Dos enemigos de México
El primer enemigo de México es el
narcotráfico; el segundo es AMLO, porque ambos atentan con diferentes
herramientas, pero objetivos similares, en contra de las instituciones de la
República. Los primeros recurren a las armas y al dinero para “convencer...”.
AMLO
toma las calles para intimidar al estilo de Mussolini, sin que sea posible
excluir la posibilidad de una invitación encubierta a la violencia en cualquiera
de sus manifestaciones.
Después
de una jornada cívica ejemplar en la que el mundo tuvo sus ojos puestos en
México, una de las grandes potencias económicas de nuestros tiempos; después de
que casi todos los aspirantes a la presidencia aceptaron el resultado del
escrutinio del IFE.
Después
de que Calderón admitió el triunfo de Peña Nieto; después de que AMLO suscribió
unpacto de civilidad y se comprometió a acatar la voluntad de la ciudadanía y,
lo más importante.
Después
de que 18 millones de compatriotas votaron para impedir el triunfo de AMLO, un
impresentable indigno de participar en los comicios del México del siglo XXI,
ahora este troglodita
encorbatado, extraído de los pantanos tabasqueños, alegando
“actos inequitativos plagados de irregularidades antes y después del proceso”,
pesar de que dos millones de mexicanos verificaron la certeza de las
elecciones, aduce en sumesianismo, que no sabía de las “inequidades” cuando
firmó el pacto de civilidad ante el IFE...
¿Perdió
porque sí...? ¿Pensaba, en su vesania, que nos íbamos a tragar aquello de que
distribuiría el presupuesto federal a razón de 11 mil pesos por familia,
etc...? ¡Ja!
AMLO
es el mismo sujeto
antediluviano que tomó pozos petroleros; el émulo de Chávez que
trató de impedir por la fuerza la toma de posesión de Calderón; un cavernario que bloqueó el
Paseo de la Reforma.
Un
raro personaje de la fauna pleistocénica que se erigió como presidente
legítimo, el supuesto venerador de Juárez, que olvida el principio de “El
Respeto al derecho ajeno es la paz”, desde que comienza por ignorar la voluntad
de sus propios conciudadanos, para él,
unos enfermos masoquistas, que no pueden prescindir de un
sádico llamado AMLO, el mismo que ahora amenaza veladamente con una convulsión
social negando la salud mental de quienes rechazamos su candidatura.
Coincido
con su idea de esperar el resultado definitivo, pero estoy en contra de que no
acepte sin condiciones y de antemano, el veredicto de la autoridad.
Son
obvias las dobles intenciones. AMLO
mandó al diablo a las instituciones al igual que intentan
lograrlo los narcos con otras estrategias, pero idénticos objetivos.
¿Una
exageración compararlo con el terrorismo del narcotráfico si pretende enfrentar
en las calles a 15 millones de votantes en contra de los 18 que lo derrotaron?
¿AMLO pretende incendiar al país porque su ego se lastimó? ¿Busca a una madre
que lo consuele?
Es
la hora del rompimiento de Ebrard con la sinrazón, salvo que esté dispuesto a exponer su
futuro en una jugada de demencia suicida: quienes apoyen a AMLO
en las calles y no en los tribunales competentes, serán cómplices golpistas en
contra las instituciones de la República que los 49 millones de votantes
deseamos preservar sin mandarlas “al diablo...” ¿Su “gabinete” está con él...?
AMLO
y los narcos: los dos
grandes enemigos de la instituciones republicanas... Al
tiempo...
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