17 marzo, 2012

¿En serio, vamos a ser la séptima economía del mundo para 2020?

Bájele, señor Presidente; termine su mandato con dignidad y respeto a quienes esperanzados, lo eligieron hace seis años

Ángel Verdugo
No cabe duda que cuando alguien quiere quedar bien por la razón que fuere, es capaz de afirmar lo más inverosímil; esto, nada tendría de reprochable si sus afirmaciones las tomáremos como lo que en realidad son, intentos —no siempre exitosos y burdos si se quiere— de halagos baratos.


Eso pues, nada tiene de malo; el que halaga está en su derecho de decir lo que se le antoje para lograr esto o aquello; el problema residiría en realidad, en el halagado si éste tomare las exageraciones como si fueren verdades axiomáticas.
Esto nos pasa hoy con las declaraciones, exageradas y sin sustento en la economía de nuestro país, que un ejecutivo de Goldman Sachs hizo hace unos días cuando afirmó, con buena dosis de irresponsabilidad, que para 2020 seríamos la séptima economía del mundo.
Sin embargo, como es costumbre con estos “halagos”, el destinatario toma la parte vistosa pero “la letra chiquita” la oculta; la ignora por completo, y ni por asomo menciona que en lo dicho por aquél se incluyen condiciones diversas que deberán satisfacerse para ser, lo que de otra manera resulta una quimera.
En el caso que nos ocupa se menciona —¡otra vez!— la necesidad de reformar, de poner al día nuestra alicaída y mediocre economía.
De ahí que sorprenda —más que moleste—, que a pesar de saber del atraso estructural que nos acompaña desde hace cuando menos tres decenios —que es imposible ocultarlo pues es más que evidente—, creamos que nuestra economía crecerá como por arte de magia, por el simple voluntarismo sin concretar reformas profundas en diversos campos.
Revisar las cifras del PIB para 2010 o 2011 de los primeros 20 países del mundo, es toda una experiencia; al ver los cientos o miles de millones de dólares que nos separan de los 12 o 13 que nos anteceden según sea la fuente (IMF. Banco Mundial y el CIA World Factbook), se comprueba que el declarante se encontraba bajo la influencia de alguna droga, ignora la realidad estructural de la economía mexicana o, simplemente hizo uno más de los pronósticos que abundan y puso en “la letra chiquita” lo que tendría que hacer el halagado a lo cual, como siempre pasa, nadie prestó atención.
Mucho bien haríamos al país y a su crecimiento al margen del lugar que llegaremos a ocupar en 2020, si en vez de festinar lo que no tenemos por seguro pusiéremos al día nuestro andamiaje jurídico para, ahora sí, crecer y aspirar objetivamente, para 2020, un país menos desigual, más próspero y sobre todo, más competitivo y más seguro para todos.
La pregunta que surge al revisar las tres clasificaciones de acuerdo con el PIB para los primeros 20 países, es sencilla: ¿Acaso alguien en su sano juicio pudiere pensar hoy, que los primeros 12 o 13 cuya economía es mayor que la nuestra, nada harán para crecer y esperarán inmóviles a que los rebasemos?
Por lo demás, ¿los acarreados que oían a un Calderón eufórico decir que para 2020 seríamos la séptima economía del mundo por encima de Rusia y la India, entenderían sus atropelladas palabras?
Los que lo oían porque muy pocos son los que lo escuchan a estas alturas de su gobierno, ¿tienen idea de lo que es el PIB y cómo se calcula? ¿Les dice algo útil la balandronada presidencial, a los que se debaten en la lucha diaria para que los suyos medio coman?
Bájele, señor Presidente; termine su mandato con dignidad y respeto a quienes esperanzados, lo eligieron hace seis años. Es lo menos que les debe, respeto.

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