11 marzo, 2012

Guatemala: Por los colaterales – por Jorge Jacobs

Otto Pérez se ha embarcado en la que podría ser la principal batalla de su vida, tanto a nivel local como internacional: la despenalización de las drogas. Esta hace palidecer todas las demás en las que pueda haber participado con anterioridad.


Y desde mi punto de vista, con la que más pueda contribuir, durante su gestión al frente del Ejecutivo, por el bienestar, en primera instancia, de los guatemaltecos, pero también del resto de los habitantes del planeta. Debo reconocer que al principio tuve mis muy serias dudas sobre sus motivaciones, principalmente por el momento utilizado para anunciar su interés en el tema, al coincidir este con la aprobación del paquetazo fiscal, lo que permitió que el “interés público” se moviera hacia este tema y el paquetazo pasara sin mayor oposición. Sigo creyendo que el “timing” utilizado fue a propósito para desviar la atención del paquetazo fiscal, sin embargo, creo que el interés en el tema de la despenalización de las drogas es mayor que solo el paquetazo fiscal.
Como eterno escéptico, especialmente de los políticos, siempre albergaré dudas sobre sus verdaderas intenciones. Podrían entre estas estar el negociar el TPS para los guatemaltecos en Estados Unidos; lograr la eliminación del embargo de armas estadounidenses al Ejército guatemalteco; obtener más plata de los gringos para el combate del narcotráfico o algo tan sencillo como darse a conocer a nivel internacional. La verdad es que a estas alturas, cuáles eran sus verdaderas intenciones ya no es lo importante.
Lo importante es que logró poner en el centro de la discusión internacional, como ningún político en activo lo había logrado antes, el tema de la despenalización de las drogas. Sin quizá proponérselo, logró que el Gobierno de Estados Unidos se preocupara tanto del asunto que enviara a la Secretaria de Seguridad Interna a tratar de contener el motín a bordo de su “patio trasero”.
Por supuesto, casi toda la burocracia internacional que vive, y muy bien, de la “guerra contra las drogas” también ha pegado el grito en el cielo ante lo que podría ser el inicio del fin de su buen vivir a expensas del dinero, la sangre, el sufrimiento y la muerte de miles y miles de ciudadanos del mundo que sufren el “daño colateral” de esa guerra perdida y sin sentido.
Y es que, aunque no lo quieran reconocer, la ola de la opinión pública internacional cada vez tiende más hacia el debate de otras opciones distintas a la fracasada guerra. La razón es sencilla. Si algo se ha probado hasta la saciedad en los últimos 40 años es que esta guerra es totalmente inútil, sin ningún resultado: la tasa de consumo de drogas en Estados Unidos se ha mantenido básicamente estable durante toda la “guerra”.
Felicito a Otto Pérez por la iniciativa y lo exhorto a que continúe con ella, a pesar de la mucha oposición que de seguro tendrá, de propios y extraños.

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