20 marzo, 2012

El club de Felipe

Y no es que José Ángel Córdova, Guillermo Valdés o Germán Martínez no fueran capaces o carecieran de ciertas aptitudes. El problema es que estuvieron en el lugar equivocado. Fue como poner a Messi de defensa central. A Joe Montana como corredor de poder.

Martín Moreno
Un médico es secretario de Educación. Un encuestador, para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Un abogado es contralor federal. Ese ha sido el sello de parte del gabinete de Calderón: la improvisación.


Primero los amigos. Luego la preparación. La congruencia. La eficacia.
Y no es que José Ángel Córdova, Guillermo Valdés o Germán Martínez no fueran capaces o carecieran de ciertas aptitudes. El problema es que estuvieron en el lugar equivocado.
Fue como poner a Messi de defensa central. A Joe Montana como corredor de poder. O a Ana Gabriela Guevara en la marcha de 20 kilómetros.
Algunos hombres del Presidente fueron colocados en el puesto erróneo. Zapatero a tus zapatos es refrán sabio. Y de ahí los magros resultados.
El doctor Córdova —si bien tuvo una labor aceptable en la Secretaría de Salud al enfrentar la influenza— muy pronto se contagió de una enfermedad: el chambismo. Del buen desempeño en la Secretaría, a la oficina del brillante Vasconcelos. Del consultorio al pizarrón.
Pero, en el trayecto, la congruencia y la buena imagen de Córdova quedaron lastimados porque se metió en una arena que desconocía: la real politik. En Guanajuanto, el El Yunque panista lo masticó, trituró y escupió. Fracasó en su intento de ser gobernador. Luego quiso ser senador, pero entró en una posición en la que quedaría fuera. Ahora a la SEP. Premio de consolación. Para tener quincena asegurada hasta la segunda de noviembre. La educación puede esperar.
Guillermo Valdés —durante la campaña de su amigo Felipe Calderón en 2006— fue el encargado de realizar las encuestas del candidato del PAN a la Presidencia. Al inicio del sexenio fue nombrado… ¡jefe de la inteligencia y del espionaje nacional! Resultado: la información confidencial eficaz fue uno de los renglones más vulnerables del gobierno calderonista.
Germán Martínez —compañero de luchas juveniles partidistas de Calderón— tuvo un doble fracaso: primero, como secretario de la Función Pública —ningún caso relevante de corrupción se develó durante su gestión— y, luego, de presidente del PAN, fue el responsable directo del hundimiento electoral del panismo en 2009. Ni buen contralor ni eficiente líder político. ¡Ah, pero es cuate del Presidente!
Son los amigos del Presidente. Los que juegan futbol con Felipe. Los de los momentos íntimos. Los de las bromas y el dominó.
Calderón, su gabinete… y su club de amigos.

ARCHIVO CONFIDENCIAL
DURANGO Y GUERRERO: VACÍOS DE AUTORIDAD. Perla Cardoso, corresponsal de Excélsior, publicó, el viernes pasado, una cifra escalofriante: en los tres últimos años, han sido asesinados… ¡cinco presidentes municipales o ex ediles de Durango! ¿Qué hace el gobernador priista Jorge Herrera? Nada. Su estrategia se basa más en twitts que envía con su esposa, para incluir intrascendentes cenas familiares, o bien, retuiteando “logros de gobierno”. ¿Y Guerrero? Una frase retrata a Ángel Aguirre: “Una disculpa, llego tarde porque en Acapulco me reuní con Jennifer López”. (Jesús Guerrero/Reforma/18/III/2012). De 150 actos públicos, el gobernador ha llegado tarde a la mitad, hasta con dos o tres horas de retraso. Al asesinato de estudiantes, habrá que sumarle diez decapitados que aparecieron hace unas horas y 12 policías ejecutados. Durango y Guerrero, en la orfandad política.

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