11 marzo, 2012

¿Quiénes fueron los cameralistas?

Por Murray N. Rothbard.


Al contrario que Gran Bretaña, los países de habla alemana eran, como era de esperar, altamente resistentes a la extensión de las opiniones smithianas. Habían sido gobernados, desde finales del siglo XVI por el cameralismo. Los cameralistas, que recibieron el nombre de la cámara del tesoro real alemana, la Kammer, defendían una forma extrema de mercantilismo, concentrándose aún más que sus iguales occidentales en construir un poder estatal y en subordinar todas las partes de la economía y la política al estado y su burocracia. Mientras que los escritores mercantilistas eran por lo general escritores de panfletos dedicados a algún tipo particular de ventaja del estado, los cameralistas eran o bien burócratas en uno de los 360 tiránicos estados alemanes o profesores universitarios que aconsejaban a los príncipes y a su burocracia sobre cómo maximizar sus ingresos y poder. Como decía Albion Small: para los cameralistas

el objeto de toda teoría social era mostrar cómo podría asegurarse el bienestar del estado. Veían en el bienestar del estado la fuente de todos los demás bienestares. Su clave del bienestar del estado era ingresas para proveer las necesidades del estado. Toda la teoría social derivaba de la tarea central de proporcionar al estado los medios ya dispuestos.[1]
Como profesores, los cameralistas escribieron grandes tomos catalogando distintas partes de la economía y los planes que debería hacer el gobierno para cada una de estas partes. Los cameralistas alababan prácticamente todas las formas de intervención pública, a veces hasta el punto de un estado colectivista de bienestar y guerra. Apenas puede llamárseles “economistas”, ya que no tenían ninguna idea de una ley económica regular que pudiera ir más allá o anular los planes del poder del estado.
El primer gran cameralista fue Georg von Obrecht (1547–1612), hijo del alcalde de Estrasburgo, que iba a ser un famoso profesor de derecho en la universidad de esa ciudad. Sus lecciones se publicaron póstumamente (en 1617) por su hijo. En la siguiente generación, un importante cameralista fue Christoph Besold (1577–1638), nacido en Tubinga y posteriormente profesor de derecho enormemente influyente en la Universidad de Tubinga. Besold escribió más de 90 libros, todos en latín, de los cuales la Synopsis politicae doctrinae (1623) fue el más relevante en economía. Otro cameralista influyente de principios del siglo XVII fue Jakob Bornitz (1570–1630), un sajón que fue el primer sistematizador de la política fiscal y que pedía una mayor supervisión de la industria por el estado. Otro contemporáneo, que, sin embargo, escribió más tarde, a medados del siglo XVII, fue Kasper Klock (1584–1655), que estudió derecho en Marburgo y Colonia y posteriormente fue funcionario en Brema, Minden y finalmente en Stolberg. En 1651, Klock publicó la obra más famosa del cameralismo hasta ese momento, el Tractus juridico-politico-polemico-historicus de aerario.
La figura más destacada del cameralismo alemán llegó poco después. Veit Ludwig von Seckendorf (1626–92), al que se ha llamado el padre del cameralismo, nació en Erlangen y estudió en la Universidad de Estrasburgo. Llegó a ser un alto funcionario en varios estados alemanes, empezando en Gotha, donde escribió Der Teutscher Furstenstaat (1656). Este libro, una compleja apología del absolutismo alemán del momento, tuvo ocho ediciones y continuó siendo leído en las universidades alemanas durante más de un siglo. Seckendorf acabó sus días como canciller de la Universidad de Halle.
A finales del siglo XVII, el cameralismo se asentó firmemente en Austria. Johann Joachim Becher (1635–82), nacido en Espira y alquimista y médico de la corte en Maguncia, se convirtió pronto en consejero económico del emperador Leopoldo I de Austria y en director de varias empresas propiedad del estado. Becher, que influyó fuertemente en la política económica austriaca, reclamaba compañías comerciales reguladas por el estado para el comercio exterior y un consejo estatal de comercio para supervisar todos los asuntos económicos nacionales. Pre-keynesiano, estaba profundamente impresionado por la idea del “flujo de ingresos” de que el gasto de un hombre es por definición la renta de otro y reclamaba medidas inflacionistas para estimular la demanda de consumo. Su obra más conocida es Politischer Discurs (1668). Schumpeter describía a Becher como “desbordante de planes y proyectos”, pero algunos de esos planes no dieron resultado, ya que Becher acabó huyendo de la ira de sus acreedores. Por lo que se ve, su propia “demanda de consumo” se había estimulado en exceso.[2]
El cuñado de Becher, Philipp Wilhelm von Hornigk (1638–1712), era otro natural de Maguncia que se convirtió en influyente en Austria. Estudió en Ingolstadt, ejerció el derecho en Viena y luego entró en el gobierno, haciéndole muy popular su chauvinista tratado austriaco Österreich über Alles, wann es nur will (Austria sobre todo, siempre que quiera) (1684). El asunto central de von Hornigk era la importancia de hacer de Austria autosuficiente, eliminando todas las formas de comercio.
Un tercer cameralista alemán contemporáneo en Austria fue Wilhelm Freiherr von Schroder (1640–88). Nacido en Könisberg y estudiante de derecho en la Universidad de Jena, Schroder también se hizo influyente como consejero del emperador Leopoldo I de Austria. Schroder dirigió una fábrica estatal, fue consejero financiero de la corte de Hungría y expresó sus opiniones en su Fürstliche Schatz und Rentkammer (1686). Schroder era un defensor extremo del derecho divino de los príncipes. Su cameralismo destacaba la importancia de acelerar la circulación del dinero y de tener un sistema bancario que pudiera expandir la oferta de billetes y depósitos.
El sistema del cameralismo se estableció en concreto en Alemania en la obra de mediados del siglo XVIII de Johann Heinrich Gottlieb von Justi (1717–71). Justi era un turingio que estudió derecho en varias universidades y luego enseñó en Viena y en la Universidad de Gotinga. Fue luego a Prusia para convertirse en director de minas, superintendente de fábricas y finalmente en administrador de minas en Berlín.
La obra de Justi fue la culminación del cameralismo, incluyendo e incorporando todas sus tendencias pasadas y destacando la importancia de una planificación completa de un estado del bienestar. Característicamente, Justi destacaba la importancia vital de la “libertad”, pero la libertad resultaba ser únicamente la posibilidad de obedecer los edictos de la burocracia. Justi también destacaba la supuesta “alienación” del trabajador en un sistema de fábricas y una división avanzado del trabajo. Entre sus numerosas obras, las más importantes fueron Staatswirthschaft (1755), el System des Finanzwesens (1766) y su obra en dos tomos Die Grundfeste zu der Macht und Glückseeligkeit der Staaten (1760–61). Sin embargo, Justi se dio un porrazo con su propio bienestar en el estado de bienestar y respecto de su falta de voluntad de obedecer las leyes del reino. A causa de irregularidades en sus cuentas como administrador de las minas prusianas, Justi fue enviado a la cárcel, donde murió.
La otra figura cumbre del cameralismo alemán del siglo XVIII fue un seguidor de Justi, el barón Joseph von Sonnenfels (1732–1817). Nacido en Moravia, hijo de un rabino, Sonnenfels emigró a Viena donde se convirtió en el primer profesor de finanzas y cameralismo y en un importante consejero de tres emperadores austrohúngaros sucesivos. Absolutista, mercantilista y defensor del estado de bienestar, las opiniones de Sonnenfels se exponían en su Grundsätze der Polizei, Handlung, und Finanzwissenschaft (1765–67). Es notable que su libro permaneciera como libro de texto oficial de la monarquía austrohúngara hasta 1848

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