Mientras los titulares gritan que los rescates son en vano para tratar de salvar el euro y nos amenazan con un "Armagedón", la élite gobernante de la Unión Europea ha derrocado a dos primeros ministros electos, para reemplazarlos por gobiernos tecnócratas que de seguro harán la voluntad de Bruselas.
El nuevo primer ministro griego, Lucas Papademos, fue el hombre que, primero como jefe del banco central de Grecia, maquilló las cifras para que Grecia pudiera entrar en el euro (en contra de las reglas) y mas tarde fue recompensado con un puesto de alta responsabilidad en el Banco Central Europeo. Él no es más democráticamente elegido que Mario Monti, que probablemente será el nuevo primer ministro de Italia, y que se ha dado prisa para que se le haga "senador vitalicio" para calificar para el trabajo. Cuando lo que mas califica a Monti es que, como un ex comisario de la UE, ha sido durante mucho tiempo miembro de la elite de Bruselas.
Uno de los pocos placeres de ver en este desastre auto-infligido desarrollado día a día ha sido ver a los tamborileros del programa Today, James Naughtie y John Humphrys, por fin comenzando a preguntarse si la Unión Europea es una institución democrática. Si hubieran estudiado la historia del objeto de su admiración, es posible que hace mucho tiempo se hubieran dado cuenta de que el "proyecto europeo" no tuvo nunca la intención de ser una institución democrática.
La primera idea concebida en los años 1920 por dos altos funcionarios de la Sociedad de Naciones - Jean Monnet y Arthur Salter, un funcionario británico - eran los Estados Unidos de Europa, gobernados por un gobierno de tecnócratas no elegidos como ellos mismos. Dos cosas eran un anatema para ellos: los Estados-nación con poder de veto (que habían visto destruirse la Liga de Naciones) y cualquier necesidad de consultar los deseos de la gente en las elecciones.
Como Richard North y yo mostramos en nuestro libro El Gran Engaño, esta fue la idea de que Monnet situó en el centro del "proyecto" a partir de 1950, modelando su "gobierno de Europa", precisamente en las mismas cuatro instituciones que componían la Liga de Naciones - una comisión, un consejo de ministros, un parlamento y un tribunal. Así, paso a paso en las últimas décadas, el sueño tecnocrático de Monnet se ha cumplido.
Los acontecimientos de la semana pasada no eran de ninguna manera la primera vez que un primer ministro electo ha sido derribado por la Euro-elite. El ejemplo más dramático, y que también mostramos en nuestro libro, fue en 1990, cuando la señora Thatcher se había convertido en el mayor obstáculo para el próximo gran salto adelante en su lento movimiento de golpe de Estado, el Tratado de Maastricht, la creación de la Unión Europea y la moneda única. Después de su emboscada en un Consejo Europeo en octubre de 1990, cuando fue superado en número de 11 a uno, se accionó la trampa. Una alianza entre las elites europeas, encabezada por Jacques Delors, y nuestros propios eurófilos conservadores, liderados por Geoffrey Howe y Michael Heseltine, la llevaron abajo en cuestión de semanas.
Se había dispuesto del mayor obstáculo político a la marcha hacia adelante de su proyecto tan despiadadamente como lo hicieron posteriormente al dejar de lado todos los referendums que expresaron la oposición de los franceses, los holandeses y los irlandeses a su Constitución. Para la única cosa que nunca ha habido lugar en su gran proyecto es para la democracia. ¡Qué lástima que el programa de Today no se diera cuenta de ello hace unos años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario