel a un blanco a 322 kilómetros dentro de Irán?
Podría ser a través de Arabia Saudita o Irak, utilizando posiblemente
espacio aéreo de Jordania también. Cualquier de estas rutas es un viaje
de ida de aproximadamente 1.931 kilómetros.
Para sobrevolar Arabia Saudita, los aviones de asalto deberán salir del
sur de Israel, entrar al espacio aéreo saudí desde el Golfo de Aqaba o
Jordania, volar 1.287 kilómetros de espacio aéreo saudí y luego 483
kilómetros hacia el interior de Irán.
Dado que la fuerza aérea israelí no opera aviones furtivos, hay una
razonable expectativa de que las aeronaves sean detectadas sobre Arabia
Saudita en algún punto. Es incierto si las defensas saudíes podrían
detener el paso de los israelíes —o si lo harían. Tomando en cuenta los
temores saudíes sobre el programa nuclear de Irán, tal vez podrían hacerse de la vista gorda y alegar ignorancia.
Si optaran por atravesar el espacio aéreo iraní, la fuerza aérea iraní
debería salir del sur de Israel, atravesar de 483 a 644 kilómetros de
espacio aéreo saudí o una combinación de espacio de Jordania y de Arabia
Saudita, entrar al espacio aéreo iraquí tan pronto sea posible,
continuar a través de 805 kilómetros de Irak hacia el Golfo Pérsico y
luego hacia el objetivo.
Entrar a Irán desde el espacio aéreo iraquí sería políticamente
delicado. Aunque las tropas estadounidenses ya no se encuentran allí,
atravesar el espacio aéreo iraquí no sería posible sin el conocimiento, y
probablemente sin el permiso, de EE.UU.
La pregunta clave es si los cazabombarderos israelíes pueden llevar a
cabo esta misión sin necesidad de reabastecerse. El radio de combate —la
distancia en que un avión puede ir y volver sin reabastecerse— es
difícil de calcular y depende de la carga de armas, tanques externos de
combustible, perfil de la misión, etc.
El mejor "cálculo aproximado" del radio de combate de los F-15I y F-16I,
equipados con tanques de combustible conformados, dos tanques externos
en las alas y una carga de armas regular, es casi de 1.609 kilómetros.
Cualquiera de las dos posibles rutas de vuelo es alrededor de 322
kilómetros más que ese estimado. Para compensar el déficit, la aeronave
puede estar equipada con un tanque de combustible externo adicional,
pero esto requerirá una disminución en la carga de armas. Dada la
precisión de las armas en el inventario israelí, esto podría no ser
problemático.
Sin embargo, si las aeronaves son detectadas e interceptadas, los
pilotos tendrán que deshacerse de los tanques para comprometer a sus
atacantes. Dejar caer los tanques impedirá que alcancen su objetivo.
El reabastecimiento aéreo es una limitación para los israelíes. En los
últimos años Israel ha adquirido cinco C-130 y de cuatro a siete aviones
cisterna Boeing 707. Sin embargo, los cisterna deberán abastecer a los
cazabombarderos en espacio hostil. El 707 es un avión grande y
desarmado, por lo cual sería muy vulnerable a la defensa aérea.
En teoría, los israelíes podrían hacer esto, pero con un gran riesgo de
fracaso. Si deciden atacar a Natanz, tendrán que infligir suficiente
daño la primera vez —y probablemente no serán capaces de llevar a cabo
ataques simultáneos a otras instalaciones.
La pregunta final es, por supuesto, una vez que los aviones israelíes
hayan volado de vuelta, ¿no será capaz Irán de reparar los daños y
acelerar el programa nuclear? ¿O es que Israel asume que EE.UU.
regresará a comenzar una guerra a largo plazo con Irán?
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