Congruencias e incongruencias
Rafael Álvarez Cordero
¿Qué
hace el Presidente cuando felicita a EPN la misma noche de la elección, y luego
pone en duda el resultado de la contienda?
¿Qué
te han parecido los resultados de la elección?
-Bueno,
yo creo que hay congruencias e incongruencias y los actores se comportaron unos
congruentes y otros no; el más congruente es sin duda Andrés Manuel López
Obrador.
-¿Cómo
te atreves a decir eso?
-Por
las evidencias, compadre, por las evidencias. López Obrador es el más
congruente porque siempre ha sido como es ahora, nació en Tabasco, tierra de
plátanos, y desde entonces soñó con ser presidente (de una república bananera),
quiso ser gobernador en 1988, perdió, y escribió su libro Tabasco, víctima de un fraude;
siempre congruente, después de maniobras de resistencia civil, quiso en 1994
ser de nuevo gobernador, le ganó Roberto Madrazo y viajó hasta México para
mostrar 250 mil documentos que “demostraban el fraude del PRI” con un gasto 40
veces superior al permitido, y volvió a perder, pero fiel a su idea, llegó a
ser jefe de Gobierno del Distrito Federal, en donde tú recuerdas su gestión y
cómo se fue deshaciendo de quienes lo habían ayudado, comenzando por el
ingeniero Cárdenas; en todo ha sido congruente, compadre, quiso ser presidente,
pasó por encima de sus compañeros y compitió, perdió y no aceptó la derrota, tú
y yo y millones de capitalinos vivimos el bloqueo de Reforma, y luego supimos
que escribió un libro La
mafia que nos robó la presidencia y en el colmo del delirio se
proclamó “presidente
legítimo”.
Y
ahora, en aras de su congruencia, por meses estuvo pregonando que tenía ganada
la elección, fiel a su
obsesión personal, ignoró los mensajes y los consejos de sus
cercanos colaboradores, perdió una vez más. ¿Y tú crees que dejaría de
ser congruente?, pues no, porque después de haber firmado en el IFE un acuerdo
para reconocer los resultados de la elección, ¡oh, sorpresa!, no los reconoce y
está juntando, no 250 mil documentos, sino cinco millones para demostrar que
hubo fraude.
-Bueno,
siendo así, acepto que sea congruente consigo mismo.
-Sí,
porque parece que está
en su mente la idea de que es un predestinado, que tiene una
misión suprema que cumplir, y me recuerda a algunos dictadores y sátrapas del
mundo que han sido así, creen sólo en sí mismos y hacen todo para conseguir el
poder; lo dicho, López Obrador es congruente.
-¿Y
quiénes no son congruentes?
-De
entrada, los que, ilusos, creyeron y aún ahora creen que López Obrador había
cambiado y aceptaría las reglas del juego. Incongruentes, porque como dice
Alicia: “Él es como es”. Pensar que fuera diferente sería una incongruencia.
-¿Y
quiénes más?
-Pues
por lo pronto los panistas, de Calderón para abajo; ¿qué hace el Presidente
cuando felicita a Enrique Peña Nieto la misma noche de la elección, y luego
pone en duda el resultado de la contienda?, ¿qué hace Josefina Vázquez Mota que
con elegancia aceptó su derrota en las urnas y ahora se une para denostar al
ganador?, ¿qué hace Gustavo Madero al hablar de que se unirá al PRD en las
demandas y luego —incongruente— decir que se unirá “sólo en algunas”? Luego te
contaré de otros incongruentes más.
-O
sea, compadre, que
vivimos entre congruentes e incongruentes, ¿y el país?, bien,
gracias.
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