Dos atentados han sacudido hoy el centro de Damasco. El Gobierno
sirio, que cifró el número de víctimas en 27 muertos y 140 heridos, ha
utilizado sus medios de comunicación para culpar a Arabia Saudí y Catar
del “envío de terroristas” con fines desestabilizadores. La matanza se
ha producido en vísperas de un nuevo intento mediador del enviado
especial de la ONU, Kofi Annan.
El régimen del presidente Bachar el Asad asegura desde el principio de la crisis que sus tropas combaten “terroristas patrocinados desde el extranjero”, con continuas menciones sobre la responsabilidad de Arabia Saudí y las demás monarquías petroleras del golfo Pérsico, y que la gran mayoría de la población respalda las operaciones represivas.
La oposición afirma por su parte que no hay terroristas en sus filas y que se ha visto obligada a armarse para defenderse de la brutalidad militar. Fuentes opositoras se declararon ajenas a los ataques de hoy y, como tras los anteriores atentados en el centro de Damasco (23 de diciembre y 6 de enero), expresaron de nuevo la sospecha de que los propios servicios de seguridad del régimen podrían estar detrás de las acciones terroristas.
Basma Kodmani, miembro del Consejo Nacional Sirio, un órgano que representa a la oposición en el exilio, declaró que los dos edificios atacados, la sede del espionaje de las fuerzas aéreas y una comisaría de policía, eran “fortalezas” a las que ningún coche-bomba podía acceder sin “un fuerte apoyo y complicidad por parte del aparato de seguridad del régimen”.
Según la televisión estatal y la agencia Sana,
portavoces oficiosos del Gobierno, los atentados se realizaron con
furgonetas cargadas de explosivos y en ellos participó al menos un
suicida. Las dos explosiones se produjeron casi al mismo tiempo, una a
las 7.30 de la mañana y la otra minutos más tarde, y causaron un número
no determinado de víctimas civiles que transitaban por la zona.
La posibilidad de que Al Qaeda se haya sumado a la lucha contra el régimen sirio, dictatorial y muy cruel pero de tono laico y hasta ahora tolerante con la diversidad religiosa, tomó fuerza el mes pasado con un mensaje del egipcio Ayman al Zawahiri, sucesor de Osama bin Laden. En un vídeo difundido por Internet, Al Zawahiri convocó a “todos los musulmanes” a prestar apoyo a los rebeldes sirios. En Washington, una de las capitales más críticas con el presidente El Asad, los servicios de espionaje consideran “muy probable” que miembros de Al Qaeda y de otros grupos islamistas violentos se hayan infiltrado en Siria desde el vecino Irak.
El régimen del presidente Bachar el Asad asegura desde el principio de la crisis que sus tropas combaten “terroristas patrocinados desde el extranjero”, con continuas menciones sobre la responsabilidad de Arabia Saudí y las demás monarquías petroleras del golfo Pérsico, y que la gran mayoría de la población respalda las operaciones represivas.
La oposición afirma por su parte que no hay terroristas en sus filas y que se ha visto obligada a armarse para defenderse de la brutalidad militar. Fuentes opositoras se declararon ajenas a los ataques de hoy y, como tras los anteriores atentados en el centro de Damasco (23 de diciembre y 6 de enero), expresaron de nuevo la sospecha de que los propios servicios de seguridad del régimen podrían estar detrás de las acciones terroristas.
Basma Kodmani, miembro del Consejo Nacional Sirio, un órgano que representa a la oposición en el exilio, declaró que los dos edificios atacados, la sede del espionaje de las fuerzas aéreas y una comisaría de policía, eran “fortalezas” a las que ningún coche-bomba podía acceder sin “un fuerte apoyo y complicidad por parte del aparato de seguridad del régimen”.
Atentados en Siria
- 23 de diciembre de 2011. Al menos 44 muertos y 150 heridos por un doble atentado en el barrio de Kfar Suseh
- 6 de enero de 2012. Al menos 26 muertos y 46 heridos por una explosión en la plaza de Midan, en el centro histórico de la capital
- 10 de febrero de 2012. Al menos 28 muertos y más de 150 heridos en dos explosiones en Alepo
La posibilidad de que Al Qaeda se haya sumado a la lucha contra el régimen sirio, dictatorial y muy cruel pero de tono laico y hasta ahora tolerante con la diversidad religiosa, tomó fuerza el mes pasado con un mensaje del egipcio Ayman al Zawahiri, sucesor de Osama bin Laden. En un vídeo difundido por Internet, Al Zawahiri convocó a “todos los musulmanes” a prestar apoyo a los rebeldes sirios. En Washington, una de las capitales más críticas con el presidente El Asad, los servicios de espionaje consideran “muy probable” que miembros de Al Qaeda y de otros grupos islamistas violentos se hayan infiltrado en Siria desde el vecino Irak.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario