10 marzo, 2012
Venezuela: Los esbirros del Régimen – IBL News
Pero hay más: los Carapaica, siempre prestos a intervenir, con el adiestramiento militar de mayor nivel.
El Frente de Resistencia Popular Tupamaro, los más ideológicos, dedicados a reprimir a quien no piense como ellos.
Los Alexis Vive, con una intensa acción social, pero empeñados en la toma violenta de la Universidad pública. Y los Chirino, los Montaraz… Muchos de estos esbirros de Chávez también se han ganado cierto respeto dentro de los límites de su comunidad por su lucha contra la delincuencia que azota y desangra la capital venezolana, pero a su vez son delincuentes.
A unos kilómetros del centro, todavía en Caracas, tienen su sede los Guerreros de La Vega.
Mucho más allá, en la frontera con Colombia, opera el Frente Bolivariano de Liberación (FBL), guerrilla represiva de naturaleza castrofascista crecida a la sombra de las FARC. Su idea original, ser un pequeño ejército paralelo y represivo, ha evolucionado hasta convertirse en un grupo paramilitar de difícil control.
Y luego están las minibandas, pequeños grupos anárquicos, fascistas y represivos también armados y motorizados, que se mueven al otro lado de la ley, dispuestos a “luchar contra el hampa”, pero también contra los enemigos del Gobierno y contra los que osen pensar diferente a ellos a cambio de distintas retribuciones. Un ejemplo: el grupo social de Terry. Un grupo de motorizados, dotados de una pequeña artillería, afectos al oficialismo de forma abierta. Sus miembros se consideran “guerreros de la Revolución”, aunque carezcan de formación ideológica. Se mueven como pez en las aguas rojas del 23 de Enero, pero han puesto su foco en el barrio de Guarataro, donde aseguran actuar como “grupo de exterminio” contra el hampa. Algunos de sus integrantes están vinculados con organismos oficiales, incluyendo un ministerio del que reciben sobres de dinero a cambio de seguridad y de tareas de escolta de funcionarios.
En el 23 de Enero están armados hasta los dientes. Armamento militar, granadas, fusiles de asalto, vehículos militares para desplazarse por Caracas… ¿Quién está detrás? El traspaso de poderes de la administración municipal de la capital ha puesto al descubierto algo que era vox pópuli pero difícilmente demostrable. Los distintos tentáculos del oficialismo los abastecen, subvencionan y patrocinan.
Al menos 7.700 personas contratadas por el anterior alcalde, el chavista Juan Barreto, cobraban un sueldo sin desempeñar trabajos reconocidos, por un montante anual de 117 millones de bolívares fuertes (más de 43 millones de euros). En este listado se ha identificado, de momento, a 15 integrantes del colectivo Alexis Vive y a dos líderes de los Guerreros de la Vega.
A otros grupos, como La Piedrita, se les aportaba la logística. Tras atacar una concentración de los estudiantes universitarios que pedían el NO en el pasado referéndum y realizar varios disparos el 21 de enero, diez milicianos fueron detenidos por la policía de Chacao, uno de los municipios que forman el área metropolitana de Caracas. Les decomisaron dos armas y cinco motocicletas y se encontraron con que los vehículos pertenecían a la Alcaldía Mayor. Un juez puso en libertad inmediatamente a los esbirros y les devolvió sus vehículos.
Y surgen más sorpresas todos los días. Como un documento dirigido al anterior director de Recursos Humanos, con fecha de 19 de febrero de 2008:
“Reciba usted un fraternal saludo socialista, revolucionario y bolivariano, el motivo de la misma es solicitar ante usted la inclusión en mi nómina a partir de enero de los egresados en lista anexa ya que se le hizo una limpieza a la lista anterior y excluimos de la misma a las personas que están en contra del proceso y se sustituyeron por otras que están con el proceso revolucionario, todo esto autorizado por el Alcalde Mayor Juan Barreto. Atentamente, Richard Peñalver, asesor del despacho del Alcalde”.
Peñalver es uno de los pistoleros que dispararon desde el puente Llaguno contra los manifestantes que se dirigían al palacio de Miraflores, sede de la Presidencia, el 11 de abril de 2002. Murieron 19 personas y fueron heridas 110. Una grabación del canal Venevisión lo situaba en la acción. Fue juzgado y el juez chavista lo absolvió. En su nómina tenía, entre otros, a uno de los miembros destacados de la Esquina Caliente, grupo desgajado de La Piedrita. Otros de los que cobraban por esta vía han participado en la toma violenta de varias sedes de la Alcaldía Mayor, acciones con las que pretenden coaccionar al nuevo gobierno municipal.
En estas tierras cercanas al realismo mágico, la realidad ridiculiza a la ficción. Que se lo digan al nuevo secretario de Cultura. Víctor Carrillo fue retenido por esbirros milicianos de la Esquina Caliente en su propia sede. En un primer momento, amenazaron con hacerle un juicio popular. Después, se conformaron con entregarlo a la policía y a un juez. Fue acusado de alteración del orden público y resistencia a la autoridad. Carrillo había cometido un error grave, se le olvidó leer la prensa. Y es que el director general de la policía de Caracas ya lo había advertido: “Protegeremos a los invasores de las instalaciones de la Alcaldía”.
Las acciones violentas de los esbirros se intensificaron durante las semanas que precedieron al referéndum. Y fueron de tal intensidad que Chávez se vio obligado a ordenar la detención del líder de La Piedrita, Valentín Santana. Esta marcha atrás se produce después de años de impunidad. Tanta que Santana reconoció que su grupo había atacado con bombas lacrimógenas y otros dispositivos contra el Episcopado venezolano, la televisora Globovisión, el Ateneo de Caracas y un par de periodistas que no piensan como ellos. Y fue más allá: “Si pierde el sí, vamos a la guerra”. Y más aún: “Nos proponemos pasar por las armas a Marcel Granier”. Santana ya contaba con tres órdenes de detención por dos asesinatos y un homicidio frustrado. Pero parece un intocable. Como reza un cartel a la entrada de su territorio: “Aquí manda La Piedrita, el gobierno obedece”.
Lina Ron, líder de una banda de esbirros denominados ”Unidad Popular Venezolana” (sus motorizados esbirros son temidos en la capital), también fue amonestada por el presidente: “Es una buena mujer, pero tiende a llamar a la anarquía”. Ron participó en la presentación de la campaña del sí sentada junto a su coordinador general, Jorge Rodríguez, un delincuente electoral, ahora Alcalde de un Municipio Capitalino. Para que no quedara ninguna duda de su poder, acompañó al ministro Jesse Chacón a una importante reunión en el Consejo Nacional Electoral.
“Lina Ron, y a través de ella Diosdado Cabello [Un ministro corrupto y uno de los delfines de Chávez], han ayudado a La Piedrita –sostiene Lisandro Pérez Mao, líder civil del 23 de Enero–. El presidente está en la obligación de acabar con los violentos”. Ron compareció ante los medios sin un atisbo de arrepentimiento tras el tirón de orejas: “Chávez es el mesías prometido de nuestra tierra”. El periódico Tal Cual publicó que el jefe de contrainteligencia de la Disip (policía política) fue destituido tras firmar un informe que vinculaba a Cabello con La Piedrita a través de Lina Ron.
Por otro lado, también sirven como esbirros, pero mas formalmente y de una manera mas disimulada, la Guardia Nacional, El Ejercito, y las policías bajo control del régimen.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario