por Richard W. Rahn
Richard W. Rahn es Director del Center for Economic Growth y académico asociado al Cato Institute.
Hay un consenso creciente en que la Reserva Federal es
un fracaso — y lo es. La Reserva Federal fue establecida para brindar
estabilidad de precios y prevenir crisis bancarias periódicas. No ha
cumplido ninguna.
El nivel de precios al por mayor en EE.UU. era casi el mismo en 1913,
cuando la Reserva Federal fue creada, que en 1793, 120 años antes. Ahora
se necesitan22 dólarespara igualar el valor del dólar de 1913. Ha
habido más crisis bancarias desde la creación de la Reserva Federal que
antes de esta, y ahora parece estamos en un estado casi permanente de
crisis bancarias con el concepto de la banca "demasiado grande para
quebrar".
La política de tasa de interés cercana a cero de la Reserva Federal es un desastre en aumento. Con la inflación
cercana al 4% y las tasas de interés sobre varios tipos de cuentas de
ahorro por debajo del 1%, quienes han sido prudentes con su ahorro están siendo castigados —sino forzados a aceptar lo que es, en efecto, una tasa de interés negativa. El crédito
ya no está siendo asignado por el mercado sino por los políticos hacia
ciertos tipos de prestamistas. Los dueños de vivienda están obteniendo
dinero a una tasa cercana a cero (la tasa de interés que se les cobra es
casi igual a la inflación) y el gasto en intereses es deducible de
impuestos. Muchos dueños de pequeñas empresas no son capaces de
conseguir crédito porque son "riesgosos", y los bancos pueden pedir
prestado de la Reserva Federal a tasas más bajas de lo que podrían
conseguir con bonos del gobierno, por lo que no hay incentivo para que
asuman el riesgo. Hasta el tanto los bancos no estén más dispuestos a
prestar a empresas que crean nuevos empleos e innovación, la economía se
mantendrá estancada.
Todos los candidatos republicanos han instado a deshacerse del
presidente de la FED, Ben Bernanke, pero solo Ron Paul ha abogado por la
abolición de la Reserva Federal. Paul quiere regresar al patrón oro.
Hay pros y contras de eso, pero, a falta de patrón oro, se pueden realizar una serie de reformas constructivas.
Una de las razones por las que las políticas de la Reserva Federal son
confusas y conflictivas es que se le han dado varios objetivos y tareas,
algunas de los cuales, a veces, chocan entre sí. Se supone que la
Reserva Federal debe mantener no solo la estabilidad de precios sino
también garantizar el pleno empleo. Además se supone que debe asegurar
que el sistema bancario sea sólido. La ley Dodd-Frank le dio la tarea
adicional de brindar protección financiera al consumidor. Para entender
el problema, supongamos que usted decide participar en los Juegos
Olímpicos porque es un corredor rápido y quiere competir en la carrera
de los 100 metros. Pero entonces el Estado le dice: "Por cierto, también
debe competir en levantamiento de pesas". Un poco más tarde, el Estado
vuelve y le dice: "También debes añadir el clavado a tus deportes
olímpicos". ¿Cómo entrenaría?
Los funcionarios de la Reserva Federal dicen a menudo —y algunos
parecen creerlo— que su trabajo es "nadar contra corriente". ¿Saben
ellos mejor que nadie hacia donde se dirige la corriente? No olvidemos
que se las arreglaron para no darse cuenta de la crisis financiera en el 2008, aún cuando algunos en el sector privado sí la vieron venir.
Lección 1: La Reserva Federal debe tener un solo objetivo y una única
responsabilidad, y es la estabilidad de precios (Otros entes del Estado
pueden hacer las demás cosas).
Lección 2: Incluso con un solo objetivo, la Reserva Federal aún tendrá problemas para hacer las cosas bien.
Por lo tanto, el Estado debe permitir que los ciudadanos experimenten —como lo defendiera el gran economista F. A. Hayek—,
con el desarrollo de su propio dinero, ya sea oro, plata, una canasta
de productos básicos, lo que sea. Los estadounidenses ahora tienen el
derecho de hacer contratos en oro, siempre y cuando el comprador y el
vendedor estén de acuerdo.
Hay dos razones por las que el dinero privado no ha tenido éxito. La
primera es que el Departamento del Tesoro ha tomado la posición de que
solo el Estado puede producir dinero. La Constitución dicta que el
Congreso tendrá el poder para "acuñar dinero y determinar su valor".
Claramente el Estado tiene el derecho de especificar la moneda de curso
legal para el cobro de impuestos, para los pagos del gobierno y para el
pago de deudas cuando no se haya especificado una alternativa al dinero
gubernamental. Sin embargo, la Constitución no dicta que entes no
gubernamentales tienen prohibido producir dinero —siempre y cuando no
afirmen que es la moneda de curso legal — y que tanto el vendedor como
comprador estén de acuerdo con la moneda alternativa.
El segundo motivo por el cual el oro u otros productos no pueden ser
utilizados efectivamente como dinero es que el Tesoro de EE.UU. toma la
posición económicamente destructiva de que debe cobrarse el impuesto
sobre las ganancias de capital en las transacciones de materias primas.
Esto, en un sentido práctico, significa que el uso de oro como forma de
pago, en cada transacción, no importa cuán pequeña, requeriría calcular y
reportar la ganancia, o pérdida, de capital. El comercio de materias
primas es una suma cero, por lo que las pérdidas o ganancias de capital
se compensan entre sí a través del tiempo. Por lo tanto, el Tesoro no
recibe ingresos netos de tales transacciones, por lo que el pago de
ganancias de capital resulta un impuesto innecesario.
En resumen la situación monetaria podría mejorar significativamente si:
(1) La Reserva Federal estuviera encargada de mantener el valor de la
moneda y nada más; (2) se le diera el derecho a otros de competir con la
Reserva Federal en la creación de dinero (nuevamente, siempre y cuando
no afirmen que es una moneda de curso legal) y (3) si se elimina el
impuesto sobre las ganancias de capital en las transacciones de materias
primas.
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