14 marzo, 2012

Una lección desde Grecia

Una lección desde Grecia





Ya le hemos corregido la plana a Paul Krugman con anterioridad, cuando erróneamente invocó a unos imaginarios recortes de gasto británicos como prueba de que reducir los mecanismos keynesianos demolerá una de por sí floja recuperación económica. Esta vez él apunta a la austeridad griega (o “recortes del gasto”), como él la califica.


“No pasa un día sin que algún político o experto recite, con la apariencia de un hombre que transmite gran sabiduría, que debemos rebajar drásticamente el gasto público de forma inmediata o nos encontraremos transformados en Grecia, Grecia les digo”, dice con orgullo. “Lo que la experiencia de Grecia realmente muestra es que aunque operar con déficits en los buenos momentos puede meter a uno en problemas, tratar de eliminar los déficits una vez que ya se está en problemas es la receta para la depresión”.
Krugman tiene razón en que Grecia ha cortado el gasto drásticamente. Y de hecho su desempleo está alrededor del 20% y es probable que aumente más. Sin embargo, el plan de austeridad griego también contiene una sobreabundancia de subidas fiscales que, casi todo el mundo coincide, dañan el crecimiento económico. En realidad, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), alrededor del 60% del plan de austeridad griego son subidas de impuestos, mientras que el 40% son reducciones del gasto.
A la luz de estos datos, es bastante taimado, por decir lo mínimo, proclamar que los recortes de gasto son responsables de devastar la economía griega. Estas estadísticas por sí solas hacen difícil discernir si los recortes del gasto o las subidas de impuestos o ambos han contribuido a su penuria económica. Observar otros ejemplos históricos ayudará a dar más detalles.
Crisis como las de las décadas de 1830, 1890 y 1920 que se enfrentaron con restricciones fiscales y reducción del gasto fueron exitosas al dar paso a sólidas recuperaciones económicas. Por el contrario, experiencias como las de 1932, 1937 y 1993, cuando los impuestos se subieron, desestabilizaron a las economías débiles y debilitaron a las economías sólidas.
Por ahora, Grecia va a sufrir gravemente por los errores de anteriores acciones políticas, sin importar lo que haga a día de hoy con el gasto o los impuestos, sin importar lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) haga para rescatarla financieramente, sin importar lo que el Banco Central Europeo (BCE) haga para apuntalar sus bonos y sin importar lo que la Unión Europea haga para mantener Grecia a flote. La pregunta es ¿durante cuánto tiempo debe sufrir Grecia? ¿Cuánto tiempo debe pasar hasta que Grecia tenga una perspectiva razonable de recuperación? Poner sus finanzas bajo control es sólo el primer paso y los registros históricos sugieren que recortar el gasto prepara el terreno para una recuperación más fuerte y rápida; por otro lado, subir los impuestos sólo daña el crecimiento todavía más que ahora y hace que el pedregoso camino hacia la recuperación sea más largo y abrupto.

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