¿En qué se parecen Obama y Evita?
Por Alejandro A. Tagliavini
"Voy a proponer... la necesaria
reducción del déficit con el indispensable estímulo de la economía", ha
dicho Hollande, que exigirá a Merkel el final del "duopolio
francoalemán", cuando asumía con sobriedad republicana como el séptimo
presidente de la V República Francesa y el segundo socialista desde la
posguerra.
El PIB de la eurozona evitó la recesión,
en el primer trimestre de 2012, gracias a que Alemania (que concentra
el 27% del PIB euro) supuestamente creció 0,5%, según Eurostat que
asegura que Francia está estancada mientras caen Italia (0,8%), España
(0,3%), Holanda (0,2%) y Grecia (6,2%) que ya ha perdido más del 20% en
cuatro años. Entre tanto, el PIB de EEUU crece 0,5%. En los mercados ya
se habla del corralito (gran invento argentino) en España, pero "se
quedan tranquilos" cuando, el mismo gobierno que dice ser promercado y
estatiza Bankia, descarta esa hipótesis como "un salto al vacío
irracional".
Durante un acto en apoyo a su reelección, en Nueva York, convocado por la organización Futuro Fund y la comunidad gay norteamericana, Obama recomendó que "Aquellos que no hayan visto Evita aún, deberían hacerlo", frente a Ricky Martin que trabaja en el musical sobre la icónica figura argentina en Broadway.
En fin, al mejor estilo estatista, de derechas e izquierdas, la vieja y trillada propuesta de Hollande de bajar el déficit sin detener "el estímulo" (el gasto) implica aumentar la presión tributaria. Así le va a Europa, es que sucede que, más impuestos, implican menos recursos en el sector privado que es el que produce. Así, mientras que nadie rehúye pagar por un recurso que le sirve para ganar aún más dinero (para producir), en 2011, 1.780 estadounidenses renunciaron a la nacionalidad para evitar tener que presentar información al Servicio Interno de Impuestos (IRS, en inglés), mientras que en 2010 fueron 1.485 personas, duplicando la cifra del año previo.
Cuenta Daniel J. Mitchell, en The Wall Street Journal, que en 2001 en Suiza, el 85% votó a favor de una ley, "freno a la deuda", que exige que el gasto del Estado central no crezca más rápido que los ingresos. Antes de que entrara en vigor, el gasto público se expandía un 4,3% anual y ahora 2,6% anual. Además, es difícil que los políticos aumenten el límite de gasto elevando los impuestos, ya que las tasas máximas son fijadas constitucionalmente (11,5% sobre la renta, 8% de IVA, 8,5% de impuestos corporativos, etc.).
Aunque el sistema no es lo ideal, lo cierto es que el gasto anual del Estado central hoy no llega al 20% del PIB, y el gasto total en todos los niveles del Estado es del 34% del PIB, 36% menos que antes del "freno a la deuda". En EEUU, el total del gasto del gobierno aumentó a 41% del PIB de 36%, durante el mismo período. Entre 2005 y 2010, cuando el promedio de deuda en la eurozona subió a 85% del PIB desde el 70%, la deuda general del Estado suizo se redujo a 40% del PIB desde el 53%. La deuda ahora es de 36,5% del PIB.
Obviamente, los políticos no quieren restricciones a su capacidad de comprar votos con el dinero ajeno, pero las personas están comenzando a tener consciencia de que este negocio "como costumbre" ya no es aceptable, salvo en países políticamente subdesarrollados, discípulos de Evita, como en Argentina y Venezuela, a la que Obama mira con tanta admiración.
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