10 marzo, 2012
Argentina: ¡Ay Cristina! ¡Ay Argentina! – por Malú Kikuchi
“Me siento un poco como Napoleón”. Cristina Fernández, 1/3/2012
El 1° de marzo, dando inicio a las sesiones ordinarias del congreso del año en curso, Cristina Fernández de Kirchner, en su 2° presidencia (54,11% de los votos), se dirigió a la nación.
“La confusión está clarísima”. Por lo menos, la mía. Después de 3hs, 15´ de hablar sin tomarse un respiro (¡felicitaciones! por la capacidad de las cuerdas vocales), quedé confundida, abrumada, agobiada, atribulada, desconcertada, aturdida, aturullada, apabullada, pasmada, anonadada, turbada y abombada (es fácil sumar palabras).
La lluvia interminable de cifras, porcentajes y comparaciones imposibles de comprobar, sólo dejaron en evidencia, que se acabó la “caja”. Y gobernar con recursos escasos, teniendo que priorizar “fútbol para todos”, una altamente ineficiente Aerolíneas Argentinas y carísimos y populistas etcs… se hace cuesta arriba. Por eso el llanto y la desolación y el exceso de palabras.
Un autobombo imparable, un monumento al ego, “yo hago todo bien y el país nunca estuvo mejor”, “¡¡¡me siento un poco Napoleón!!!”. Además, una irrespetuosa mezcla de lo público con lo privado. Una se solidariza con el dolor de Cristina Fernández por la pérdida de su marido, a nivel personal: pero ya basta, la presidente de la nación no puede, ni debe hacer uso y abuso político de su viudez, para inspirar lástima en la ciudadanía.
A los presidentes, en los países serios, se les exige un mínimo de decoro. ¡Por favor, basta de “ÉL”! Que en paz descanse, no lo conviertan en un eterno fantasma sobrevolando el país al ritmo de los actos políticos encabezados por la viuda. Y ya que estamos, basta del luto lujoso lleno de encajes y pedrerías, pero siempre negro. No da para más.
Tampoco da para más que lo siga comparando a “ÉL” con próceres como Belgrano y San Martín. No califica. No ha tenido tiempo el tiempo para juzgarlo. Y desde ya hay una diferencia indiscutible y monetaria; Belgrano murió casi en la miseria después de haber sido muy rico (además el estado le debía a su muerte 15 sueldos de general), San Martín murió con decoro pecuniario ayudado por el banquero Alejandro María Aguado; Kirchner entró al gobierno en el 2003, rico, pero murió en el 2010 siendo un 560% más rico que 7 años antes.
En el fárrago de palabras donde todo se mezcló y nada quedó claro (salvo que se acabó la “caja” y que se va a usar de monedero al Banco Central), algunos puntos llamaron la atencion. La presidente usó, como es su costumbre, hablar en nombre propio. “Esta presidenta”, “a mi no me va” o “yo voy a “, “me siento”, siempre en forma personal. El gobierno en pleno es “ella”, se diría que el estado es “ella”. Poco republicano.
Apelando a la realidad, nadie cree las cifras del INDEC, ni Moyano, ni Yasky, ni The Economist, ni nadie que viva en el país, razón por la cual las cifras se sacaron del denostado, odioso y siempre odiado FMI. Quizás esto haya sido una aproximación a la verdad, o no. Es difícil creer cuando el engaño ha sido institucionalizado.
Acusó a Macri de tirarle los subtes por la cabeza, como si fueran un par de zapatos, algo que su gobierno hizo en diciembre tirándole los subtes por la cabeza a Macri. El jefe de gobierno le contestó que de zapatos y carteras no hablaba, porque ella de eso sabía más que él, pero que el traspaso del subte nunca se había concretado. Esto es materia opinable y le tocará a la Corte decidir un conflicto entre jurisdicciones. Cristina dio marcha atrás por 30 días y repuso a la federal en las estaciones de subte. El 1° de abril, ¿funcionarán los subtes? De Dios depende, si es que todavía se acuerda de los argentinos.
Según la presidente, Argentina es el país de América del Sur que importó más bienes en 2011. Lo que contradice la política de Guillermo Moreno que las ha prohibido, incluyendo la importación de remedios indispensables para la salud. Se puso abiertamente del lado de la minería a cielo abierto, que usa cianuro, sin recordar que “ÉL” reunió en el sambódromo (¿dónde sino?) de Gualeguaychú, al gobierno nacional y a los gobernadores (salvo Romero/Salta y Rodríguez Saa/San Luis), para atacar a la ex Botnia, en “defensa” del medio ambiente.
Propuso 3 vuelos semanales a Malvinas de AA, saliendo desde Bs. As, sin consultar a los malvinenses. Eso, un día después que en Tierra del Fuego no se permitió el descenso de los pasajeros de 2 cruceros, porque enarbolaban bandera de Bahamas y mientras los comerciantes de Ushuaia perdían ventas, los chilenos de Punta Arenas, hacían negocio. Y Débora Giorgi pidió a las empresas que no compraran nada al Reino Unido. Un canto a la coherencia.
Defendió el estado de los trenes argentinos, ¡hay que tener cara! Y dijo que lo que no nos permite tener los mejores trenes del mundo es culpa de Cavallo y el corralito (2001). Los gobiernos K llevan casi 9 años en el poder y no han renegociados los contratos ferroviarios. No mencionó el tema de los controles obligatorios que debe hacer el estado que preside.
Curiosa falta de controles en un gobierno que controla desde la prensa escrita, a la virtual, pasando por teléfonos, medios audio visuales, organizaciones sociales, sindicatos y opositores. Basta recordar el Proyecto X y a la ministra Garré, intentando dar inexplicables explicaciones, que ni ella cree.
Dijo que los maestros trabajan poco y sólo hablan de salarios. Puede que algo de razón tenga. Pero lo dijo en un recinto donde los que se aumentaron los salarios en un 100%, trabajan menos y se toman demasiadas vacaciones. El año pasado los legisladores casi no trabajaron, pero cobraron. Era un año electoral, tiempos de hacer politiquería y … olvidarse de la patria.
Resumiendo, tarea prácticamente imposible, Argentina es el mejor país del planeta, a salvo de las turbulencias que acosan a los países del 1° mundo, a salvo de los vaivenes de los países pobres, con una conducción político/económica única, excepcional, copiada por los países que quieren salir de la crisis. Nuestra educación es ejemplar (no se entiende por qué estamos tan bajos en las encuestas educativas), la inclusión social es envidiable, y mejor, imposible.
Cristina, ¿cree lo que dice? ¿Inventa, miente o la engañan? Lo cierto es que “la caja” está vacía, hay que hacer “sintonía fina”, así rebautizó al ajuste, y todo eso rodeado de palabras, muchas palabras; cifras, muchas cifras; comparaciones, muchas comparaciones que dejan bien al gobierno y todo el blablablá que entra en 3 hs, 15´. Tiempo insuficiente para decir 3 palabras: inseguridad, inflación, corrupción. De eso, Cristina no habla.
Dentro de mi total confusión, lo único que me queda claro es que la presidente y yo, vivimos en países diferentes, aunque se llamen igual y tengan la misma situación geográfica.
P.D. En 3 hs., 15´, la presidente no tuvo tiempo de dejar formalmente inauguradas las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, razón por la cual habló 3hs y 15´.
Fuente: La Caja de Pandora (Argentina)
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