26 junio, 2012

La elección está definida


La elección está definida

Pablo Hiriart

Nunca un candidato presidencial había sido tan calumniado, acosado e investigado como Enrique Peña Nieto. Y sin embargo va a ganar.

La frase “López Obrador es un peligro para México” es juego de niños al lado de lo que se ha dicho y escrito contra Peña en libros, libelos, periódicos, videos, propaganda en televisión, la metralla en redes sociales, marchas y movimientos para satanizarlo.




Hasta una película financiada con dinero del Estado —en la que mezclan de manera aviesa ficción y realidad— se hizo para bajarlo de las preferencias ciudadanas.


No pudieron con él. Resistió y se mantuvo en punta desde el principio hasta el final de la contienda.


¿Por qué? Por su capacidad para conectar con la población y la sensatez de sus propuestas. Su equipo de campaña funcionó de manera profesional y en su partido no hubo divisiones.


Desde luego la explicación es mucho más amplia, pero en síntesis ahí están las razones por las cuales nunca bajó del 40 por ciento de las preferencias.


Fue mejor candidato que Josefina y López Obrador.


La abanderada del PAN pintaba como una gran contendiente, pero muy pronto se vio como una figura frágil, solitaria e imprevisible.


Se presentó como “diferente” a Felipe Calderón y en el círculo de Los Pinos acusaron de recibido ese golpe innecesario.


Concentró sus ataques en Peña Nieto y lanzó guiños a López Obrador que desconcertaron al electorado.

¿Con quién iba a gobernar Josefina en caso de ganar?


Terminó su campaña con la desbandada de figuras emblemáticas de su partido.


Su mentor, Vicente Fox, llamó a votar por Peña Nieto.


Digan lo que digan los panistas de Fox (sobre todo, a toro pasado), él los metió a Los Pinos. Y no fueron capaces de sumarlo a la campaña.


La familia Clouthier (Manuel y Tatiana), símbolo del resurgimiento de Acción Nacional, acabó por dar su apoyo activo a López Obrador.


El candidato del PRD-PT-MC llegará más lejos de lo esperado porque lo subestimaron. Sus desmanes como candidato derrotado en 2006 no necesariamente lo iban a mandar a una votación del 18 por ciento, como supusieron sus opositores.
Pero lo que ha hecho no le da para ganar. Tampoco para alcanzar un porcentaje similar al obtenido hace seis años.


La polarización y el encono que promueven sus seguidores jugaron en su contra.


Buena parte de la ciudadanía sabe que López Obrador no es un demócrata, y lo que se ha avanzado en el país en ese renglón no es para echarlo a la basura.


Su credibilidad como un demócrata es escasa. Ya sabemos lo que va a hacer la noche de este domingo y en los días posteriores.


Al proyecto económico de López Obrador le falta una mitad: cómo va a financiarlo. Esa invalidez programática ha quedado expuesta en entrevistas y debates.


Por eso, entre otras razones, creo que la elección está decidida. Por mucho o por poco, pero ya está definida.

 

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