11 febrero, 2012

Josefina: su tarea primordial

Julio Faesler
Con la elección de Josefina Vázquez Mota, quedó definido el juego de los principales candidatos que el mes entrante se lanzarán a la conquista de la silla presidencial.


Nuestra coyuntura electoral se inserta en un muy complicado escenario mundial, lo que nos obliga a decidir sobre la mejor opción para revertir las caídas que registran casi todos los marcadores socioeconómicos nacionales y mundiales.
Una muy conflictiva recesión atrapa a todos los países del occidente y nos  arrastra acentuando las debilidades estructurales y culturales que desde décadas nos lastran. Como país emergente tenemos, sin embargo, mejores perspectivas de crecimiento —tres o cuatro por ciento para este año— que el promedio mundial y desde luego mucho más que las pronosticadas para nuestro vecino al norte.
Pese a esta realidad, cunde entre nosotros un terco pesimismo. Una encuesta reciente de Excélsior señaló que sólo el 35% de las respuestas registraba optimismo respecto al futuro. Por el contrario, 45% pensaba que 2012 será “peor que el año anterior”. Curiosamente,  una de las razones de esta sombría previsión era porque habría elecciones. No hay confianza en el ejercicio electoral ni en sus instituciones, se espera la repetición de otra bandada de promesas al aire que luego no se pueden o se olvidan cumplir; el futuro no será distinto al ya vivido. Saldo neto: se ha perdido fe en el país y con ello las posibilidades de curar sus males. Como tamales, nos envolvemos en hojas de derrotismo y hacemos de ellos nuestra dieta diaria.
El contraste con la visión que tienen los extranjeros de México es notable. Son ellos los que aprecian las cualidades de nuestros trabajadores y las oportunidades que ellos ven claras y no se explican el porqué de que las desperdiciemos. A diario se relatan las inversiones que se destinan a nuestro país y la seguridad de que en pocos años estaremos entre las diez economías principales del mundo.
La confianza en sí es el primer ingrediente del éxito para que el mexicano salga adelante y venza cada uno de los retos del momento; tiene que creer en sus propios valores y cualidades. Es esa firme confianza que anima a cada uno de los ciudadanos de los países que progresan. Ningún indio ni chino duda de su futuro de superación. Infundir seguridad en el mexicano e instilar confianza en su país es la tarea primordial de Vázquez Mota.
Al recorrer la República, Josefina puede difundir un discurso realista y positivo, anecdótico, sin promesas irrealizables, sabedora de las realidades de cada hogar, y consciente de los sacrificios y privaciones que hay tras de cada pequeño logro personal y familiar y que, sumados, afirman la fuerza colectiva. Se trata de reanimar a la comunidad mexicana y rescatarla de su lúgubre escepticismo. Ha de comprometerse a actuar cerca de la gente, manteniendo con firmeza en donde haga falta la defensa sin tregua de la vida y del patrimonio de los mexicanos contra mafias y delincuentes.
Ser mujer mucho le ayuda: vida familiar, perspicacia y experiencia en las dos secretarías más sociales del gabinete le dan las armas para diseñar las políticas de educación y empleo que tanto urgen. El mensaje que Josefina difunda a 84 millones de votantes, particularmente a jóvenes y a mujeres, ha de contagiar su entusiasmo por un generoso futuro que todos contribuyamos a construir.
Su discurso contrastará con el estilo acartonado e institucional de Enrique Peña Nieto, o las estridencias viscerales de Andrés Manuel. La gente rechaza los estereotipos  y quiere admirar en su Presidente a alguien que los trate con respeto a su inteligencia.
Josefina tiene esta tarea por delante y la ha aceptado porque la puede cumplir.

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