11 febrero, 2012

¿Es Josefina más de lo mismo?

Vázquez Mota es una panista atípica, al menos en el hecho de no ser una rabiosa antipriista ni una declarada antilópezobradorista.

Ivonne Melgar
Cuando apenas comenzaba a respirar los aires del triunfo, Josefina Vázquez Mota recibió un balón, con los atentos saludos de la dirigencia del PRI.


La virtual candidata presidencial del PAN, dijo a modo de descalificación el líder priista, Pedro Joaquín Coldwell, representa “más de lo mismo”.
La ex jefa de la bancada panista entró al juego, aspirando a un gol: “No soy ni seré más de lo mismo, romperé esquemas”.
El deslinde de Josefina obliga a revisar su biografía política de escasos 11 años, una tarea que durará el resto de la campaña y que tendrá dos versiones: la suya y la de la oposición.
Importa conocer lo que hizo y lo que dejó de  hacer. Sabemos que en el sexenio anterior no se sometió al dictado que imponía Marta Sahagún.
Como secretaria de Desarrollo Social, los gobernadores priistas no pudieron chamaquearla y si bien carecía de experiencia, logró empanizar las delegaciones estatales del gobierno.
Extendió el programa antipobreza de Oportunidades y en 2005 se pirateó la estrategia capitalina de Andrés Manuel López Obrador de apoyo a los adultos mayores, al diseñar el aún vigente programa de “70 y más”.
Es un hecho que cuando Vázquez Mota fue secretaria de Educación Pública, la poderosa líder magisterial Elba Esther Gordillo no pudo someterla a su estilo de cogobernar la SEP.
Pero la dirigente del SNTE sí logró conseguir que la panista saliera del gabinete, como condición innegociable para mantener su alianza política con Los Pinos.
¿Qué tanto esas acciones y omisiones muestran a una panista que es más de lo mismo o a una política con visión propia? Ello dependerá de su capacidad para acuñar una narrativa de continuidad acrítica o de diferenciación.
Y, sobre todo, de la fuerza que tenga o no para  contrarrestar el señalamiento de sus competidores de que ella no significa cambio alguno. 
Sus adversarios, hasta el domingo anterior, Ernesto Cordero y Santiago Creel se encargaron de difundir la idea de que la abanderada tiene un estilo que no va con  la escuela de confrontación del presidente Felipe Calderón.
De acuerdo con las reclamaciones del ex secretario de Hacienda es “modosita”, sin tablas para el pleito público y poco concentrada en la defensa mediática de la camiseta gubernamental.
El senador Creel la señaló por no haberse rodeado de cuadros panistas cuando fue secretaria y sumar a su equipo gente ajena al partido.
Tales impugnaciones dan cuenta de un perfil que hace de Josefina una panista atípica, al menos en el hecho de no ser una rabiosa antipriista ni una declarada antilópezobradorista, distintivos inequívocos entre los más cercanos a Calderón.
A esto se agrega la afinidad que la candidata siempre ha tenido con organizaciones civiles y no gubernamentales, una clientela política que el panismo prefiere obviar.
Ocurre lo mismo en el trato con medios y líderes de opinión, el denominado círculo rojo, cultivado por Josefina desde el arranque de su trayectoria pública, una tarea poco grata para el funcionario calderonista.
Si el deslinde va en serio, habría que agregar a la lista un punto capitalizable, pero riesgoso en su relación con el Presidente: Josefina nunca perteneció a su equipo.
Debemos precisar que no fue una decisión deliberada. Ella intentó infructuosamente entrar, hasta que asimiló el rechazo rotundo de los integrantes del primer círculo de Los Pinos.
Esa biografía le permitió el sí de más de la mitad de los votantes panistas, y colocarse en un segundo lugar entre Enrique Pena Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
Todo indica, pues, que aquello que se le señaló como desventaja, resultó ser su activo. ¿Puede alcanzarle ese estilo conciliador en una campaña? Gran incógnita.
Sin duda que tendrá que contrastar y arremeter contra el adversario a vencer, como incipientemente ha comenzado a hacerlo.
Pero tampoco podrá pasar por encima de su carácter, su temperamento y su apuesta personal.
Si bien no fue la candidata oficial, la cena ofrecida el jueves a la bancada blanquiazul en Los Pinos, no dejó dudas del entusiasmo de Calderón por la pelea que viene. 
“Estoy seguro de que la próxima Presidenta va a ser mujer”, manifestó el anfitrión a los diputados, a quienes pidió trabajar con todo en el impulso de Josefina.
Cuentan los asistentes que el desbordado optimismo presidencial dejó ahí el mensaje: “Tenemos una extraordinaria candidata y toda la oportunidad de ganar”.
De modo que la pregunta de fondo es cómo la Vázquez Mota y el Presidente conciliaran sus estilos en el propósito común de impedir el regreso del PRI.
El Presidente quiere una campaña sustentada en la defensa de su gobierno. Ella, sin embargo, ya pronunció el deslinde que viene: “No seré más de lo mismo”.
Está retada a desmentir a su principal adversario. Le va la vida en ello.

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