27 febrero, 2012

Peru: “Artemio”, sin arte ni parte – por Eugenio D´Medina Lora

La caída de Artemio en Santa Rosa de Mishoyo, más allá de si fue resultado de las pesquisas de inteligencia o de la compra de voluntades por efecto de una recompensa, puede marcar un importante hito en la lucha ideológica contra Sendero Luminoso, y de paso, contra el MRTA y todos los grupos inspirados en el marxismo duro.


¿Por qué es importante la lucha ideológica? Porque Sendero ya no representa una amenaza militar, pero sí ideológica, como lo acaba de demostrar la intentona jurídica del Movadef, para incorporar nada menos que a los correligionarios ideológicos de los grupos terroristas al sistema político formal del país. Lo que ellos quieren, unidos a sus simpatizantes de buena parte de la izquierda peruana, muchos de los cuales posiblemente sin darse cuenta, es nivelar la cancha y forzar una suerte de “empate técnico” entre los propulsores del marxismo-leninismo y el Estado peruano, para proponer luego un inviable “acuerdo de paz”. Postura que, por cierto, es la que avala el Informe de la CVR, sin decir con esto, para aclarar bien, que la intención de sus miembros fuera hacer apología del terrorismo.
En tal sentido, la captura de Artemio coincide con el golpe que recibieron estos grupos violentistas, y sus aliados “democráticos” de la izquierda peruana, con la negativa a la inscripción del Movadef. Pero también coincide con el distanciamiento que el presidente Humala ha tenido respecto de sus socios de la izquierda peruana en los últimos meses. ¿Y quién puede negar que la captura de Artemio sea un triunfo del responsable político de la misma?
Es cierto que Artemio estaba debilitado y se había quedado con pocos lugartenientes. También es verdad que él manejaba la facción más “dialogante” de Sendero, que trabajaba en el Alto Huallaga y se adhería a la postura de buscar un acuerdo de paz, diferenciado de la facción “Proseguir” que opera en el VRAE y que es mucho más violentista. Incluso esta facción, al mando del “Camarada José”, mandó hace un tiempo a eliminar a Artemio para hegemonizar también en el Alto Huallaga. De alguna manera, Artemio tenía poca arte y poca parte en el peso real del Sendero de hoy.
Pero no debe olvidarse que el último líder importante terrorista capturado fue el “Camarada Feliciano” en 1999. En toda la década del 2000 no hubo una captura de esta magnitud. Corresponde el crédito político al Presidente bajo cuyo mandato se logra el éxito de la operación. Aplica a Ollanta Humala hoy como ayer a Alberto Fujimori. Claro, si no queremos ser mezquinos.
De cómo el Presidente utilice este éxito y lo empalme con el cierre de Movadef y la consolidación de su alejamiento de la izquierda, dependerá que este logro se transforme en un mensaje político que le permita construir nuevas adhesiones para enrumbar su gobierno en las aguas que la sensatez y la seriedad le permitirán a futuro.

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