15 marzo, 2012

¿Y si llegáremos a reformar, nuestro Presidente actuaría con la firmeza y visión de Rajoy?

No sólo no le echará el paquete al siguiente mandatario, sino que intentará concretar las reformas siempre pospuestas.

Ángel Verdugo
Las noticias que siguen llegando de España acerca de la actuación de Mariano Rajoy, ofrecen un buen ejemplo del actuar responsable de un verdadero jefe de Estado cuando enfrenta situaciones difíciles creadas por reformas impopulares y dolorosas, pero imperativas y urgentes.


Millones de españoles que pensaron que “pegando ladrillos” llegarían al paraíso terrenal, enfrentan hoy la cruda realidad de que eso, además de falso, tiene altísimos costos para ellos y el país entero. La realidad llegó para quedarse y los que por años vivieron casi un cuento de hadas, se ven obligados a reconocer que el sapo que besaron, no fue ni princesa ni príncipe sino sólo eso, un simple y feo batracio.
La firmeza de Rajoy ante la amenaza de huelga general de los que la gozaron pero no quieren pagar la cuenta, es digna de ser imitada; aquí, donde un puñado de pelafustanes mantiene por semanas un plantón y causa con ello daños incalculables a decenas de pequeños empresarios y hace perder su empleo a centenas de trabajadores; aquí, donde unas cuantas decenas de vividores del erario bloquean el Periférico o cualquier otra vía que se les antoje para causar perjuicios imposibles de cuantificar, no saben lo cerca que están —aquéllos y éstos— de tener que enfrentar reformas similares a las que ha debido concretar España estas últimas semanas.
Si llegáremos en México a un momento similar, ¿qué actitud adoptaría el Presidente en turno? ¿Reaccionaría —como hoy reacciona Rajoy— ante las protestas seguramente violentas de aquellos que se resistirían a perder el paraíso gratuito del que hoy disfrutan?
¿Qué haría nuestro Presidente para romper con la práctica perversa de posponer, una y otra vez las reformas imperativas al amparo de “El que venga atrás, que arree”? ¿Acabará Peña con esa práctica, o también se lo dejará a su sucesor?
Espero no estar equivocado y aún cuando muchos lo duden, estoy convencido que no sólo no le echará el paquete al siguiente, sino que intentará, con todos los elementos que el ser Presidente de la República le otorga y el apoyo de casi todos, concretar las reformas siempre pospuestas.
Por otra parte, bien haríamos en seguir de cerca el proceso español; mucho aprenderíamos. Si guardáremos las debidas proporciones y tomáremos en cuenta las diferencias que no son pocas, podríamos afirmar que somos parecidos a los españoles en eso de llegar al paraíso “pegando ladrillos”. Creemos —porque es una creencia sin lógica y sustento alguno—, que aún cuando no haya sustentabilidad financiera podremos disfrutar siempre de jugosas pensiones dado que tenemos los ingresos petroleros.
Hoy, España no está sola; la acompañan Grecia y Portugal y mañana, quizás Italia junto con algún país europeo de aquellos a los que el padrecito Stalin impuso el socialismo y el sueño de opio de la “Dictadura del Proletariado”; éstos, debieron aguantar casi 50 años para recuperar la senda de la libertad y el crecimiento para así construir una economía de mercado y la democracia.
Aquí —desde siempre—, nos hemos negado con la peor y más estúpida de las irracionalidades, a reconocer que no hay más salida que la del mercado y la democracia; buscamos “salidas intermedias” o “terceras vías” con tal de no reconocer que nos equivocamos. Es aquí donde reside lo importante que es seguir lo que pasa en España para ver lo que podría pasarnos si no reformáremos a tiempo; es decir, antes de la debacle.

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