El movimiento estudiantil mexicano se define contra Enrique Peña Nieto
La primera asamblea reúne a centenares de jóvenes en la Universidad Autónoma de México
Raquel Seco
México
El Movimiento #YoSoy132
ha vuelto este miércoles a sus orígenes, las facultades, para la
primera asamblea general en la que han definido su postura política como
apartidista, aunque claramente contraria a Enrique Peña Nieto,
candidato del PRI y favorito en las encuestas para las presidenciales de
México
del próximo 1 de julio. La primera afirmación supone que, como
movimiento, se niegan a ser “manipulados” por ninguna opción política.
La segunda, que los activistas ahora deben elegir entre el voto útil
(extraoficialmente se trata del candidato del PRD, Andrés Manuel López
Obrador), la abstención o el voto masivo en blanco o nulo.
El movimiento, que el viernes pasado reunió a miles de jóvenes en el centro del Distrito Federal contra la manipulación informativa, nunca se había caracterizado por su simpatía hacia Peña Nieto: el germen de la protesta está en el abucheo de 131 alumnos de la Universidad Iberoamericana al candidato del PRI. Pero desde los inicios se percibía cierta división entre quienes querían convertir las manifestaciones en una protesta contra el PRI, e incluso a favor de otros candidatos (hubo también concentraciones a favor de López Obrador) y quienes preferían mantenerse al margen de las formaciones políticas.
La comunicación es complicada y a veces caótica, como en el 15-M. Finalmente no ha habido votación de todos los participantes, como algunos preveían, pero el movimiento ya tiene color político: las propuestas de este miércoles son resolutivas, explica Edgar Tafolla, uno de los coordinadores de comunicación. El próximo paso es llevar esas ideas a las asambleas locales, donde el propósito es difundirlas y enriquecerlas, subraya.
Desde las 12 de la mañana, portavoces de 54 universidades públicas y privadas de toda la República se concentraron en la explanada central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Recuperaban así, con carteles, camisetas #YoSoy132 y folletos caseros, un símbolo de protestas estudiantiles. Así lo recuerda César Ruiz, de 25 años, que cursa Estudios Latinoamericanos en la misma UNAM y que se muestra ilusionado: “La última gran movilización de la UNAM fue la huelga de 1999. La única huella que hemos podido dejar hasta ahora los que crecimos entre el año 2000 y el 2012 fue en nuestra credencial electoral”.
En 15 mesas de trabajo esparcidas a lo largo y lo ancho de una explanada inmensa, los jóvenes discutían la postura política del movimiento, pero también la situación de los medios de comunicación, el futuro de #YoSoy132 después de las elecciones y los posicionamientos en materia de Medio Ambiente o Cultura. Después, a partir de las seis de la tarde, los portavoces se sucedieron sobre un escenario haciendo continuos recordatorios de la represión de las protestas de Atenco, la situación de inseguridad de los gobiernos de Cherán o los feminicidios de Ciudad Juárez. Abundaron también las peticiones de juicio a Felipe Calderón por las muertes de esta guerra contra el narco, y las alusiones a movimientos extranjeros. De hecho, representantes de los indignados españoles (y de los estadounidenses de Occupy Wall Street) tienen previsto reunirse con los estudiantes mexicanos este mismo fin de semana. La coordinadora planifica otra marcha del #YoSoy132 para el próximo 5 de junio.
La duda, exactamente un mes antes de las elecciones presidenciales de México, es si las movilizaciones juveniles se traducirán en votos. En el caso del 15-M (un referente para muchos de los participantes, que también han visto como las protestas proliferan en la primavera árabe, Chile o EE UU) no fue así. La gran preocupación del Yo Soy 132, por el momento, parece ser asegurar unas elecciones limpias. Para este jueves han anunciado una concentración ante el Instituto Federal Electoral (IFE) para exigir la retransmisión en vivo del debate a nivel nacional, una petición rechazada este mismo miércoles.
El movimiento, que el viernes pasado reunió a miles de jóvenes en el centro del Distrito Federal contra la manipulación informativa, nunca se había caracterizado por su simpatía hacia Peña Nieto: el germen de la protesta está en el abucheo de 131 alumnos de la Universidad Iberoamericana al candidato del PRI. Pero desde los inicios se percibía cierta división entre quienes querían convertir las manifestaciones en una protesta contra el PRI, e incluso a favor de otros candidatos (hubo también concentraciones a favor de López Obrador) y quienes preferían mantenerse al margen de las formaciones políticas.
La comunicación es complicada y a veces caótica, como en el 15-M. Finalmente no ha habido votación de todos los participantes, como algunos preveían, pero el movimiento ya tiene color político: las propuestas de este miércoles son resolutivas, explica Edgar Tafolla, uno de los coordinadores de comunicación. El próximo paso es llevar esas ideas a las asambleas locales, donde el propósito es difundirlas y enriquecerlas, subraya.
Desde las 12 de la mañana, portavoces de 54 universidades públicas y privadas de toda la República se concentraron en la explanada central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Recuperaban así, con carteles, camisetas #YoSoy132 y folletos caseros, un símbolo de protestas estudiantiles. Así lo recuerda César Ruiz, de 25 años, que cursa Estudios Latinoamericanos en la misma UNAM y que se muestra ilusionado: “La última gran movilización de la UNAM fue la huelga de 1999. La única huella que hemos podido dejar hasta ahora los que crecimos entre el año 2000 y el 2012 fue en nuestra credencial electoral”.
En 15 mesas de trabajo esparcidas a lo largo y lo ancho de una explanada inmensa, los jóvenes discutían la postura política del movimiento, pero también la situación de los medios de comunicación, el futuro de #YoSoy132 después de las elecciones y los posicionamientos en materia de Medio Ambiente o Cultura. Después, a partir de las seis de la tarde, los portavoces se sucedieron sobre un escenario haciendo continuos recordatorios de la represión de las protestas de Atenco, la situación de inseguridad de los gobiernos de Cherán o los feminicidios de Ciudad Juárez. Abundaron también las peticiones de juicio a Felipe Calderón por las muertes de esta guerra contra el narco, y las alusiones a movimientos extranjeros. De hecho, representantes de los indignados españoles (y de los estadounidenses de Occupy Wall Street) tienen previsto reunirse con los estudiantes mexicanos este mismo fin de semana. La coordinadora planifica otra marcha del #YoSoy132 para el próximo 5 de junio.
La duda, exactamente un mes antes de las elecciones presidenciales de México, es si las movilizaciones juveniles se traducirán en votos. En el caso del 15-M (un referente para muchos de los participantes, que también han visto como las protestas proliferan en la primavera árabe, Chile o EE UU) no fue así. La gran preocupación del Yo Soy 132, por el momento, parece ser asegurar unas elecciones limpias. Para este jueves han anunciado una concentración ante el Instituto Federal Electoral (IFE) para exigir la retransmisión en vivo del debate a nivel nacional, una petición rechazada este mismo miércoles.
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