14 marzo, 2012

La nueva regulación de Obama nos está costando miles de millones

La nueva regulación de Obama nos está costando miles de millones

 





Si Ud. viaja en avión por el país, es fácil que vea señales del ingenio y la productividad de Estados Unidos: rascacielos en la ciudad de Nueva York, acererías en Pensilvania, fábricas en Chicago, tierras de labranza en las grandes llanuras y la brillante tecnología del Silicon Valley. Pero lo que Ud. no puede ver, aunque es algo muy real, es la red invisible de trámites burocráticos avanzando lentamente desde Washington, entrelazando el paisaje, estrangulando a los creadores de empleo, maniatando a los emprendedores y atascando el motor de la innovación de América en una maraña de regímenes reguladores. Con la administración Obama, esas kilométricas directivas impuestas por el gobierno se han seguido alargando, como la Fundación Heritage revela en un nuevo estudio publicado hoy.


En nuestro informe Red Tape Rising: Obama-Era Regulation at the Three Year Mark, James Gattuso y Diane Katz detallan cómo la administración Obama ha impuesto nuevos regímenes reguladores que cuestan anualmente $46,000 millones, con casi $11,000 millones más en costos de implementación única. Eso es alrededor de cinco veces el costo de los regímenes reguladores impuestos durante los ocho años juntos de administración del presidente George W. Bush, pero la carga es todavía mayor. Los trámites burocráticos de los últimos tres años ayudan a explicar por qué la recuperación económica ha sido tan lenta y la creación de empleo tan anémica.
No se lo crea porque lo digamos nosotros, sino porque lo dice el propio presidente Obama. En enero de 2011, dijo que “las normas se han desbocado” y “tienen un efecto escalofriante sobre el crecimiento y los empleos”. Y tiene razón. Donde el presidente se aleja de la realidad es en su promesa de mano dura a la sobrerregulación y una revisión exhaustiva de los regímenes reguladores impuestos desde Washington. De hecho, al oír hablar al presidente Obama del asunto, Ud. pensaría que él es un campeón de los recortes de los trámites burocráticos y que su administración ha puesto sus miras en rebajar drásticamente la sobrerregulación.
Hace sólo dos meses, en su Discurso del Estado de la Unión de 2012, el presidente Obama proclamó que “he aprobado menos regímenes reguladores en los primeros tres años de mi presidencia que mi predecesor republicano en la suya”. Pero mirar el número total de regímenes reguladores no revela ni el principio del cuento. Aunque es verdad que la administración Obama aprobó 10,215 regímenes reguladores es sus primeros tres años, sólo ligeramente por debajo de los 10,674 de Bush, es importante ver qué son esos regímenes reguladores y su impacto sobre el pueblo y la industria americanos y cómo sus costos han ensombrecido vastamente a aquellos de la anterior administración.
Sólo durante el año pasado, la administración Obama ha añadido 32 regímenes reguladores que en conjunto imponen más de $10,000 millones en costos anuales y $6,600 millones en costos de implementación única. Esos regímenes reguladores incluyen mandatos que cubren una amplia variedad de actividades y productos, que van desde refrigeradoras y congeladoras hasta secadoras de ropa y equipos de aire acondicionado, límites sobre las emisiones de los autos, requerimientos a los empleadores para exhibir las normas sindicales federales, etiquetado de productos, elegibilidad de planes de salud con Obamacare y salarios mínimos más altos para los trabajadores extranjeros. El régimen regulador más caro llegó con la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), que añadió cinco normas principales con un costo de más de $4,000 millones cada año.
Gattuso y Katz dicen que esta marea de regímenes reguladores no va a acabar en poco tiempo debido a los nuevos regímenes reguladores que se esperan con la ley financiera Dodd-Frank, Obamacare y la cruzada de recorte de emisiones de CO2 de la EPA. Los regímenes reguladores innecesarios, dicen Gattuso y Katz, son una amenaza para la ya débil economía de América y la muy necesitada creación de empleo:

“De un modo muy similar al que los impuestos altos obstaculizan la inversión y la innovación, la escalada de costos en regulación socavan la economía americana. Los pequeños negocios  en particular se encuentran asediados. Cuando se les preguntó en diciembre de 2011 acerca de su mayor problema, el 19% de los encuestados citó los regímenes reguladores y los trámites burocráticos, un aumento del 15% comparando con hace un año y más que cualquier otra categoría excepto las “malas ventas”.
Pero los regímenes reguladores no son sólo un problema para los emprendedores. Los trabajadores americanos y sus familias han sido golpeados con dureza por la persistente falta de creación de trabajo que es resultado, en parte, de un exceso de regulación. Mientras tanto, los costos de regulación se trasladan a los consumidores en forma de precios más altos y limitadas opciones de productos.

¿Qué hay que hacer con el explosivo crecimiento de los trámites burocráticos? Gattuso y Katz piden una supervisión adicional por parte del Congreso, diciendo que es necesario proteger de la sobrerregulación a la ciudadanía y a la economía. El Congreso debería requerir su aprobación para las nuevas normas principales promulgadas por las agencias, establecer una oficina propia de análisis de regímenes reguladores para proporcionar un análisis no partidista del costo y la efectividad de los regímenes reguladores y establecer una fecha de prescripción para los regímenes reguladores federales para asegurar que la revisión sustancial de los regímenes reguladores existentes ocurra de forma continua.
Además de los miles de regímenes reguladores que la administración Obama ya ha implementado (costándole a Estados Unidos miles de millones de dólares), hay más en camino, lo que promete continuar desbaratando la economía y obstaculizando el crecimiento del empleo. El Congreso puede y debería tomar medidas para poner esta carga reguladora bajo control y que así los americanos puedan ser libres para hacer que el motor económico del país se mueva a todo vapor una vez más.

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