27 febrero, 2012

LeBarón: la voz vuelve al desierto

Por:  
Julian
El activista por la paz Julián LeBarón en imagen de Milenio Televisión.
“Soy mormón, creo en Dios y en la tendencia del ser humano a ser compasivo”, así se define Julián LeBarón, padre de 11 hijos y constructor de profesión. La de Julián es una de las voces más conocidas de entre las víctimas de la delincuencia y de la fallida estrategia del gobierno de Felipe Calderón en contra del crimen organizado.


Procedente de Colonia Lebaron, en Galeana, Chihuahua, una comunidad fundada por sus bisabuelos a escasos 200 kilómetros de la frontera con Texas, Julián se dio a conocer en 2009 tras el asesinato de su hermano Benjamín LeBarón y su amigo Luis Wirtman. Cuando en 2011 surgió el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, la incorporación de Julián robusteció el reclamo del poeta Javier Sicilia. Juntos caminaron por todo el país en las caravanas del dolor, y sus voces fueron complementarias: “la violencia se esconde en los pequeños detalles y luego nos devora. Las cabezas cortadas comenzaron como mentadas de madre”, dijo Julián cuando se escucharon insultos hacia los políticos mientras Sicilia leía un discurso.
Sorpresivamente, el viernes pasado Julián LeBarón anunció que abandona el Movimiento. “Terminé por darme cuenta que la principal función del MPJD, se convirtió en ser un interlocutor con los partidos políticos y el gobierno: Creo que estas instituciones y poderes no pueden ayudar sin dividir más, endeudar más y fracasar más como intermediario de la sociedad. A partir de esa observación, y dado que se tomó esa vertiente, me reuní con Javier a quien considero un gran líder y noble amigo. Después de un intercambio de reflexiones y  coincidencias de su parte, he decidido desvincularme del MPJD”.
En su texto de renuncia (versión íntegra aquí), Julián da este diagnóstico sobre lo que sigue:
“Creo, por convicción y conciencia, que tenemos que hacer nosotros lo que no ha podido hacer la autoridad. Yo imagino que la idea de que el gobierno traiga la paz, es como tratar de reparar un auto con un serrucho; no funciona. Permanezco con el propósito de continuar organizándonos como ciudadanos responsables, que unidos construyamos el futuro de nuestro país. Esta, para mi, es la solución y estaré al lado de todos los que quieran seguir en esta dirección”.
No es la primera vez que LeBarón reivindica la idea de la ciudadanía organizada. En un texto que entregó para el libro El México Indignado, volumen coordinado por Ricardo Raphael, Julián rememora la historia de la tragedia de su familia:
“En mayo de 2009, cuando secuestraron a Eric, mi hermano menor, decidimos en conjunto, toda mi comunidad, que no pagaríamos el rescate. Sabíamos que eso sería arriesgar la vida de mi hermanito. Y que muy probablemente no lo volveríamos a ver vivo, pero pagarle a los criminales sería como consentir y aprobar el crimen de secuestro y también ser cómplices de él. Entonces decidimos ir a la ciudad de Chihuahua, la comunidad completa, a protestar y a obligar a las autoridades a que actuaran para regresar a Eric y también a los secuestradores para que lo devolvieran. Cuando regresó vivo todos creímos que era un milagro y pronto otras comunidades querían empezar un movimiento en contra del crimen, así que lo hicimos: mi hermano Benjamín fue líder del movimiento, SOS Chihuahua. Para entonces era obvio que los ciudadanos organizados son una amenaza muy efectiva contra los criminales”.
Pero los criminales tomarían represalias, así lo cuenta LeBarón en el mismo texto:
“La terrible noche del 6 de julio de 2009 tuvimos una reunión en las oficinas de una empacadora de fruta para ver cuáles serían los siguientes pasos del movimiento SOS Chihuahua. Benjamín, mi carnal, se subió a mi camioneta después de la reunión y platicamos un buen rato. Allí me comentó que tenía un presentimiento de que algo le pasaría, que sentía un peligro, y me pidió que si le sucedía alguna cosa yo siguiera con el esfuerzo. Me dijo: ‘Carnal, si algo me pasa, prométeme que no será mi muerte un acontecimiento trivial’. Y yo le respondí: ‘No mames, carnal, nada te pasará, tienes buenas palancas allá arriba. ¿Pues qué no eres el obispo de la iglesia?’. Después nos abrazamos y me fui a dormir.
"Dos horas más tarde sonó mi teléfono. Era mi cuñada, histérica, informándome que veinte sicarios llegaron a su casa destrozando puertas y ventanas, y se habían llevado a Benjamín y al hermano de ella, Luis, que fue a ayudarlo. Me subí a mi camioneta y cuando llegué se fueron mis primos a seguirlos. Como a dos kilómetros de donde estábamos, en una brecha de terracería, encontraron a mi amado hermano y a mi querido hermano Luis, tirados como perros. Con cuatro balazos en la cabeza cada uno”.
Desde entonces, el tono de su voz, agudo pero contundente, ha sido una constante en los medios de la capital mexicana, hasta donde Julián trasladó su reclamo de justicia. El acento anarquista de su carta de renuncia no sorprende si se revisa la entrevista que apenas en diciembre le dio a Milenio Televisión. Aquí unos fragmentos de lo que ahí dijo:
“Creo que el poder que hemos entregado a los políticos es un poder criminal. Y creo que ese poder en manos de quien sea hace mucho daño (…) Mi lucha es con las malas ideas. El gobierno que tenemos es un gran fraude.
“(Si tuviera enfrente a los candidatos Enrique Peña Nieto o a Andrés Manuel López Obrador les cuestionaría): ¿Usted cree que tiene autoridad legítima para quitarme a mí o a otras personas los frutos de sus esfuerzos sin su consentimiento? Y si dicen que sí, mi respuesta es que están jodido.
“(Sin ocultar que está a favor de que se permitar a los mexicanos armarse, sobre el tema opinó): Un individuo tiene el mismo derecho de estar armado con las mismas armas que los que cuidan al presidente.
“(Sobre Calderón) Es un error fatal haberle declarado la guerra al narcotráfico sin considerar la razón por la cual el narcotráfico existe, como un mercado negro para empezar, es poner en peligro a toda la gente inocente.
“Yo estoy en contra del crimen. Y no creo que el narcotráfico es un crimen. Lo hemos criminalizado, pero yo no veo la diferencia moral entre el que hace tequila, el que tiene una licorería, el que fuma cigarros…
Finalmente, en ese entrevista con Fernando del Collado, el el periodista de Milenio Televisión le cuestiona:
--¿En verdad cree que somos más fuertes unidos?
--Creo que eso tenemos que hacer, unirnos, que no decida por nosotros alguien que no nos representa.
Y segundos después, Julián concluirá: “Yo creo en la gente de México, creo que podemos demostrarle al mundo que el pueblo acepta su responsabilidad y no acepta su humillación”.

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