18 febrero, 2012

El Realismo Político Libertario. Por David S. D’Amato.

El filósofo Alexander Moseley ofrece una definición directa del realismo político como “el dar por sentado que el poder es (o debería ser) el fin primario de toda acción política ya sea en el terreno doméstico o en el internacional”.
El realismo, pues, nos ofrece un prisma a través del cual observar y estimar los fenómenos políticos, evitándonos las ilusiones que se han construido alrededor del Estado moderno. Un punto de vista sólidamente realista sobre el Estado no le atribuiría características o motivaciones divinas, fuera de este mundo, ni le aislaría de los análisis que marcan las discusiones comunes sobre los incentivos y la “naturaleza humana”. El realismo político —tanto un asunto de experiencia o histórico como un tema metodológico— debería estar en el centro de cualquier proyecto libertario concienzudo, fundamentando nuestras críticas y nuestras propuestas de solución. En un momento en el que las actitudes hacia el poder político están marcadas por el temor y la adoración más que por la sospecha deliberada, un nuevo y rehabilitado realismo puede proporcionarnos un enfoque nuevo a cuestiones sociales que todo el mundo está reclamando.

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