Por DANIEL GILBERT y TOM FOWLER
HOUSTON—Un jurado estadounidense declaró culpable al empresario R. Allen Stanford, acusado de haber planeado una estafa en forma de pirámide que le permitió quedarse con miles de millones de dólares de sus inversionistas, coronando un proceso legal que se prolongó durante más de tres años.El jurado compuesto por ocho hombres y cuatro mujeres encontró a Stanford culpable de 13 de los 14 cargos en su contra, incluyendo lavado de dinero, fraude y obstrucción a la justicia.
Bloomberg
Stanford podría pasar un máximo de 230 meses en prisión. Sus abogados dijeron que apelarán el fallo. La fiscalía, en tanto, declinó referirse al tema. Robert Khuzami, director de la División de Cumplimiento de la SEC, dijo que el veredicto "envía un claro mensaje de que quienes violan la ley y obstruyen las investigaciones de la SEC tendrán que rendir cuentas".
La decisión del martes, que tuvo lugar en el cuarto día completo de deliberaciones luego de un juicio de un mes, marca la caída en desgracia de Stanford. El empresario de 61 años pasó de ser dueño de un gimnasio en Texas a un multimillonario nombrado caballero en Antigua.
Mientras se leía el veredicto, Stanford, que vestía un traje oscuro y camisa de cuello abierto, giró hacia los miembros de su familia sentados en la sala y pareció murmurar las palabras "está bien".
El juez ordenó el lunes a los miembros del jurado seguir adelante con sus deliberaciones luego de que dijeran que no podían llegar a un veredicto unánime en los 14 cargos penales.
La fiscalía estima que el fraude de Stanford de US$7.100 millones fue uno de los más grandes de la historia, pero resultó eclipsado por una estafa financiera de US$65.000 millones orquestada por Bernard Madoff, quien fue declarado culpable en 2009.
El cierre de la causa penal de Stanford podría permitir finalmente a los inversionistas tratar de recuperar cientos de millones de dólares de sus cuentas y activos de Stanford Financial Group. Una demanda civil interpuesta contra Stanford por la SEC se halla paralizada a la espera del resultado de la causa penal. Una apelación de la sentencia, sin embargo, podría retrasar todavía más los esfuerzos de los inversionistas por recuperar sus fondos. Entre los afectados figuran muchos clientes en América Latina, en particular Venezuela.
Cassie Wilkinson, una inversionista de Stanford Financial, manifestó sentirse "aliviada, feliz y triste" por el fallo. "Lo lamento por su familia, por su madre", dijo, refiriéndose a Sammie Stanford, de 81 años, que ha estado presente en la sala desde el comienzo de las deliberaciones. "Es una trágica pérdida para muchas familias, de decenas de miles de inversionistas", añadió.
En 2008, antes de su caída en desgracia, Stanford ocupaba el puesto 205 entre los estadounidenses más acaudalados, con un patrimonio neto del orden de los US$2.200 millones, según la revista Forbes. Sus activos en Antigua, donde tenía doble ciudadanía, incluían bancos, aerolíneas y el mayor periódico del país.
Pero el derrochador estilo de vida de Stanford, aficionado a los yates y quien poseía varias residencias alrededor del mundo, se financiaba con los recursos provistos por sus inversionistas.
En 2009, EE.UU. acusó a Stanford de estafar a miles de personas al venderles certificados de depósitos emitidos por un banco que controlaba en Antigua. Aunque prometía invertir los fondos en portafolios conservadores de acciones y bonos, los fiscales lo acusaron de desviar el dinero hacia inversiones riesgosas en bienes raíces y a sus propias empresas.
Los abogados de Stanford indicaron en el juicio que el empresario gestionaba un negocio legítimo que quedó en la ruina luego de que la SEC hizo una redada en sus oficinas en 2009 y confiscó sus activos. Stanford ha estado en la cárcel desde 2009
R. Allen Stanford habría estafado a varios clientes en América Latina y Venezuela en particular.
El veredicto constituye una victoria
para la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus
siglas en inglés), que dirigió sus dardos contra el presidente de la
junta directiva de Stanford Financial Group como parte de una ofensiva
contra el delito financiero tras la crisis de 2008.Stanford podría pasar un máximo de 230 meses en prisión. Sus abogados dijeron que apelarán el fallo. La fiscalía, en tanto, declinó referirse al tema. Robert Khuzami, director de la División de Cumplimiento de la SEC, dijo que el veredicto "envía un claro mensaje de que quienes violan la ley y obstruyen las investigaciones de la SEC tendrán que rendir cuentas".
La decisión del martes, que tuvo lugar en el cuarto día completo de deliberaciones luego de un juicio de un mes, marca la caída en desgracia de Stanford. El empresario de 61 años pasó de ser dueño de un gimnasio en Texas a un multimillonario nombrado caballero en Antigua.
Mientras se leía el veredicto, Stanford, que vestía un traje oscuro y camisa de cuello abierto, giró hacia los miembros de su familia sentados en la sala y pareció murmurar las palabras "está bien".
El juez ordenó el lunes a los miembros del jurado seguir adelante con sus deliberaciones luego de que dijeran que no podían llegar a un veredicto unánime en los 14 cargos penales.
La fiscalía estima que el fraude de Stanford de US$7.100 millones fue uno de los más grandes de la historia, pero resultó eclipsado por una estafa financiera de US$65.000 millones orquestada por Bernard Madoff, quien fue declarado culpable en 2009.
El cierre de la causa penal de Stanford podría permitir finalmente a los inversionistas tratar de recuperar cientos de millones de dólares de sus cuentas y activos de Stanford Financial Group. Una demanda civil interpuesta contra Stanford por la SEC se halla paralizada a la espera del resultado de la causa penal. Una apelación de la sentencia, sin embargo, podría retrasar todavía más los esfuerzos de los inversionistas por recuperar sus fondos. Entre los afectados figuran muchos clientes en América Latina, en particular Venezuela.
Cassie Wilkinson, una inversionista de Stanford Financial, manifestó sentirse "aliviada, feliz y triste" por el fallo. "Lo lamento por su familia, por su madre", dijo, refiriéndose a Sammie Stanford, de 81 años, que ha estado presente en la sala desde el comienzo de las deliberaciones. "Es una trágica pérdida para muchas familias, de decenas de miles de inversionistas", añadió.
En 2008, antes de su caída en desgracia, Stanford ocupaba el puesto 205 entre los estadounidenses más acaudalados, con un patrimonio neto del orden de los US$2.200 millones, según la revista Forbes. Sus activos en Antigua, donde tenía doble ciudadanía, incluían bancos, aerolíneas y el mayor periódico del país.
Pero el derrochador estilo de vida de Stanford, aficionado a los yates y quien poseía varias residencias alrededor del mundo, se financiaba con los recursos provistos por sus inversionistas.
En 2009, EE.UU. acusó a Stanford de estafar a miles de personas al venderles certificados de depósitos emitidos por un banco que controlaba en Antigua. Aunque prometía invertir los fondos en portafolios conservadores de acciones y bonos, los fiscales lo acusaron de desviar el dinero hacia inversiones riesgosas en bienes raíces y a sus propias empresas.
Los abogados de Stanford indicaron en el juicio que el empresario gestionaba un negocio legítimo que quedó en la ruina luego de que la SEC hizo una redada en sus oficinas en 2009 y confiscó sus activos. Stanford ha estado en la cárcel desde 2009
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