04 marzo, 2012

Descanse en paz, Andrew Breitbart. Dr. Edwin J. Feulner


Con gran tristeza hemos recibido la noticia esta mañana de la muerte por causas naturales de Andrew Breitbart, a la temprana edad de 43 años. Nuestras condolencias, desde la Fundación Heritage, son para su familia: su esposa Susie y sus cuatro hijos. Él los amaba con la misma pasión que sentía por sus batallas en nombre de la libertad. Las oraciones de toda nuestra fundación serán hoy para ellos.


Esta es una pérdida para todo el país. La causa de la verdad y la libertad no podrá contar nuevamente con uno de sus más grandes campeones.
Andrew era intrépido. Él se enfrentó a los fuertes poderes del progresismo de este país, donde fuera que estuvieran, en los medios de comunicación, instituciones académicas, sindicatos u otros lugares, con un entusiasmo que era contagioso. Él tenía la inconfundible marca del líder y mostraba a los demás lo que hacía falta para dar la batalla a través de la fuerza de su propio ejemplo.
Pero Andrew era también un intelectual y eso es, de hecho, una combinación muy difícil de encontrar. En su último libro, titulado apropiadamente, Righteous Indignation: Excuse Me While I Save the World  (Justa indignación: Discúlpenme mientras salvo el mundo) puso el necesario foco de atención sobre los orígenes de la amenaza izquierdista de nuestras libertades. Un ejemplo de ello fue la Escuela de Frankfurt, una invasión de mediados del siglo XX de los europeos académicos marxistas que se dieron cuenta de que hacerse cargo de las universidades sería el primer paso para apoderarse de nuestras mentes más brillantes. Lo recuerdo sentado conmigo en mi oficina mientras él estaba llevando a cabo esta investigación y me contaba todo lo que estaba descubriendo con esa fascinación que lo caracterizaba.
Pero Andrew era eminentemente un ejecutor, no un intelectual de sillón. Quizá será mejor recordado por enfrentarse a los progres en los principales medios de comunicación, no sólo mediante la exposición de sus prejuicios corruptos,  pretendiendo imparcialidad, sino al presentarles competencia a través de sus páginas web Big Journalism, Big Government y Big Hollywood.
Hoy lloramos a Andrew, pero no podemos permitir que el dolor nos consuma. El reto para nosotros, para todos los conservadores, es el de reaccionar al triste acontecimiento de hoy, siguiendo su ejemplo y tomando el relevo que nos obliga a tomar su abrupta partida.

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