REFLEXIONES LIBERTARIAS
EL OCASO DE LA AGRICULTURA
Ricardo Valenzuela
El arte de la política es un de los grandes misterios que provoca pasiones incontrolables. Ha parido Institutos, programas especiales de Universidades, facultades de Ciencias Políticas. La política ha producido grandes hombres pero también grandes tiranos; tal vez por ello Platón afirmaba que todo hombre era un animal político. Sin embargo, hay un ingrediente en ella que fortalece o debilita a los hombres que la practican, obviamente a los países en donde la practican: La economía. Un político con una economía próspera, se le enaltece como “genio político” y se arma de gran poder, viceversa, un líder con una economía enferma, nunca podrá disfrutar de esos manjares.
El ejemplo más dramático de este fenómeno lo encontramos en la elección presidencial de los EU de 1980 cuando Carter que, con una economía cojeando y malherida, se dirigía hacia una de las más graves crisis de los últimos 30 años y fue así derrotado por un Ronald Reagan quien trasmitía al pueblo americano la visión de una nueva era la cual definía con la frase: “Voy a quitarles al gobierno de sus espaldas.” Con ello anunciaba el final de otra, la del expansivo gobierno que había tomado por asalto del país desde los años 30 con el New Deal de Roosevelt, llegando a controlar mas del 50% del ingreso nacional. Reagan así procedió a sentar las bases para iniciar uno de los periodos de prosperidad más largos de la historia. ¿Cuál era su arma? regresar a lo básico; dejar operar las leyes de oferta y demanda.
Fue también la economía lo que hiciera a Bush I perder la elección de 1992 con el grito del diabólico James Carvill; “Es la economía estúpido” recordando al pueblo la forma en que el Presidente había renegado de su promesa de no agredirlos con mas impuestos. Clinton iniciaría un mandato de prosperidad insólita cortesía de las reformas estructuradas en los 80s. Cuando Clinton intentó cambiar el rumbo tratando de “humanizar” su manejo, el pueblo americano le envió su mensaje de protesta eligiendo en 1994 un Congreso Republicano por primera vez en los últimos 40 años. Pero ese camaleón de la ciencia entendió de inmediato la misiva y con la ayuda del asesor celestial Dick Morris, sufrió la transformación para convertirse en un pequeño Reagan.
Sin embargo, ahora nos encontramos ante una confusa situación. El nuevo Bush llegó al poder hace arbolando una bandera libertaria: Recorte de impuestos, encogimiento de la monstruosa burocracia, más mercado y menos Estado. Pero, ¿serían estas sólo palabras huecas? En estos momentos hay gran preocupación entre los verdaderos libertarios por el rumbo que ha tomado esta administración. Los EU se encuentran en el proceso de expansión del gasto gubernamental mas grande desde la era de Lyndon Johnson. El gasto social se ha incrementado más en los últimos dos años de Bush (96 Billones) que en los seis de Clinton. Aun cuando algunos economistas atribuyen esto al programa de estímulo de la economía afectada por el terrorismo, se teme esto pueda producir el efecto contrario.
Durante el último año y medio la actividad que mas crecimiento ha tenido en los EU es el gobierno. En la breve recesión del 2001 el sector privado del país sólo creció un raquítico 0.5%, pero para el sector gubernamental no hubo recesión pues su gasto se expandió en un 6%. La información disponible nos indica que durante el primer trimestre de este año la actividad de la iniciativa privada tuvo un repunte de un 5%, lo cual confirma que la recuperación ha tomado su paso; pero también nos indica que el gasto gubernamental crecerá el doble. A este paso el famoso despilfarrador Tip O’Nill, y sus herederos Ted Kennedy y el resto de congresistas demócratas que se les describe gastando como marineros borrachos, palidecerán y serán considerados “tacaños.”
Ante este panorama hay acontecimientos que no sólo preocupan; ya han causado alarma: los impuestos establecidos para la importación de acero y algunas maderas, acto que va en contra de toda la filosofía de libertad de comercio que tanto expuso Bush en su campaña, y el peligro de las represalias de parte de los países afectados que amenazan con provocar una guerra comercial. Pero más preocupante ha sido el decreto ya firmado ley por el Presidente, en el cual se aprueban casi 200,000 millones de dólares de nuevos subsidios a la agricultura. Esto será una marca histórica de injusta transferencia de riqueza no tanto a los agricultores, sino a empresas de la magnitud de Archer—Daniels Midland, uno de los “mantenidos” que ya en estos momentos chupa billones de los impuestos del pueblo.
El patito feo del proceso global de liberación de las economías, sin duda ha sido la agricultura que permanece en una situación completamente artificial y en un mundo de fantasía. Los EU han sido los líderes de este movimiento, sin embargo, su liberación no la han llevado al campo. Esto ha provocado que en el ámbito mundial las tarifas de importación de productos agrícolas se hallen estacionadas en un 65% promedio, mientras que el promedio del resto de productos con los que se comercia no llega al 5%. Esta grave decisión desactiva el histórico Decreto de 1996 “Acto de Libertad Agrícola” que pretendía destetar a los agricultores de la cobija de papá gobierno abriendo la agricultura mundial—especialmente la de Europa y Japón--- al juego del mercado.
En esta era en la cual después de grandes enfrentamientos se había convencido a los europeos de iniciar esta liberalización, los EU se dirigen hacia el rumbo opuesto. El mismo Comisionado de Agricultura de los EU afirma: “No podemos negociar sobre las bases de hagan lo que digo, no lo que yo hago.” Esta nueva ronda de subsidios viola los acuerdos de la Ronda de Uruguay y más grave, amenaza el establecimiento de la zona de libre comercio de todas las Americas. Los agricultores americanos no necesitan limosnas, deben de entender que la liberalización de los mercados les da mas que los subsidios. Desde el inicio del TLC las exportaciones de productos agrícolas a México se han duplicado—la gran queja de los agricultores mexicanos.
Este cambio radical de la posición de Bush tendrá una seria repercusión en la agricultura mexicana que ya se encuentra boqueando y llorando por mas de lo mismo; subsidios, apoyos, capital que en primer lugar el gobierno no tiene y además no debería ser su papel; en segundo concurren a provocar un caos de la actividad aun más grande del que hemos vivido durante años, por falta de “valor político” para estacionar esta actividad en el mundo real; el mundo del mercado. La sobreproducción que provocarán estos subsidios deprimirá los precios de los productos mismos con los que los agricultores americanos sepultarán a México. Buena noticia para los consumidores de perdida—que pena que no sea una consecuencia del orden espontáneo y natural. ¿Estará Bush al igual que su padre reculando de sus promesas de campaña.? Pero este año hay elecciones; ¿Quién dijo que la democracia era barata.? “Uno de sus grandes misterios.”
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