01 febrero, 2012

La ruleta rusa

Luego del desgaste que ha sufrido el PAN a lo largo de 12 años de poder presidencial, resulta que se ha convertido en la mejor de las copias del viejo PRI.

Ricardo Alemán
En la dirigencia nacional del PAN, y en la casa presidencial, parece que gustan de jugar a la “ruleta rusa”. ¿La razón? Que manos cercanas a la dirigencia partidista y a Los Pinos insisten en manosear la selección del candidato presidencial azul.


¿Y para qué el manoseo? Todos lo saben: para intentar imponer —al más puro estilo priista— a Ernesto Cordero.
Lo curioso del asunto es que, de insistir en ese despropósito, lo único que van a conseguir los promotores de Cordero es darle un tiro a la cabeza al PAN. Es decir, que si los calderonistas imponen a toda costa a Cordero —como lo muestran todos los indicios—, se habría hecho realidad la hazaña política de, no sólo matar al PAN, sino de darle el tiro de gracia. ¿Por qué?
Porque luego del desgaste que ha sufrido Acción Nacional a lo largo de 12 años de poder presidencial, resulta que —con el tiempo— el partido que otrora presumía del apostolado democrático —como propuesta fundamental de cambio y sello de origen— se habría convertido en la mejor de las copias del viejo PRI.
En otras palabras, que si el PAN nació para combatir al PRI, su ideología y sus prácticas nada democráticas, hoy el PAN habría terminado siendo víctima del síndrome de Estocolmo. ¿Por qué? Porque si al final el “grupo de Los Pinos” impone a Cordero como candidato presidencial —al margen de lo que reclama la militancia—, el PAN habría terminado usando las mismas marranadas del PRI, que por décadas cuestionaron los azules.
Pero vamos por partes. ¿Por qué se insiste en que, desde Los Pinos y desde la dirigencia del PAN se hace todo lo necesario para imponer a Cordero? Las evidencias están a la vista de todo el que quiera verlas. Basta asomarse a casi cualquier secretaría de Estado —de la administración federal—, a gobiernos estatales o municipales en poder del PAN, para percatarse de que la instrucción y la consigna “es a rajatabla”: votar por Cordero.
Además de que han aparecido las evidencias de ese corporativismo en estados como Guanajuato y Sonora, entre otros, y de que apenas hace unas horas la campaña de la señora Vázquez Mota demostró que su cuarto de guerra es espiado, probablemente desde alguna instancia de gobierno. O sea, los panistas, convertidos en mapaches al estilo del PRI.
Más aún, los “genios” que operan la campaña de Cordero han echado a rodar una temeraria versión que supone que están totalmente equivocadas todas las encuestas levantadas durante semanas y meses y que favorecen a la señora Vázquez Mota. Según esos genios, ninguna encuesta ha medido con precisión y certeza cuál es la preferencia de militantes y adherentes del PAN.
Si eso fuera cierto —si todas las encuestas están mal—, hoy nadie sabría si el candidato puntero entre los azules se llama Santiago Creel; si se llama Ernesto Cordero o Josefina Vázquez Mota. Y, claro, el domingo pudiera ganar cualquiera de los tres. Si todas las encuestas están mal, desde hoy debiéramos jubilar a todas las empresas encuestadoras que trabajan en México, porque todas nos han engañado.
Peor aún, si todas esas encuestas dicen cosas que no están apegadas a la realidad, entonces el señor Peña Nieto no encabezaría las preferencias —cuando se contrasta con la señora Vázquez Mota y con el señor AMLO— y acaso el puntero de todos los precandidatos presidenciales podría ser el señor Cordero. ¿Simpático, no?
Está claro que todas las encuestas son falibles. Es cierto que preguntar a una porción de ciudadanos que militan o simpatizan con el PAN no es cosa fácil.
Pero también es verdad que no todas se pueden equivocar todo el tiempo, y menos por los niveles de ventaja —tan abultados— que favorecen a la señora Vázquez Mota.
Lo cierto es que, frente a la terquedad mitomaniaca de Ernesto Cordero, de negar la realidad de las encuestas, más bien pareciera que el ex secretario de Hacienda también se mimetizó de las prácticas de AMLO, cuando —en 2006— insistía en la versión de que sus encuestas le decían que iba arriba diez puntos, cuando la realidad era otra.
Por lo pronto, Felipe Calderón y Ernesto Cordero podrían pasar a la historia como los responables de darle el tiro de gracia al PAN. Al tiempo.

EN EL CAMINO
Por cierto, en el debate de anoche, Cordero y Creel se dedicaron a golpear a Vázquez Mota. Es la puntera y por eso la quieren tumbar, a costa de lo que sea, de la infamia, la bajeza e incluso la mano negra; tentación que denunció  Creel. La señora Vázquez Mota no mordió el anzuelo y Cordero quedó como el pequeño del debate.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si el PAN quiere estar en los pinos por tercera ocasión, deberia optar por Santiago Creel.